El BCE mantiene tipos e interviene para que no suba más el yen
La intervención conjunta de los bancos centrales de Europa, Japón y la Reserva Federal de Nueva York impidió ayer una caída del dólar y un nuevo ascenso del yen. A iniciativa del Banco de Japón, las tres autoridades monetarias compraron masivamente la divisa estadounidense, aunque la Reserva neoyorquina se negó a confirmar o a negar su participación en la operación. En Washington, el presidente George Bush presentó un plan para reforzar la seguridad aérea y, al mismo tiempo, reactivar la debilitada industria del sector, luego de los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre. El Gobierno de Washington invertirá 90.000 millones de pesetas en seguridad.
La Reserva Federal de Nueva York evitó ayer cualquier comentario sobre la rápida sucesión de intervenciones capitaneadas ayer por el Banco de Japón, que logró aupar la moneda estadounidense hasta los 119 yenes. Fuentes japonesas, sin embargo, sostuvieron que parte de esta operación se realizó a través el banco central neoyorquino. También participó en este esfuerzo el Banco Central Europeo, que ayer, como se esperaba, mantuvo tipos.
Tokio volvió a intervenir ayer para debilitar al yen y así tratar de evitar que sus exportaciones se sigan encareciendo. El Ministerio de Finanzas confirmó que la moneda japonesa se vendió en repetidas ocasiones a cambio de euros y dólares. La operación surtió efecto: la moneda estadounidense cotizaba ayer por la tarde en 119,7 yenes, frente a los 117,7 de la víspera. También el euro se fortaleció frente a la divisa japonesa (109,84, frente a 108,7)
"No se trata de fortalecer el dólar sino de estabilizar nuestra moneda", manifestó el ministro de Finanzas japonés, Masajuro Shiokawa. Es ésta la sexta intervención por parte del Banco de Japón en apenas dos semanas.
Según un alto funcionario del Ministerio de Finanzas en Tokio, parte de las intervenciones se realizó a través de la Reserva Federal en Nueva York, que, sin embargo, declinó cualquier comentario.
Fuentes del BCE, en cambio, confirmaron la participación de la autoridad monetaria europea, que vendió yenes a cambio de euros por petición del Banco de Japón. æpermil;sta sería la tercera vez que el BCE acude al llamamiento de Tokio.
Después de las intervenciones, el dólar momentáneamente incluso superó los 120 yenes, mientras que el euro se llegó a cambiar a 110,2 unidades, su nivel más alto en un mes.
Las continuadas operaciones en el mercado de divisas fueron interpretadas ayer por algunos analistas como señal de que el Banco de Japón pretende que la apreciación de su moneda sea lenta.
Efectos sobre el euro
Se desconocen las sumas que han movido las intervenciones, pero es un hecho que éstas han comenzado a influir también fuertemente sobre la cotización dólar-euro. La moneda única ayer se depreció levemente frente al billete verde, pero ello, según los expertos, es tan sólo expresión de que los operadores intentan aprovisionarse de aquellas divisas que, según creen, serán las próximas a comprarse por parte de los bancos centrales.
En vista de ello, ayer no causó mayor repercusión ni la decisión del consejo de gobierno del BCE de mantener los tipos de interés, ni una nueva aceleración del crecimiento de la masa monetaria M3 en la zona euro.
La decisión del BCE de no volver a abaratar el dinero había sido prevista por casi todos los analistas, quienes consideran que aún es pronto para dar otro paso en la dirección ya escogida los pasados 30 de agosto (cuando el tipo director se bajó un cuarto de punto) y 17 de septiembre (medio punto, hasta el 3,75%, coordinado con la Reserva Federal y otros bancos centrales). La reunión del consejo de Gobierno no estuvo acompañada por una rueda de prensa en la que el presidente del BCE, Wim Duisenberg, pudiese explicar la política monetaria.
"No hubiera sido aconsejable otra bajada", sostuvo Jörg Krämer, analista de Invesco Asset Management en Francfort. "El BCE está esperando a que surta efecto el último movimiento".
La próxima reunión del consejo de gobierno tendrá lugar en dos semanas. "En el actual contexto, parece que todo puede suceder ", afirma Kenneth Watrett, de BNP Paribas. Para entonces, la Reserva Federal, en una reunión del 2 de octubre, ya podría haber decidido una nueva bajada en Estados Unidos, lo que "alentaría" especulaciones acerca de movimientos similares en Europa, según Watrett.
Por el momento, sin embargo, el BCE trata de calmar los ánimos. Tanto el presidente del Bundesbank, Ernst Welteke, como su homólogo del banco central de Portugal, Vitor Costancio, subrayaron ayer que no hay recesión a la vista en la zona euro y que el efecto de los atentados será limitado.
También ayer se conoció que la masa monetaria M3 volvió a crecer un 6,7% (6,4% en julio). Los analistas, sin embargo, coinciden en que ello, más que a presiones inflacionistas, obedece al bajo nivel de los tipos a largo y a la debilidad de los mercados financieros.
El pesimismo cunde en los empresarios franceses
El índice de confianza de los empresarios franceses está ya en el nivel más bajo de los últimos cinco años, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística de Francia (Insee). El índice cayó en septiembre a 94 puntos, frente a los 99 de julio, el último mes del que había estadísticas. Es el séptimo mes consecutivo de caídas en el índice.
Los analistas no creen que aún se haya tocado fondo y esperan que las consecuencias de los ataques terroristas del 11 de septiembre en EE UU sigan deteriorando la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica para Francia un crecimiento del 2% este año, que contrasta con el 3,4% de 2000.
Los empresarios están reduciendo sus previsiones de producción, ante la perspectiva de que los consumidores reducirán su gasto en los próximos meses. La caída de la demanda ha llevado a las empresas europeas a eliminar 270.000 puestos de trabajo en lo que va de año, con lo que es de esperar que el consumo siga cayendo y la producción desacelerándose.
Además, los empresarios franceses son conscientes de que su negocio exterior también está en crisis. Las exportaciones globales ya se encontraban antes de los atentados a su nivel más bajo del último año y medio. De hecho, el informe del Insee también incluye la previsión de los empresarios de exportaciones; ese índice es en septiembre de -28, lo que representa el nivel más bajo desde marzo de 1996.
Las peticiones de seguro de paro alcanzan el máximo en nueve años
Las repercusiones de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos comienzan a trasladarse al mercado laboral. El número de nuevas peticiones de seguro de paro en EE UU superó la semana pasada las 450.000, registrando el máximo en nueve años. La semana anterior, las peticiones habían sido de 392.000.
Las cifras se añaden a la avalancha de datos negativos que se esperan a raíz de los atentados. Numerosas compañías aéreas han anunciado fuertes reducciones de su volumen de negocio y el recorte de puestos de trabajo que se prevé supere los 100.000. Antes del 11 de septiembre, el paro ya se encontraba en el 4,9%, el nivel más alto desde septiembre de 1997. Los analistas pronostican ahora que el paro seguirá creciendo hasta alcanzar la cifra del 5,5% a principios de 2002.
Las malas perspectivas del empleo estadounidense ensombrecen el panorama económico. El consumo privado representa dos tercios de la economía nacional. Los ciudadanos son pesimistas. El índice de confianza de los consumidores se encuentra en su nivel más bajo en cinco años y medio, síntoma de que los consumidores optarán por el ahorro ante la perspectiva de quedarse en paro.
Los datos sobre la cobertura del desempleo llegan justo antes de la revisión del PIB del segundo trimestre, cuyos resultados se publicarán hoy. La cifra inicial fue ya de sólo el 0,2%, por lo que los analistas hacen ahora quinielas sobre cuánto se contraerá el PIB.
Aun así, hay algún dato positivo. El Departamento de Comercio informó ayer de que la venta de nuevas viviendas creció un 0,6% en agosto, a un ritmo anual de 898.000 unidades. La bajada de las tipos de interés sobre las hipotecas ha estimulado la compra.