Hacienda basa el equilibrio de 2002 en el superávit de la Seguridad Social
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, confirmó ayer que las cuentas del Estado en 2002 se limitarán a conseguir el déficit cero y que este equilibrio se conseguirá nuevamente gracias al superávit de la Seguridad Social. Fuentes del Gobierno aseguraron ayer que dicho superávit ascenderá a alrededor de medio billón de pesetas (0,5% del PIB). Los sindicatos CC OO y UGT rechazaron el diseño de estos Presupuestos.
El Gobierno tienen muchas dificultades para cuadrar el anteproyecto de Presupuestos para 2002 a la vista de la coyuntura económica mundial. æpermil;sta es la impresión que sacaron ayer los secretarios generales de CC OO, José María Fidalgo, y de UGT, Cándido Méndez, tras la reunión que mantuvieron con los ministros de Hacienda, Cristóbal Montoro, y de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, quienes les presentaron las líneas generales de los Presupuestos para el próximo ejercicio.
No obstante, pese a éstas "dificultades", Montoro confirmó públicamente y a los líderes sindicales que el Gobierno ha renunciado al superávit presupuestario en 2002, tal y como era su objetivo, y que por el contrario se conformarán con mantener el déficit cero. Es más, admitió que dicho equilibrio presupuestario se logrará, al igual que en 2001, gracias al superávit de la Seguridad Social, que ya en 2000 fue de medio billón de pesetas, cifra que prevé repetirse este ejercicio y con toda probabilidad también el año que viene. Así, fuentes cercanas al Gobierno aseguraron que, aunque aún se están haciendo cálculos, Hacienda maneja un superávit de la Seguridad Social de 500.000 millones de pesetas para el próximo año, pese a que el Ejecutivo recortó las previsiones de creación de empleo del 2,1% actual al 1,8% en 2002. Por este motivo, dicho superávit de las cuentas sólo podrá lograrse si no se destruye más empleo del previsto y si el número de pensionistas sigue desacelerándose con la llegada a la jubilación de los nacidos en la Guerra Civil.
De esta forma, el Gobierno volverá a contar con los ingresos por cotizaciones de los trabajadores para cuadrar las cuentas públicas.
Fidalgo y Méndez rechazaron de plano los Presupuestos que les fueron presentados, por considerar que, tal y como están diseñados, no son un instrumento adecuado para afrontar una eventual recesión económica mundial que podría producirse en los próximos meses. "Con este Presupuesto, si la marea de la recesión viene, nos llevará la marea", dijo gráficamente Méndez.
Pero el miedo de los sindicatos no es sólo a la peor coyuntura económica sino a que el Gobierno acometa el tan cacareado recorte de las prestaciones por desempleo, lo que dejaría aún más remanentes en la caja del Instituto Nacional de Empleo (Inem), que también cuenta con un importante superávit, pese a que el gasto en prestaciones por desempleo ha aumentado sustancialmente en este año 2001.
Sin embargo, Aparicio no concretó ayer a los líderes sindicales las intenciones de su departamento en esta futura reforma del seguro de paro, si bien aseguró que nunca ha hablado de "recortes" sino de "adecuación de la prestación a las nuevas necesidades". En este sentido, esbozó que las modificaciones ahondarán en las actuales fórmulas de fomentar las políticas activas premiando a quien más esfuerzo ponga en encontrar un empleo. En cualquier caso, los responsables de CC OO y UGT "alertaron" al Gobierno que "no tolerarán recortes en esta materia".
Por su parte, Montoro avanzó que los Presupuestos mantendrán prácticamente el mismo volumen de gasto social y de inversión pública que en el presente ejercicio. Asimismo, precisó a los líderes sindicales que se mantiene el calendario previsto para la próxima reforma fiscal, pese a la nueva coyuntura económica aún más desfavorable. Esto es, negociar dicha reforma a lo largo de 2002 para que esté vigente el 1 de enero de 2003. Lo que no aclaró es si el Gobierno incluirá los nuevos incentivos fiscales a los planes de pensiones en dicha reforma o en la Ley de Acompañamiento de 2002.