Las aerolíneas anuncian despidos en masa que afectarán a 130.000 personas
Los despidos previstos por las principales compañías aéreas europeas, americanas y asiáticas ya superan de largo los 130.000, a falta de que algunas aerolíneas, como Iberia, decidan si suprimen puestos de trabajo. Además, la mayoría de ellas prevé reducir su actividad un promedio de un 20%, lo que incidirá en sus cuentas de resultados. Las compañías europeas, que a diferencia de las americanas no recibirán ayudas, han amenazado con dejar de volar si las aseguradoras reducen la cobertura de riesgos.
Los efectos de la crisis del transporte, inducida por los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos, ya se están dejando sentir en la aerolíneas. Por el momento, casi todas las grandes compañías de transporte aéreo del mundo han anunciado que despedirán empleados (hasta el momento ya suman más de 130.000) y que reducirán un promedio de un 20% su oferta de vuelos.
Las últimas compañías en añadirse a la larga lista de despidos han sido la italiana Alitalia, que ha anunciado que suprimirá 4.000 puestos de trabajo, y la estadounidense Northwest, que hará lo propio con otros 10.000.
Con todo, los expertos indican que esos ajustes en el funcionamiento de las empresas no son producto exclusivamente de la crisis generada por los atentados, sino que obedece a causas estructurales, ya que antes del 11 de septiembre las aerolíneas americanas y europeas atravesaban por un momento delicado.
La fuerte competencia entre ellas, junto con la desaceleración de la actividad económica, había generado un aumento de la oferta que no se ajustaba a las condiciones de la demanda, lo que, a su vez, originaba una guerra de tarifas a la baja que generó fuertes pérdidas. Esta situación se daba específicamente en los tráficos aéreos en el Atlántico norte.
Pero la crisis sí ha tenido como consecuencia inmediata un aumento de los costes de seguridad que deben soportar las compañías aéreas. Las aseguradoras han decidido reducir la cobertura de riesgos hasta 54 millones de euros (8.985 millones de pesetas), después de que las aerolíneas no aceptaran pagar más por las pólizas.
A consecuencia de todo ello, las aerolíneas europeas han amenazado con dejar de volar al no contar con una cobertura total de los riesgos. De hecho, varias compañías, como KLM, Sabena o algunas españolas, han decidido dejar de volar si no reciben garantías por parte de los Gobiernos de sus países de que recibirán apoyo.
El ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, tiene previsto reunirse hoy con las compañías aéreas y los sindicatos del sector para analizar la situación actual tras los atentados de EE UU y estudiar las alternativas posibles.
El Gobierno español aún no ha determinado si concederá ayudas a las aerolíneas tal y como ha hecho EE UU. Sin embargo considera que la decisión sobre ese apoyo a las aerolíneas debería adoptarse de manera conjunta con el resto de los países de la Unión Europea.
El presidente de Lufthansa, Jürgen Weber, ha expresado públicamente el deseo de que los países de la Unión Europea aporten garantías al sector del transporte aéreo contra los daños a terceros, a fin de paliar la situación creada por la reducción de cobertura de las pólizas que han anunciado las aseguradoras. Pese a ello, Weber se ha mostrado contrario a que los Gobiernos europeos concedan ayudas públicas a las empresas.
Ayudas estatales
En el lado opuesto a los Gobiernos europeos y las compañías aéreas europeas se encuentran las aerolíneas estadounidenses, que van a recibir ayudas por valor de 2,695 billones de pesetas (16.200,28 millones de euros) para paliar las consecuencias por los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre.
De la citada cifra, 898.500 millones de pesetas (5.400,09 millones de euros) se entregarán de forma inmediata y se destinarán a mejorar las medidas de seguridad de los aviones.
Las aerolíneas recibirán otros 10.800 millones de euros (1,797 billones de pesetas) en garantías de bonos. Además de este conjunto de ayudas, tanto American Airlines como United Airlines verán limitadas sus obligaciones, según se recoge en una norma que ya ha sido consensuada en el Congreso de Estados Unidos y en la que también se incluyen las subvenciones.