Kyocera y Oki incrementan las listas del paro en Japón con 12.200 despidos
El presidente de Nissan, un extranjero, decidió ignorar que en Japón los puestos de trabajo se consideran vitalicios. Desde que en 1998 Carlos Ghosn asumiera despidos en sus fábricas, las demás empresas han ido tomando nota. La crisis del sector tecnológico ha hecho el resto. Ayer Kyocera, fabricante de revestimientos cerámicos para microprocesadores, dijo que despedirá a 10.000 personas y el fabricante de chips, Oki, a otras 2.200.
La crisis de las empresas de tecnología y la reciente apreciación del yen frente al dólar (que resta competitividad de las filiales fuera de sus fronteras) hacen estragos en las compañías niponas. Ayer dos de ellas hicieron públicos despidos de 12.200 personas y se sumaron a la ola de bajas en la que ya están sumidas Nec, Fujitsu y Toshiba, entre las más grandes.
Kyocera, el fabricante de revestimientos cerámicos para chips, anunció el despido del 20% de su plantilla. Serán 10.000 las personas que dejen la empresa, una buena parte de ellas de su división americana. La mayor parte de las bajas se producirán en dos filiales que la japonesa compró en 2000. Adicionalmente, Kyocera dejará de contratar personal en Japón y desviará parte de la producción a China para reducir costes.
La empresa asumirá una carga de 7.000 millones de yenes (10.650 millones de pesetas, 64 millones de euros) para los despidos. Las cuentas de Kyocera muestran que los beneficios se reducirán a la mitad en el presente ejercicio.
Oki, el fabricante de microprocesadores de baja memoria, fue más lejos e informó que prevé unas pérdidas semestrales de 3.000 millones de yenes (4.569 millones de pesetas, 27,46 millones de euros) frente a los beneficios previstos anteriormente.
Oki cree que sus ventas caerán un 10,8% debido a lo que ha calificado de "inesperada" la caída en el mercado del equipamiento de las telecomunicaciones. Oki prescindirá de 2.200 empleos, lo que eleva la cifra de recortes en la empresa a 6.200 contando los que se iniciaron en 1998.
Sufragar los costes de despido es difícil. Fujitsu, que anunció este mes una reducción de plantilla de 16.400 trabajadores, emitirá bonos por valor de 180.000 millones de yenes (273.914 millones de pesetas, 1.646 millones de euros) para afrontar los despidos. Además, su situación se agrava por la caída de la demanda de ordenadores que ha forzado la reducción de la previsión de beneficios operativos.
Pero la crisis se ha extendido y negocios como el transporte han mostrado su vulnerabilidad. Ayer la aerolínea suiza Swissair dijo que se desprenderá de 1.300 trabajadores, 300 de ellos del personal de gestión, y venderá activos para tratar de dar la vuelta a unas pérdidas semestrales de 234 millones de francos suizos (25.620 millones de pesetas). Swissair ha admitido presiones de los acreedores que actualmente la apoyan. Su filial polaca LOT también ha anunciado 500 despidos.
El grupo canadiense de telecomunicaciones Téléglobe reducirá 450 empleos de su plantilla, un 20% por el escaso crecimiento del sector.
Ford hará una reorganización mundial
Los despidos que Ford ha planeado recientemente entre su personal administrativo (5.000 personas) forman parte de un plan más amplio de reestructuración, según comentó el director financiero de la empresa, Martin Inglis. "Tenemos que ganar en competitividad", dijo entonces. Sólo dos semanas después, el copresidente de la empresa, Jacques Nasser, aseguraba ayer desde las páginas de The Wall Street Journal que su empresa pondrá en marcha en 60 días una reorganización mundial. Según Nasser, no se ve una recuperación de la situación económica y los fabricantes de Asia y Europa ganan terreno en EE UU. "Tenemos demasiada capacidad de producción y no la estamos utilizando bien", unas declaraciones que justifican los cierres de fábricas en este país. En Europa, donde el año pasado se comenzó a implementar un plan que incluía el cierre de una planta en el Reino Unido y miles de despidos, Nasser admitió que serían necesarios nuevos ajustes.
El miércoles se hizo público que Ford ha retirado los bonus de sus altos ejecutivos en 2001, una medida que tradicionalmente ha precedido a decisiones más dolorosas. La empresa de Nasser está haciendo frente en los últimos meses a severas caídas de ventas y en sus cuentas han tenido fuertes impactos los acuerdos extrajudiciales.