La ruta del dinero de Gescartera enfrenta a sus consejeros
Dos funcionarios del Banco de España siguen el rastro del dinero que 2.000 clientes confiaron a Gescartera. Ninguno de los implicados en la trama ha facilitado su tarea en las declaraciones efectuadas hasta ahora ante el Juzgado Central de Instrucción número 3. Bien al contrario, los consejeros de la sociedad han considerado que les es ajena esta cuestión, trasladándose de unos a otros las responsabilidades. Consta en las diligencias que la presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reyna, llegó a coger de la solapa al principal acusado, Antonio Camacho, en busca de explicaciones. Estos son los principales protagonistas de una historia que si no fuera por sus derivaciones políticas rozaría el sainete.
Cuando hace dos meses Pilar Giménez Reyna preguntó a los apoderados de Gescartera por las sociedades a través de las cuales canalizaban las inversiones de los clientes, éstos respondieron de forma ambigua y aludieron a la necesaria "globalización económica". Así consta en las diligencias judiciales, donde la hermana del ex secretario de Estado de Hacienda; el principal accionista de la sociedad, Antonio Camacho, y el ex técnico de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), José María Ruiz de la Serna, se trasladan responsabilidades y miran para otro lado cuando la juez María Teresa Palacios les pregunta por el destino del dinero.
Pilar Giménez-Reyna
Presidenta de Gescartera
Es la hermana de Enrique, José y Francisco y madre de Ángel. Todos ellos están implicados de una u otra forma en el caso. El primero dimitió como secretario de Estado de Hacienda; el segundo es coronel de la Guardia Civil, cuya asociación de huérfanos invirtió 400 millones en la agencia. Francisco es administrador de Equipos Nucleares, filial de la Sepi que ha perdido en Gescartera unos 60 millones. Ángel puso en contacto a esta sociedad con la firma AGP-Asesoría, propiedad de Aníbal Sardón, cuyos clientes aportaron a la agencia intervenida más de 3.000 millones de pesetas.
En su declaración a la juez, Pilar descarga una parte de la responsabilidad respecto al destino del dinero sobre Antonio Camacho, al que ha llegado a coger de la solapa para pedirle explicaciones, y sobre José María Ruiz de la Serna. Aunque asegura que trabaja en el mundo financiero desde el año 1980, declara que se ha enterado de "lo que es una sociedad anónima en los últimos meses".
Antonio Rafael Camacho
Dueño del 60% de la agencia
En el testimonio ante el juzgado no sólo alega ignorancia sobre los certificados bancarios supuestamente falsos presentados ante la CNMV para retrasar la intervención de la agencia, sino que descri-be cómo se indignó cuando conoció esta circunstancia a través del órgano supervisor.
Pese a que todos los testimonios que figuran en las diligencias le colocan como principal cerebro de Gescartera, alega una ignorancia supina sobre las vías utilizadas para conducir el dinero de los clientes hasta el extranjero. Aunque cita algunas sociedades al igual que Pilar Giménez-Reyna, vierte buena parte de la responsabilidad sobre José María Ruiz de la Serna. Su novia, Laura García Morey, describe en la declaración algunos detalles sobre su personalidad: tiene 40 pares de gafas Armani, un centenar de trajes, cinco coches, entre ellos dos Jaguar, una mansión en la zona residencial de La Moraleja y, sobre todo, le desagrada hablar de dinero. Por eso nunca le preguntó ni cuánto ganaba en Gescartera ni de dónde pagaba los lujosos regalos que le hacía.
El padre de Laura, el cantante Jaime García Morey, intervino junto al ex diputado del PP Luis Ramallo en el intento de venta de Gescartera a un banco extranjero, en calidad de director general de la agencia. Una "pelea de novios" entre su hija y Camacho le movió a dejar el trabajo de "relaciones públicas" de Gescartera, le ha dicho a la juez, actividad que le llevó a presentarse como tal incluso ante altos funcionarios de la CNMV que gozaban de la confianza de Camacho.
Morey confiesa en el juzgado que siempre pensó que su jefe "era multimillonario", que "no daba chapa" y que "estaba ganando demasiado dinero".
José María Ruiz de la Serna
Apoderado de la firma de Bolsa
Antes de ser fichado por Camacho para Gescartera, ejerció entre 1990 y 1995 como técnico de la CNMV, donde se encargó de asesorar sobre agencias de Bolsa. Sus antiguos compañeros de la Comisión llegaron a sancionar-le con un millón de pesetas cuando ya prestaba sus servicios a la sociedad ahora intervenida. En sus declaracio-nes a la juez, se defiende de las acusaciones que le hacen el propio Camacho y Pilar Giménez-Reyna con el argumento de que quiso dotar a la sociedad de "una estructura más transparente".
En todo caso, niega haber colocado el dinero ahora evaporado -en el sumario se baraja una cifra de entre 14.000 y 18.000 millones de pesetas- en sociedades extranjeras y argumenta también ignorancia sobre su destino. En algún momento se contradice en su propio testimonio y habla de que las inversiones de algunos clientes pueden haber sido canalizadas a través de asesores externos, representados por la firma Trade and Investment. No obstante, intuye que el dinero "está a buen recaudo".
De la Serna, al que Cama-cho y Giménez-Reyna presentan como uno de los cerebros de la estrategia inversora de Gescartera, ha podido eludir la prisión tras demostrar que sufre desde hace un año un liposarcoma mixoide, a consecuencia del cual necesita el cuidado del oncólogo y sesiones diarias de radioterapia. Al igual que al principal accionista, se le acusa de los delitos de apropiación indebida y estafa.
Javier Valenzuela Seoane
Delegado en Valladolid
Ha declarado que aconsejó al arzobispado de esta ciudad que retirara los 900 millones que había invertido en Gescartera. Multitud de órdenes religiosas y asociaciones sin ánimo de lucro también confiaron allí su dinero o tuvieron relación con la agencia. Entre ellas figura la Fundación Banco de Alimentos de España, cuya presidenta de honor es Ana Botella, esposa de José María Aznar. El padre de Antonio Camacho, ya fallecido, regaló en 1998 a esta ONG acciones por valor de cuatro millones de pesetas.
En el listado de clientes de Gescartera constan también las Agustinas Misioneras de San Agustín, los Salesianos de María Auxiliadora, las Madres Dominicas, los Hermanos de Escuelas Cristianas, las Esclavas del Divino Corazón, la Diócesis de Palencia, las Dominicas Anunciata de Santo Domingo y, así, una larga cadena de instituciones relacionadas con la Iglesia, que depositaron ahorros por importe cercano a los 3.000 millones de pesetas.
José María Castro
Director comercial
Su contrato con Gescartera fue formalizado por el despacho de abogados de Fernando Vizcaíno Casas. Castro ha declarado como testigo en el juzgado, donde aporta sólo algunas ideas vagas sobre las entidades a través de las cuales se instrumentaban las inversiones de los clientes. Cita en concreto el HSBC, cuyo representante en España es Salvador Pastor, "con quien Camacho tenía una relación personal". A través de dicha entidad, asegura Castro en su declaración, pudieron haber sido invertidas algunas carteras de renta fija en el extranjero.
También subraya que Pi-lar Giménez-Reyna tenía una cartera de clientes "muy importante" en Gescartera y acceso a informaciones "que el resto del departamento comercial no tenía". Castro asegura que en abril pasado tuvo las primeras noticias de que había problemas para devolver las inversiones a los clientes que las solicitaron.
Ángeles Leis Hernando
Contable
En su testimonio, prestado también en calidad de testigo, ha afirmado que Camacho disponía de una cuenta en una entidad bancaria de Majadahonda en la que juntó la práctica totalidad del patrimonio de Gescartera. Su jefe, añade, le pedía con frecuencia cheques contra la cuenta de inversores y, por tanto, se producían salidas de fondos sin reflejo documental. Esta situación se venía produciendo en la agencia desde el año 1995. Algunos de estos talones alcanzaron la cantidad de 40 millones de pesetas. Ignora el destino que daba al dinero.
El sumario demuestra inýltraciones de alto calado en la CNMV
De las diligencias elaboradas hasta el momento se despren-de un alto nivel de implicación de funcionarios y ex empleados de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en la evolución de Gescartera hasta su intervención, al margen de las relaciones que la actual presidenta de la Comisión, Pilar Valiente, ha mantenido con los responsables de la sociedad y del obsequio que reconoce haber recibido de su presidenta, Pilar Giménez-Reyna. Consta también la amistad de Antonio Botella, director general de Supervisión de la Comisión, con el dueño de Gescartera, Antonio Camacho.
Entre los altos cargos de la Comisión que pasaron a trabajar para Gescartera y, por tanto, de ser controladores a estar aparentemente controlados, figuran Luis Ramallo, Salvador Alcaraz y José Ma-ría Ruiz de la Serna, este último descrito en las diligencias como uno de los hombres fuertes de la agencia.
Ramallo, ex diputado del PP, abrió despacho de notario al abandonar la vicepresiden-cia de la CNMV y desde allí comenzó a trabajar para Gescartera e incluso intervino en su intento de venta.
Implicaciones cruzadas
Salvador Alcaraz encontró empleo en Gescartera a finales de 1998, después de intervenir en la multa que se le impuso al ex secretario de Estado Enrique Giménez- Reyna cuando antes de acceder al cargo era consejero de Sefisur.
Hay otras implicaciones cruzadas. El abogado Alberto Alonso Ureba, asesor de Gescartera, es hermano del ex secretario general de la Comisión Antonio Alonso. Comparte bufete con Francisco Jo-sé Bauzá, vicepresidente del HSBC, el banco británico que dio dinero a la agencia de Camacho por importe de 500 millones cuando otras entidades le retiraron las ayudas.
El informe más perseguido por los diputados es el que elaboró el ex director general de la CNMV David Vives en 1998, en el que abogó por la intervención de Gescartera tras constatar que falsificaba extractos bancarios.