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De Palacio propone armonizar las sanciones de tráfico en la UE

Loyola de Palacio desafiará mañana a los Quince a reducir a la mitad, en un plazo de 10 años, los 41.000 muertos anuales que se producen en las carreteras de la Unión Europea. El Libro Blanco sobre transporte que presenta la comisaria europea contiene numerosas recetas para ayudar a conseguir ese objetivo, aunque muchas de ellas corren el riesgo de estrellarse contra el prurito de soberanía de algunos Estados miembros.

La armonización de las sanciones de tráfico, de los límites de velocidad y de las tasas máximas de alcoholemia permitidas a los conductores figuran entre las propuestas más ambiciosas de la Comisión para mejorar la seguridad de vial y reducir la factura de 45.000 millones de euros que suponen los accidentes de tráfico en Europa. Pero el Departamento de Energía y Transporte que dirige la comisaria española reconoce que no resultará fácil concitar el apoyo de todos los Estados miembros a estas iniciativas. La idea de una tasa de alcoholemia armonizada, por ejemplo, data de 1988, como recuerda el Libro Blanco que previsiblemente adoptará mañana la Comisión. Desde entonces, las consecutivas presidencias de la UE (un país por semestre) han dejado el proyecto fuera de su agenda (las tasas máximas todavía oscilan entre el 0,2 de Suecia y el 0,8 del Reino Unido).

Acelerar la reforma

Quizá por eso la CE fija esta vez un plazo. En 2005, si los avances no son significativos, Bruselas acometerá la vía del reglamento para intentar imponer las normas previstas en el Libro Blanco.

De Palacio desea, de entrada, unificar los límites de velocidad en las rutas internacionales para evitar que los conductores "pisen el acelerador" al llegar a ciertos países (110 km/h de velocidad máxima en Suecia frente a 130 km/h en Francia o Italia). Esa tentación es cada vez más frecuente, gracias a la facilidad de movimiento que permite la eliminación de puestos fronterizos en la UE. De igual modo deben armonizarse, según la Comisión, los códigos de circulación. En concreto, en lo relativo a las infracciones que impliquen la retirada del permiso de conducir o la inmovilización del vehículo. Como ejemplo de la impunidad que ahora pueden disfrutar ciertos infractores, la Comisión recuerda que en Francia no es posible retirar el carnet a un ciudadano comunitario no residente. La introducción de un permiso de conducir electrónico, indica Bruselas, facilitará la coordinación entre las autoridades para seguir la pista de los infractores reincidentes. Y para los conductores más peligrosos, el libro de De Palacio anuncia iniciativas legislativas para que, en el ámbito del espacio judicial europeo, "la conducción temeraria no sea una falta sino un delito".

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