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Los talibán afganos estudian llamar a todo el Islam a la guerra santa

El líder supremo de los talibán afganos, el mulá Mohamed Omar, convocó ayer a los doctores de la fe musulmana para discutir la emisión de un edicto apelando a la guerra santa ante un posible ataque de EE UU contra Afganistán en respuesta a los atentados de Washington y Nueva York. Omar amenazó también con atacar a los países vecinos que presten su ayuda a una acción militar estadounidense.

Los principales ulemas (doctores o sabios de la fe musulmana) deben acudir a Kabul para tomar una decisión sobre un posible ataque de Estados Unidos contra la sagrada tierra islámica de Afganistán. Y entonces la orgullosa nación de Afganistán defenderá al país islámico a la luz de su edicto de la ley islámica (sharia)", aseguraba ayer un comunicado de los talibán publicado en el diario Shariat, considerado portavoz del régimen que domina Afaganistán.

Con anterioridad, Omar ya había convocado a la guerra santa a toda la población afgana ante la posibiliadad de que EE UU ataque el país que ampara al disidente y multimillonario saudí Osama Bin Laden, señalado por la Casa Blanca como responsable de los actos terroristas ocurridos el martes en Nueva York y Washington. El régimen talibán, por su parte, ha dado su apoyo a Omar y ha asegurado que al no existir pruebas irrefutables de la culpabilidad de Bin Laden en los atentados no entregará al multimillonario a los Estados Unidos. "Si nos atacan, la única alternativa será la yihad (guerra santa)", subrayó el ministro de Cultura e Información de los talibán, Qudratullah Jamal.

Mohamed Omar subrayó también que cualquier país vecino que apoye alguna acción militar de los EE UU contra Afganistán será considerado como un enemigo y susceptible de ser atacado. Las palabras del líder fundamentalista no han pasado desapercibidas para estados fronterizos con Afganistán, como Tayikistán, que ayer se alineó con Rusia tras asegurar que no prestará su territorio como plataforma para un ataque contra el régimen talibán.

Al mismo tiempo, grupos fundamentalistas de otros países islámicos, como el Frente Islamista Jordano, lanzaban ayer comunicados en los que se pedía a los países musulmanes que no apoyaran ninguna acción militar contra Afganistán encabezada por los EE UU. Aunque, no está nada claro que el resto de naciones islámicas dé su apoyo a los talibanes afganos.

Por un lado Irán, país fronterizo con Afganistán, se ha situado en una posición neutral y ha condenado los actos terroristas sufridos por EE UU. Además, el Gobierno iraní ha sido uno de los principales aliados del grupo guerrillero afgano, Alianza del Norte, que lucha por destronar del poder a los talibán y cuyo líder, Ahmad Shah Masood, fue enterrado ayer entre llamamientos a la venganza. Asimismo, otros países musulmanes como los Emiratos Árabes Unidos, aseguraban ayer que estudian romper sus relaciones con la milicia integrista talibán, informa Efe.

La posición más difícil corresponde a Pakistán, otro país vecino de Afganistán. Por un lado tiene la presión de Washington, que intenta convencer a Pakistán para que retire su apoyo al régimen talibán afgano. Y por el otro, se enfrenta a las represalias de los talibán y a revueltas en su territorio instigadas por los partidos extremistas islámicos. El máximo mandatario de Pakistán, Pervez Musharraf, iniciaba ayer consultas con destacadas personalidades del país para buscar un consenso sobre la colaboración que prestará a EEUU.

 

Sharon condiciona el encuentro entre Peres y Arafat a que haya "48 horas de calma"

El titular israelí de Exteriores amenaza con dimitir tras enfrentarse al primer ministro

El enfrentamiento entre el jefe de Gobierno israelí, Ariel Sharon, y el ministro de Exteriores, Simón Peres, motivado por el intento de éste último de entrevistarse con el líder palestino Yaser Arafat, mantiene en vilo al Gobierno de unidad nacional. Sharon, líder del partido derechista Likud, condicionó ayer la citada entrevista a que haya "48 horas de calma", después de que Peres amenazara con dimitir durante una reunión mantenida el sábado con otros ministros laboristas.

Las espadas entre Sharon y Peres siguen en alto mientras que el primero insiste en comparar a Arafat con Bin Laden, el presunto terrorista al que el presidente estadounidense, George Bush, acusa de estar detrás del ataque contra las torres gemelas y el Pentágono. En opinión de Sharon, mantener en estos momentos una entrevista con Arafat significaría legitimarlo como líder palestino.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina dijo ayer que está dispuesto a reunirse con Peres en cualquier momento y lugar, "cuando lo decidan los israelíes". Arafat acudió a la ciudad de Gaza para entrevistarse con el representante de la Unión Europea para Oriente Medio, el diplomático español Miguel Ángel Moratinos. Tras esta cita, respondió a las exigencias de Sharon recordando las veces en que su ejército ha "parado el fuego" sin responder a las agresiones israelíes. "Lamentablemente siguen bombardeando la franja de Gaza e invadiendo las ciudades de Cisjordania", se lamentó.

La condición impuesta por Sharon para que pueda celebrarse la entrevista entre Peres y Arafat no es fácil que se cumpla. Dos palestinos y un israelí murieron en la madrugada de ayer, antes y durante la invasión de Ramala, una ciudad cisjordana símbolo de la Autoridad Palestina situada a veinte kilómetros de Jesuralén.

Una de las víctimas era agente de los servicios secretos palestinos. La otra víctima palestina conducía una ambulancia y murió al ser alcanzada por un proyectil disparado desde un tanque ocupado por soldados israelíes a seis kilómetros de Jerusalén.

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