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Las grandes empresas de pesticidas se reconvierten a los cultivos transgénicos

El sector de los pesticidas, en el que conviven multinacionales gigantescas con empresas medianas y pequeñas, camina sigilosamente hacia su reconversión de la mano de la biotecnología.

Las fitosanitarias más potentes, que también dominan el mercado de las semillas, dedican inversiones millonarias a la investigación para crear nuevas semillas capaces de luchar ellas solas, sin apenas necesidad de pesticidas, contra las plagas más dañinas de la agricultura.

¿Y por qué son precisamente las compañías fitosanitarias las que promueven la reducción de sus propios productos? Las ventas del sector caen desde hace años arrastradas por una menor actividad agrícola en todo el planeta, lo que invita a la diversificación. Además, estas firmas sufren el acoso de una opinión pública y de unos gobiernos cada vez más contrarios al uso masivo de pesticidas, lo que se traduce en unas condiciones cada vez más duras en este sentido por parte de la gran distribución. Fuentes del sector denuncian que las multinacionales se han garantizado que no se verán afectadas por el previsible recorte en el uso de pesticidas, sino que aumentarán sus ventas y tendrán cautivos a sus clientes. La razón, señalan, es que sus experimentos se orientan mayoritariamente a la consecución de semillas transgénicas tolerantes con sus propias marcas de herbicidas.

Así las cosas, la fuerte apuesta por los transgénicos de empresas como la americana Monsanto y las europeas Syngenta y Aventis llena de inquietud a consumidores y ecologistas, pero también a las empresas medianas del sector fitosanitario, que temen no poder sobrevivir a la tendencia que puede terminar imponiéndose.

La nueva realidad es ya tan palpable que la patronal mundial del sector acaba de cambiar de estrategia a pesar de las reticencias de sus empresas más modestas. Bajo el nombre de Croplife, esta organización con sede en Bruselas acaba de estrenarse en la defensa de la biotecnología verde. La otra gran novedad tiene que ver con una nueva estrategia de comunicación que quiere combatir la triple mala prensa que supone integrar a multinacionales enfrentadas a los antiglobalización, vender pesticidas y promocionar los cuestionados transgénicos.

Desde la patronal española Aepla se minimiza estos posibles impactos. Su director general, Luis Roy Parages, no cree que la biotecnología verde excluya a los fitosanitarios. "Es un instrumento más que permitirá a la agricultura asumir el reto de producir más y mejor", dice.

Beneficios

Monsanto, pionera y líder en transgénicos, pone el acento en los beneficios medioambientales, en el ahorro y en la seguridad. "La biotecnología, aceptada para usos industriales o para las medicinas, puede y debe ser empleada sin problemas éticos también en agricultura". Monsanto factura casi un billón de pesetas (6.010 millones de euros) y dedica el 11% de estas ventas a I+D.

En Syngenta, la mayor empresa de agroquímicos con unas ventas de 1,1 billones de pesetas (6.611 millones de euros), esperan que la sociedad acabe viendo las ventajas de la biotecnología. Su director de I+D, Esteban Alcalde, recuerda que este mismo verano la UE, que desde 1999 tiene paralizada la autorización de nuevos cultivos, ha admitido que el continente no puede permitirse no entrar de lleno en estas técnicas. Aunque hay múltiples ensayos, en Europa sólo se cultiva una variedad de maíz transgénico. Según un estudio del IEE, la aprobación de los transgénicos supondría para España ahorros anuales de 1.346,2 millones de euros.

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