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La economía de EE UU creció un 0,2% en el segundo trimestre

El consumo de los particulares permitió a EE UU eludir el crecimiento negativo que auguraban muchos expertos. Pero el Gobierno bajó ayer el indicador de aumento del PIB del segundo trimestre del 0,7% al 0,2%, el dato más modesto desde principios de 1993.

La revisión del PIB estadounidense no fue tan mala como la augurada por muchos economistas, pero sí lo suficiente como para confirmar la fuerte desaceleración de la economía, sobre todo en el terreno empresarial.

El Departamento de Comercio informó ayer que el PIB creció sólo un 0,2% en el segundo trimestre, frente al 0,7% estimado inicialmente.

Se evitó, pues, el tan temido estancamiento o retroceso augurado por muchos economistas privados. Pero se trata del peor dato desde el primer trimestre de 1993 (cuando la economía se contrajo un 0,1%).

Como viene siendo habitual, el consumo de los ciudadanos fue el principal motor de crecimiento. El gasto privado creció un 2,5% (frente al 2,1% calculado inicialmente), a pesar de la avalancha de despidos anunciados por las compañías estadounidenses durante los últimos meses.

Sin embargo, si se excluye la compra de vehículos, el crecimiento interanual fue negativo. Y el panorama sigue siendo sombrío en el frente empresarial.

Las compañías redujeron sus inversiones un 14,6%, frente al 13,6% calculado inicialmente. Se trata del mayor declive en las inversiones empresariales desde la primavera de 1980, y este factor recortó en dos puntos el crecimiento del PIB.

Continúa, además, una acelerada reducción de inventarios que permitirá sanear las compañías de cara al futuro pero que, por ahora, recortó un 0,4% al ritmo de crecimiento. Además, los beneficios cayeron otro 2%, tras sufrir un declive del 7,8% en el primer trimestre.

El presidente George Bush recibió los datos diciendo que "la recuperación económica está siendo muy lenta" y que está "muy preocupado por las familias trabajadoras de todo el país".

Bush lleva meses diciendo que la bajada de impuestos propuesta por él y aprobada por el Congreso logrará reactivar la economía. Pero los analistas e inversores de Wall Street tienen más esperanzas depositadas en las reducciones de tipos ordenadas por la Reserva Federal que en el recorte de impuestos.

Bajadas de tipos

El banco central ya ha abaratado el precio del dinero en siete ocasiones en lo que va de año, colocando los tipos de interés interbancarios en el 3,5% (tres puntos porcentuales menos que en enero). El economista Ethan Harris, del banco Lehman Brothers, dijo ayer que el dato de PIB es lo suficientemente débil como para garantizar un nuevo recorte de tipos el próximo 2 de octubre.

Algunos gobernadores del banco central temen que la acelerada bajada de tipos termine disparando la inflación. Pero las señales no son alarmantes por ahora: el deflactor de precios ligado al PIB subió sólo un 1,6%, la mitad que en el primer trimestre. Con lo cual la Reserva Federal sigue teniendo margen de actuación en este terreno si decide.

 

Las pérdidas del inversor Alan Greenspan

Los inversores de Wall Street se pasan la vida intentando adivinar qué piensa el banquero central Alan Greenspan, porque creen que eso les ayudará a hacer inversiones más sabias y rentables.

Sin embargo, los datos difundidos ayer por el New York Post indican que los gobernadores del banco central tampoco son infalibles en los mercados. Se-gún el diario neoyorquino que cita a la firma Financial Markets Center, Greenspan y los gobernadores Roger Ferguson, Edward Gramlich, Edward Kelley y Lawrence Meyer perdieron en conjunto dos millones de dólares con sus inversiones durante 2000. Los bo-nos del Tesoro de Greenspan perdieron el 2%.

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