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MEDIO AMBIENTE

Las eléctricas deberán replantearse su inversión nuclear para 2006

La nueva presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), María Teresa Estevan Bolea, afirmó el pasado viernes, al final de su intervención en las Jornadas nacionales sobre Energía y Educación, que para 2006 "tendrán que ser las compañías eléctricas, y no el CSN, porque no es nuestra función, las que decidan si son necesarias más centrales nucleares". Al acto, organizado por el Foro de la Industria Nuclear, acudieron más de 800 profesores de enseñanza media.

Sustentó esta afirmación bajo el siguiente supuesto: "incluso en un escenario muy conservador", la producción industrial para 2006 aumentará un 30%, pero esta demanda no se podrá cubrir con la nueva capacidad prevista procedente de las recientes inversiones en centrales de ciclo combinado de gas. En su opinión, es evidente que "no quedan muchos más" recursos que pueda explotar el sector hidráulico y que, por mucho que se quiera aumentar la contribución de la energía eólica, "el viento sopla cuando sopla".

María Teresa Estevan insistió en que la energía nuclear de fisión es "segura", "de gran calidad" en comparación con otras fuentes de energía y de probada eficacia para cubrir las puntas de demanda, amén de repasar los proverbiales ratios de productividad que está consiguiendo la industria.

Recordó que "en España no hay moratoria nuclear" y que la deuda que contrajeron las eléctricas por sus proyectos de centrales nucleares en los años setenta, "cuyo importe (718.292 millones de pesetas) se titulizó y hemos pagado todos los contribuyentes, no es más que dinero".

Genéricos

La nueva directora del consejo reconoció que la industria no piensa construir ninguna central, "al menos, en los próximos 10 años". Para entones, Estevan se mostró partidaria de importar el modelo estadounidense de autorización de construcción, que pretende estimular a las eléctricas a acometer proyectos de centrales pequeñas y estandarizadas. Explicó que aquí este modelo se llamaría proyecto genérico sin emplazamiento.

La pregunta más solicitada fue qué pasaría si un terrorista eligiera una central nuclear para estrellar contra ella un avión comercial cargado de combustible. Aunque su construcción resistiría la fuerza de los elementos, misiles y hasta la caída de algún avión de combate, este supuesto no ha sido previsto.

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