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Bruselas reinicia la tramitación de la ley de OPA tras el fracaso anterior

La Comisión Europea emprendió ayer de nuevo el largo camino hacia la armonización de la normativa europea sobre ofertas públicas de adquisición (OPA) de empresas. El fracaso de su anterior proyecto legislativo, rechazado por el Parlamento Europeo el pasado 4 de julio, ha obligado al Ejecutivo de Romano Prodi ha retomar los trabajos desde cero. Ayer creó un grupo de alto nivel para que le asesore en el trayecto.

Papel blanco y lapicero. Ese es todo el equipaje que puede portar al comisario de Mercado Interior, Frits Bolkestein, en su largo viaje hacia una directiva de OPA. El ordenamiento comunitario impide a Bolkestein aprovechar cualquier retazo del anterior proyecto de ley, despedazado por el Parlamento Europeo en su sesión plenaria de julio.

El comisario ha encajado los 273 votos en contra que mereció el proyecto en la Eurocámara (los mismos que a favor, pero en caso de empate el texto se rechaza) y se compromete ha presentar una nuevo proyecto el próximo año. "Lo antes posible", según indica su portavoz.

Bolkestein emprendió ayer la marcha creando un comité de alto nivel, cuyo bagaje y experiencia se espera que aporten las pistas hacia un texto que responda a las inquietudes expresadas por la Eurocámara.

El profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, José María Garrido, forma parte de este grupo de siete expertos en economía y derecho empresarial, que encabeza el holandés Jaap Winter, también profesor y asesor legal de la multinacional de distribución Unilever.

La labor del grupo, que rendirá cuentas antes de fin de año, consistirá en buscar fórmulas para compaginar las culturas empresariales que conviven en la Unión Europea en una ley de OPA. Pues el fracaso anterior se debió, como diagnosticaba entonces con precisión el eurodiputado socialista, Luis Berenguer, a un enfrentamiento "entre el capital financiero" y "el capital empresarial".

Berlín había apoyado, como el resto de Estados miembros, la iniciativa de la Comisión, pero la OPA hostil de la operadora telefónica británica Vodafone sobre su rival germana Mannesmann expuso con crudeza un modelo de adquisición que la directiva de OPA pretendía facilitar en toda la UE. El canciller Gerhard Schröder, en sintonía con los temores de los grandes conglomerados industriales de su país, se desmarcó del proyecto de ley. Los 99 eurodiputados alemanes, sin diferencias de afiliación política, también cerraron filas y consiguieron recabar los apoyos necesarios para dinamitar la directiva.

"Fue decepcionante", recordaba ayer Bolkestein. Con la lección aprendida, el holandés retoma una tarea en la que Bruselas se afana desde hace más de 10 años.

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