Un ex jefe de la CNMV denuncia un compló a favor de Gescartera
El ex director de la unidad de Supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores David Vives relató ayer en el Congreso la trama del compló que desde dentro de la institución favoreció los intereses de Gescartera y retrasó su intervención. Vives denunció obstáculos a la tarea inspectora, campañas de desprestigio contra él y los miembros del consejo de la CNMV que defendieron la intervención de la agencia en abril de 1999, así como maniobras dilatorias que favorecieron a los directivos de la agencia y perjudicaron a sus clientes. En el centro de las acusaciones situó al ex secretario de la CNMV Antonio Alonso Ureba, así como a Luis Ramallo, Pilar Valiente y José María Roldán.
El ex secretario general de la CNMV Antonio Alonso Ureba jugó un papel clave en las trabas que desde el organismo regulador se pusieron para impedir un control estrecho de la actividad de Gescartera, según desveló ayer en el Congreso el ex director de Supervisión de la Comisión David Vives.
Alonso Ureba fue acusado ayer por Vives de obstaculizar la puesta en marcha de las medidas de control a Gescartera que decidió la unidad de Supervisión, una vez que el Consejo de la CNMV, después de un tenso enfrentamiento, renunció a intervenir la agencia el 16 de abril de 1999.
Vives describió que en este consejo se definieron con claridad "dos bandos". Uno estaba formado por el entonces presidente de la CNMV, Juan Fernández-Armesto, y el consejero José Manuel Barberán, partidarios de la intervención de la agencia. El otro, por el ex vicepresidente Luis Ramallo y los consejeros José María Roldán y Pilar Valiente, "frontalmente" en contra de intervenir Gescartera a pesar del descuadre patrimonial de 4.500 millones que denunciaba Vives en su informe.
El ex jefe de Supervisión relató que también asistió al consejo el ex subgobernador del Banco de España Miguel Martín, quien preguntó si existían pruebas concluyentes de que el dinero manejado por Gescartera había desaparecido. La respuesta fue negativa. Entonces tuvo un papel estelar Antonio Alonso, que, como asesor jurídico de la Comisión, subrayó las "enormes pegas" que suponía la intervención, el destino incierto de los 70 empleados de Gescartera e, incluso, la responsabilidad que cabría exigir a los miembros del consejo si se llegara a demostrar que la intervención carecía de base legal. Al final, la decisión de dejar que Gescartera siguiera su recorrido se adoptó de forma colegiada.
Vives dejó ver ayer de forma implícita la posibilidad de que las actas de dicho consejo fueran falsificadas, pues en ellas no sólo se omite la defensa que él mismo hizo de la intervención de Gescartera, sino que se niega tal extremo. "Las actas las redactaba Antonio Alonso Ureba; yo propuse la intervención, y eso no está en el acta", aseguró Vives. La ley establece que, para considerar una acta como falsificada debe demostrarse que la omisión ha sido deliberada.
Reuniones secretas
Vives también relató que después del consejo de abril de 1999 Antonio Alonso Ureba y el "bando" de consejeros al que se había enfrentado le hicieron la vida imposible: paralizaron las circulares que intentó enviar a los principales clientes de la agencia, incluido el Arzobispado de Valladolid, para contrastar los extractos de sus cuentas y celebraron reuniones ocultas, a espaldas de la unidad de Supervisión, con el apoderado de Gescartera, José María Ruiz de la Serna, y su jefe de personal, Salvador Alcaraz. Vives se enteró de una de estas reuniones porque se topó un día casualmente con este último en la sede de la Comisión y, a través del guardia de seguridad, confirmó que iba a mantener una cita con Alonso Ureba y José María Ramírez, secretario de Ramallo.
El compló descrito por Vives no paró aquí. Tanto él como Armesto y Barberán fueron víctimas de una campaña interna de desprestigio no exenta de presiones directas: Alonso Ureba llegó a decirle que debido a su tarea inspectora sobre Gescartera, Bankinter "había perdido a uno de sus mejores clientes". El secretario del consejo también se dirigió en una ocasión al subdirector de la unidad de Supervisión, Luis Peigneux, para interesarse por el expediente de Gescartera.
Vives se quejó en numerosas ocasiones a Fernández-Armesto de los obstáculos insuperables que sufría su tarea inspectora, pero concluyó que tanto el presidente de la CNMV como el consejero Barberán se iban quedando aislados, en paralelo a la creciente influencia de Ramallo y Valiente. Los dos, junto al consejero Roldán, fueron promovidos hasta la Comisión por el vicepresidente segundo, Rodrigo Rato.
Cuando Vives, tres meses después del consejo de abril, duda sobre "quién manda" en la CNMV y comprueba que el expediente de Gescartera se le escapa de las manos, solicita que se le aparte del mismo. En julio de 1999 le releva en el caso Antonio Botella, adscrito a la Unidad de Vigilancia de Mercados, hombre de confianza de Antonio Alonso Ureba.
Vives relató ayer como Botella prefirió comenzar de cero la investigación mediante una simple actualización de la fecha del expediente y también cómo despreció la ayuda de sus técnicos.
Alonso Ureba es, en la actualidad, secretario del Consejo de Telefónica. Fuentes de la compañía informaron ayer que se siente agredido por las acusaciones lanzadas por Vives y que dará cumplida respuesta a las mismas en la comisión de investigación.
Un amplio círculo de relaciones familiares y profesionales
La relación de Antonio Alonso Ureba con Gescartera es más profunda de la que deriva de su papel como ex secretario del consejo de la CNMV y de las decisiones relacionadas con la agencia de valores que adoptó durante el tiempo en que desempeñó el cargo.
La documentación aportada a la comisión de investigación por la CNMV revela que el 5 de marzo de 1999 el grupo Gescartera se reestructura transformándose en un holding. El proyecto fue presentado por Carlos Calvo, del despacho Alonso Ureba Asociados. En dicha fecha, Antonio Alonso Ureba era director de los servicios jurídicos de la CNMV.
Durante los primeros pasos de Pilar Valiente como presidenta de la CNMV, cargo del que tomó posesión en octubre del año pasado, Antonio Alonso gana influencia en su calidad de secretario de su consejo, hasta el punto de influir de forma decisiva en la reestructuración interna del organismo supervisor.
Además de ser persona de confianza del actual director de Supervisión, Antonio Botella, Antonio Alonso es hermano de Alberto, abogado y asesor de Gescartera. Su primo es Juan Carlos Basallote Ureba, actual director general de Entidades de la CNMV, cuya declaración como testigo ante la Audiencia Nacional ha sido solicitada por el teniente fiscal Anticorrupción Luis López Sanz.
Los representantes de los distintos grupos políticos preguntaron ayer al ex responsable de la unidad de Supervisión de la CNMV David Vives si el código de conducta de la institución admite la casuística protagonizada por Antonio Alonso Ureba en el consejo cuando su propio hermano ejercía como asesor jurídico de Gescartera. La respuesta fue negativa.
Además, Alberto Alonso Ureba compartió bufete con Francisco José Bouza, vicepresidente del HSBC Private, banco británico que concedió una línea de crédito a Gescartera.
Vives: "Una auditoría limpia no garantiza nada"
El diputado del PP Rafael Cámara intentó hacer ver a David Vives que la decisión adoptada por el consejo de la CNMV de no intervenir Gescartera el 16 de abril de 1999 se basó en la experiencia acumulada de otros expedientes y también en la ausencia de datos concluyentes sobre las irregularidades cometidas por los directivos de la agencia. Citó, como ejemplo, la existencia de una auditoría sin salvedades.
"Una auditoría vale lo que vale. Una auditoría limpia no garantiza nada, la de AVA también estaba limpia", respondió Vives al diputado popular, destacando la nula importancia que concede a este tipo de fiscalizaciones y el caso de la agencia de valores aragonesa que quebró en 1998 tras detectarse un agujero multimillonario.
Dinero desaparecido
Rafael Cámara intentó justificar la resistencia mostrada por Pilar Valiente, Luis Ramallo y José María Roldán a intervenir Gescartera y subrayó que en el famoso consejo del 16 de abril el propio Vives no pudo demostrar que el dinero manejado por la agencia había desaparecido, un factor clave para retrasar la intervención. Entonces Vives se convirtió en interpelante y preguntó al diputado: "¿Tiene usted la certeza absoluta de que los 18.000 millones de pesetas no van a aparecer?". "Naturalmente que no", le respondió Rafael Cámara. "Entonces no se debería haber intervenido tampoco esta vez", le refutó el ex jefe de Supervisión, en referencia a la decisión de la CNMV del pasado 14 de junio.
Vives añadió que si la única excusa para no haber intervenido en abril consistía en que no podía acreditarse la desaparición del dinero manejado por la agencia, "entonces nunca se produciría intervención alguna". El compareciente dejó claro que ningún consejero de la CNMV pidió antecedentes para conocer cómo había obrado la Comisión en otros casos.
Cámara se esforzó en subrayar que Pilar Valiente fue uno de los miembros del consejo de la Comisión que menos se interesó por Gescartera.