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El euro no consigue beneficiarse de la debilidad de EE UU

Algunos analistas creían que los atentados contra EE UU sumirían al país en una crisis que propiciaría el fortalecimiento del euro. Acertaron en lo primero, pero se equivocaron en lo segundo.

El euro llegó a apreciarse más de cuatro centavos la semana pasada y se situó en los 0,93 dólares. El Banco Central Europeo fue fijando cambios sucesivos al alza, camino de los 0,926 centavos de dólar por cada euro. Sin embargo, el viernes acabó con todas las expectativas y se cerró a 0,92 centavos.

En el mercado, la cotización de la moneda también terminó a la baja y se aproximó a los 0,91 centavos de dólar. La razón es clara:la crisis económica de EE UU tendrá unas fuertes repercusiones sobre la economía europea, eso sin contar los posibles efectos de una eventual participación europea en un conflicto armado a gran escala.

Las pérdidas de Wall Street se han contagiado con rapidez a Europa, donde se han agudizado si cabe. Por otra parte, la crisis de las compañías aéreas también se ha trasladado al resto del mundo, con recortes de plantilla en todos los países. Aunque el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, ha rechazado hablar abiertamente de recesión, lo cierto es que el crecimiento "estará claramente por debajo del 2%". Aún así, la moneda única ha conseguido fortalecerse unos dos centavos, ésas son las ganancias que la crisis estadounidense le ha reportado.

El caso del yen es particular, su fortalecimiento frente al dólar es imparable. El jueves pasado bajó de la barrera de los 116 yenes por dólar, registrando su máximo valor en ocho meses. El viernes volvió a moderarse y la cotización se situó a 117,48 yenes por cada dólar. Aun así, las pérdidas de la moneda estadounidense frente a la divisa japonesa son del 5%, respecto a los niveles previos a la crisis del 11 de septiembre.

Los fortalecimientos del dólar a lo largo de la semana han tenido un alto precio para el Gobierno nipón. El Banco de Japón se ha visto obligado a intervenir tres veces en el mercado, vendiendo yenes y modificando así la tendencia. Sin embargo, al día siguiente el dólar siempre ha caído.

El Ejecutivo no puede tolerar un yen caro que dañe las exportaciones, pero el coste de mantener la debilidad de la moneda puede resultar excesivamente caro para una economía al borde la recesión.

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