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El turismo y los artículos de lujo, entre los damnificados

Aunque los efectos aún no son visibles, como en las aerolíneas, los expertos no dudan de que los hoteles, las agencias de viajes y las empresas de artículos de lujo se están viendo arrastrados por los efectos de los atentados terroristas.

Aerolíneas, cadenas hoteleras, agencias de viajes y empresas de artículos de lujo se encuentran ya en la lista de damnificados por los ataques terroristas de la semana pasada en Nueva York y Washington. Sin embargo, los efectos inmediatos no describen lo que esos acontecimientos van a suponer para sus respectivos negocios en un futuro.

Una encuesta realizada en Estados Unidos los pasados días 12 y 13 por la empresa de marketing, publicidad y relaciones públicas, Yesawich, Pepperdine & Brown, que está especializada en el negocio del viaje, refleja que cerca de un 38% de las personas que tenían previsto realizar un viaje de negocios lo han cancelado. Esa cifra cae a un 35% en el caso de viajes de vacaciones.

Esos porcentajes se disparan en el caso de que los traslados incluyan vuelos fuera de Estados Unidos. Un 60% de los turistas preferiría no viajar, mientras que en los viajes de negocios el porcentaje es de un 52%.

Por el momento, las compañías aéreas ya han cuantinficado el efecto inmediato que tendrán sobre sus balances los atentados. Según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), las pérdidas ocasionadas podrían sumar los 10.000 millones de dólares (1,836 billones de pesetas, es decir 11.038 millones de euros). Las propias compañías esperan que una vez que se pongan fin a las restricciones en el tráfico aéreo en Estados Unidos, la demanda de viajes en avión no se recupere hasta los niveles que tenía anteriormente.

Lanzamiento de ofertas

De hecho, los expertos consideran que este fenómeno es extrapolable al resto del mundo, lo que supondrá un severo frenazo en el crecimiento del tráfico aéreo. A su vez, indican, que las aerolíneas se verán obligadas a iniciar una nueva campaña de ofertas en las rutas de mayor importancia a fin de incentivar la reactivación de la demanda, lo que aumentará sus costes.

En paralelo a ese proceso de disminución del volumen del mercado, los expertos indican que se producirá un aumento de los costes del combustible, lo que incidirá en los resultados de las compañías.

Los otros eslabones de la cadena del turismo, las agencias de viajes y los grupos hoteleros, también están entre los principales afectados por las consecuencias que tendrán los actos terroristas del pasado martes sobre la demanda.

Las agencias de viajes, que están íntimamente ligadas al negocio del transporte aéreo ya lo están padeciendo. Desde el pasado día 11, los agentes han comenzado a recibir peticiones de cancelación de viajes, no sólo debido a que los aeropuertos estuvieran cerrados en Estados Unidos, sino también porque los usuarios están buscando transportes alternativos al avión o, simplemente, porque han decidido cancelar los viajes.

El siguiente eslabón en la cadena del turismo, el alojamiento, aún no ha comenzado a ver los efecto, pero todos los expertos no dudan de que será uno de los más afectados.

Los analistas del mercado que siguen a las empresas hoteleras ya han comenzado a revisar las recomendaciones de compra de las acciones de las cadenas de hoteles, especialmente las estadounidenses. Sin embargo, ningún analista ha sabido cuantificar el efecto que tendrán los atentados sobre la cuenta de resultados de las hoteleras.

Lo que para los expertos sí está claro, es que habrá una menor demanda de alojamiento, y esto es extrapolable a cualquier parte del mundo. Por el momento, las cadenas hoteleras no están teniendo problemas a la hora de llenar sus establecimientos. Al contrario, el desbarajuste que ha producido el cierre de los aeropuertos ha motivado que muchas personas hayan tenido que alargar la estancia en los hoteles, lo que en algunos casos está provocando aumentos de precios.

Sin embargo, los grupos hoteleros ya están preparando nuevas políticas comerciales y de mercado con las que hacer frente a la previsible caída de la demanda y a la nueva situación que esperan adopte la actividad en los próximos meses.

El grupo canadiense Fairmont Hotels & Resorts ha indicado que revisará a la baja sus previsiones de beneficios, pese a no estar seguro de cómo pueden influir los atentados en la industria del turismo. Los grupos hoteleros españoles también se muestran cautos a la hora de cuantificar el efecto que padecerán, aunque mantienen la esperanza de que la economía no se verá afectada por esta situación de crisis política.

Menos artículos de lujo

Los expertos consideran que las compañías de artículos de lujo serán las más afectadas por la crisis y padecerán un retroceso debido a su vinculación con la actividad turística y por la fuerte implicación con los consumidores estadounidenses, muy proclives a adquirir este tipo de productos. La empresa francesa LVMH rebajó el jueves pasado entre un 5% y un 10% su previsión de resultados para este año, a consecuencia de los atentados.

En contraste con toda esta situación, en mayor o menor grado negativa, el negocio de la telefonía móvil se ha colocado en la lado contrario. Debido a que gracias a los teléfonos móviles en los momentos y días que siguieron al derrumbe de los edificios de Nueva York, los bomberos fueron capaces de localizar a supervivientes, las compañías que operan en esa actividad se ha convertido en unas de las pocas que ha tenido un comportamiento alcista en los mercados.

 

Cláusulas para evitar responsabilidades

La máxima organización de las agencias de viajes españolas, la Cúpula Asociativa de Agencias de Viajes Españolas (Caave), ha recomendado a sus representados que incluyan una cláusula en los contratos con los clientes para salvaguardar sus intereses en caso de conflicto derivado por los efectos de los atentados terroristas.

La propuesta de la Caave sugiere a las agencias que informen al cliente de que "ante la situación creada con los atentados terroristas en Estados Unidos, pudieran presentarse deficiencias en el viaje por circunstancias que no tengan la condición de previsibles y solucionables por las agencias. Incluso pudiendo resultar imposible el cumplimiento de alguna de las prestaciones pactadas". "Por consecuencia", continúa el redactado propuesto por el organismo de las agencias de viajes, "el cliente renuncia a presentar cualquier tipo de reclamación por esas deficiencias o incumplimientos a menos que se constatase la falta de diligencia profesional propia de la agencia".

Para el caso de los viajes organizados que ya estén en curso, la Caave propone a sus representados que soliciten a los clientes que firmen un documento que incluya las citadas condiciones.

La Caave es una organización en la que se unieron el año pasado las dos principales organizaciones que vertebraban al sector en el que operan más de 3.000 empresas.

 

La banca sufrirá fuertes caídas en la capitalización

La destrucción de parte del distrito financiero de Nueva York ha sumido a muchos de los mayores bancos, aseguradoras y firmas de inversión del mundo, como Morgan Stanley, Aon Corporation, Salomon Smith Barney, Citigroup, Lehman Brothers, Goldman Sachs o Crédit Suisse, en un triste proceso de recuento de sus víctimas. Más allá de las pérdidas materiales, estas entidades tratan de adivinar en estos días, en medio de la confusión de las cifras oficiales sobre los desaparecidos, la magnitud de la pérdida del capital humano.

El desastre tiene además graves implicaciones económicas y financieras de las que no se libra nadie. Tampoco los bancos españoles. El nerviosismo de los inversores y las tensiones que se están trasladando a los países emergentes han tocado de lleno a las cotizaciones de los dos primeros bancos españoles, con buena parte de su negocio en Latinoamérica. BSCH y BBVA perdieron la semana pasada más de dos billones de pesetas de capitalización y tocaron los precios mínimos del año.

Los bancos centrales y los Gobiernos se han comprometido a asegurar en todo momento una oferta de liquidez suficiente para que no se produzcan alteraciones en los balances de los bancos y se mantenga la estabilidad del sistema. Pero parecen inevitables fuertes crecimientos en los activos de las grandes entidades financieras como consecuencia de una demanda muy fuerte de préstamos, necesarios para reconstruir las cenizas. La Reserva Federal ya ha avisado a las entidades que esto puede tener como consecuencia caídas temporales de la capitalización de los bancos.

Seguros

En el sector asegurador, las repercusiones apuntan directamente al corazón del negocio. Las compañías van a tener que pagar la factura más alta de la historia en indemnizaciones. Hay cálculos que hablan de 2,8 billones de pesetas. Y es que la alta cultura aseguradora de la sociedad estadounidense hace pensar que la gran mayoría de las personas, bienes y negocios afectados se encontraban asegurados. Las grandes aseguradoras y reaseguradoras internacionales disponen de provisiones técnicas muy elevadas, pero quedarán tocadas inevitablemente.

El castigo propinado por los mercados ha sido inmisericorde, sobre todo, a Munich Re y Swiss Re.

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