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La nueva Telecom Italia revisará el plan de negocios de Auna

Telecom Italia ha dado orden a sus representantes de que congelen cualquier decisión en Auna tras el cambio del accionariado de la operadora italiana, a la espera de que Enrico Bondi defina su estrategia global. Esta orden no afectará al proceso abierto para lograr un crédito sindicado para la compañía española, que se acercará a los 3.000 millones de euros, en el que ya se había comprometido por escrito su antecesor. La revisión estratégica podría afectar algunos de los negocios, especialmente a la televisión de pago y al cable.

La nueva dirección de Telecom Italia, surgida a raíz de la toma de control del grupo de telecomunicaciones por Pirelli y la familia Benetton a finales del pasado julio, va a revisar la estrategia de una de sus más importantes participaciones en el exterior: la compañía española Auna, en la que comparte el liderazgo del capital con las eléctricas Endesa y Fenosa, según informaron fuentes de la operadora transalpina.

A la espera de un inminente cambio en la primera línea de dirección de la compañía, tras el relevo y sustitución de Roberto Colaninno, el nuevo ejecutivo Enrico Bondi ha dado órdenes expresas en España para que se congelen todas las decisiones que afecten tanto al holding Auna como a sus participadas. Esta drástica medida, sin embargo, no afectará finalmente a la puesta en marcha de un crédito sindicado para el grupo español, que tendrá una cuantía de entre 2.405 millones y 3.005 millones de euros (entre 400.000 a 500.000 millones de pesetas), y que servirá para financiar su plan estratégico.

El cambio en el accionariado y en la dirección de Telecom Italia ha provocado durante el mes de agosto una situación de incertidumbre y nerviosismo entre los principales socios españoles de Auna.

Las informaciones que llegaban del país vecino han hecho temer que la imprescindible financiación del plan de Auna podría ser vetada o aplazada por Telecom Italia. Al final, la tensión se ha relajado después de que Bondi haya asegurado al presidente de Auna, Alberto Salazar Simpson, que la nueva dirección de Telecom Italia respetaría los compromisos firmados por su antecesor, Roberto Colaninno.

El apoyo que, finalmente, presta Telecom Italia a la financiación de Auna mediante el crédito que puede llegar al medio billón de pesetas no implica que la operadora italiana renuncie al anunciado replanteamiento global de su estrategia en España ni levante, de momento, su prohibición a sus actuales ejecutivos de apoyar nuevas iniciativas sobre el futuro de Auna y sus participadas.

La posición de los nuevos propietarios no es exclusiva para España, sino que afecta también a los negocios en Latinoamérica, muy especialmente en Argentina, y así mismo a la propia Italia, donde son muy críticos con la estrategia de sus predecesores.

En las próximas semanas está previsto que anuncien el nuevo plan de negocios de Telecom Italia, una vez que se conozca la posición de las autoridades de Bruselas sobre la entrada de Pirelli y Benetton en su capital.

Pero ya de antemano se sabe que Pirelli y Benetton cuestionan la viabilidad de los negocios en televisión de pago y de las telecomunicaciones por cable en las que está embarcada, entre otras, su participada española.

Caída en Bolsa

El grupo italiano se enfrenta, como todas las empresas de telecomunicaciones, a una dramática caída de su valor en Bolsa: su cotización se encuentra en los niveles mínimos de este año, por debajo de los ocho euros por título. Tronchetti hizo la pasada semana un llamamiento a los inversores para que no abandonaran la empresa en un intento de evitar las ventas. La compañía, dijo, goza de buena salud y seguirá siendo rentable para sus accionistas. Entre sus planes está la reducción de la deuda.

Los planes de expansión han aumentado su endeudamiento financiero a 22.400 millones de euros finales del pasado marzo, desde los 19.000 millones de euros del año 2000.

 

Dinero imprescindible para la viabilidad del segundo operador

Con enormes dificultades la dirección del grupo Auna, integrada por el binomio que forman el presidente, Alberto Salazar Simpson, y el consejero delegado, Miguel Iraburu, ha logrado, primero, constituir el propio grupo de empresas y consolidar su cabecera. Como segundo paso, definieron un plan estratégico a comienzos de este ejercicio cuyo principal objetivo es dar credibilidad a un proyecto empresarial que había nacido para convertirse, como segundo operador de telecomunicaciones español, en la gran alternativa de Telefónica y que con el paso de los años ha ido perdiendo fuelle.

En esta larga travesía, la dirección de Auna, durante la pasado primavera había logrado, con éxito, que los principales socios del grupo comenzaran a poner en marcha el soporte financiero de el plan estratégico. Las cantidades a movilizar eran elevadas; en total 1,2 billones de pesetas. En las previsiones iniciales, medio billón se conseguiría mediante aportaciones de capital de los socios, y el resto, por medio de endeudamiento. No sin grandes controversias lograron que los socios aportaran el capital comprometido. Más fácil resultó que los accionistas apoyaran la financiación de la empresa estrella del grupo, la operadora de telefonía móvil Amena, que consiguió articular un crédito sindicado por más de 300.000 millones de pesetas.

Otro importante obstáculo en la consolidación del proyecto surgió por la posición vendedora de su primer accionista, Endesa, que tuvo que aparcar ese objetivo ante las abismales diferencias que le separaban del posible comprador Telecom Italia en la valoración de la empresa. La crisis de telecomunicaciones ha convencido a Endesa de que debe esperar momentos mejores. Los socios de Auna tampoco mantienen ideas coincidentes sobre la viabilidad de negocios, tales como la televisión de pago y las telecomunicaciones de cable.

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