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Las recompras de acciones en EE UU se multiplican casi por 20

Las compañías estadounidenses se han lanzado al mercado a la caza de sus propias acciones en Bolsa. En los ocho días previos a los atentados terroristas tan sólo se produjo una docena de anuncios de recompra. Pero desde el día 12 de septiembre, el número de este tipo de operaciones se ha multiplicado casi por 20, hasta las 225. Aunque la excepcionalidad de los acontecimientos ha disparado el número de recompras (ola de patriotismo, precios bajos y normativa más laxa), lo cierto es que existen razones financieras que explican este fenómeno.

Las recompras de títulos se pusieron muy de moda hace unos años coincidiendo con las teorías de creación de valor. La finalidad de estas operaciones iba muchas veces encaminada a contentar al accionista. No obstante, con el objetivo de evitar acciones puramente especulativas, el organismo regulador de los mercados estadounidenses (SEC en sus siglas en inglés) tenía normas muy estrictas sobre este tipo de operaciones.

Pero tras los atentados terroristas del 11 de septiembre, la SEC relajó sus normas para evitar un crash bursátil: el aumento de las recompras estabilizaría el precio de las acciones una vez se reabrieran los mercados. Sea por una normativa más laxa o por la ola de patriotismo, el número de recompras se ha multiplicado en las últimas semanas. ¿Qué se esconde detrás de este tipo de operaciones?

Tal y como se ha indicado al principio, muchas empresas utilizan este instrumento para retribuir al accionista. La razón es simple, si una compañía dice que va a recomprar (y después amortizar) un número determinado de acciones a un precio superior al de mercado, automáticamente genera una subida de las mismas hasta el precio de recompra.

También podemos acudir a la lógica de oferta y demanda. Si la demanda se mantiene, pero hay menos oferta de títulos, sube el precio de la acción. El accionista obtiene entonces unas ganancias de capital que, además, implican una carga impositiva menor que los dividendos. Una vez vendidas las acciones a un precio mayor al de compra, se tributa por la plusvalía, mientras que los dividendos están sujetos a una doble carga impositiva, la del impuesto de sociedades de la compañía y a la retención que se efectúa al accionista cuando recibe su dividendo.

Asimismo, y para las compañías que reparten dividendo, las recompras de acciones no sólo aumentan el porcentaje relativo que tiene cada accionista sobre la compañía, sino que también incrementan la parte proporcional de los beneficios que le corresponde a cada accionista. Es decir, asumiendo que los beneficios de una empresa son constantes en el tiempo, tras la recompra el accionista tiene derecho a una parte mayor de los beneficios empresariales.

Al mismo tiempo una recompra maquilla la radiografía financiera de la compañía, ya que aumentan los ratios de beneficio por acción y de retorno sobre los activos en circulación.

 

La regla de oro, la acción debe estar infravalorada

Cualquier operación de recompra de acciones debe seguir una regla de oro, señalan los analistas de Crédit Suisse First Boston (CSFB): una compañía debe recomprar sus acciones sólo si éstas cotizan por debajo del valor esperado o cuando no se puede llevar a cabo ninguna otra alternativa de inversión.

Es decir, los gestores de una empresa aciertan en su decisión de recomprar acciones sólo si pueden obtener un beneficio financiero. Para CSFB esta regla exige, además, un par de corolarios: la rentabilidad de una recompra depende de cómo es de profunda esa infravaloración y la compañía debe primar la recompra antes que llevar a cabo una inversión que no genere valor. Una vez más el valor para el accionista es uno de los pivotes centrales sobre los que ronda cualquier decisión de recompra. De hecho, en muchas ocasiones las compañías han acudido a las recompras con la intención de demostrar que las acciones estaban infravaloradas y provocar repuntes en Bolsa. Para distinguir una recompra especulativa de otra con verdaderos argumentos, CSFB recomienda echar un vistazo a la cuantía. "Las señales son buenas cuanto más grande sea la recompra y cuando los directivos que poseen acciones no venden".

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