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TRIBUNA

<I>El huevo de Colón en la adaptación al euro</I>

El empleo de equipos automáticos para tratar el dinero en efectivo será muy útil en la transición de la peseta al euro.

La entrada en circulación del euro a principios de 2002 plantea a las entidades bancarias cierta inquietud sobre la problemática que traerá el manejo de cantidades de efectivo, ya que a las transacciones ordinarias van a añadirse todas aquellas extraordinarias correspondientes a meros cambios de moneda.

Sin embargo, al tratarse de una situación transitoria, la solución puede ser más sencilla de lo que pudiera parecer. Al igual que ocurre con el huevo de Colón, la solución puede estar ante nosotros.

Esta solución, además de por adaptar todos los sistemas al euro con anterioridad a la entrada en circulación de la moneda, pasa por establecer un mecanismo de cambio para la peseta, que de protagonista de todo el sistema pasaría a ser una divisa para la que hemos establecido una operación de cambio específica y temporal. Una vez desaparecida, se puede eliminar la transacción adicional.

No hace falta mencionar que la incorporación de dispositivos capaces de manejar ambas monedas simultáneamente tanto antes como durante y después de la puesta en circulación del euro puede ser una opción que facilite la transición.

Esta adaptación de equipos y aplicaciones informáticas, en tanto que resultan afectados por el cambio en el tratamiento automático y lógico del efectivo, puede ser afrontada de modo diferente, en función de cómo decida cada entidad bancaria llevar a cabo las operaciones de clientes durante la etapa de transición.

Para reflexionar sobre las necesidades y posibilidades de resolución de la adaptación, vamos a considerar dos diferentes escenarios que pueden presentarse durante el periodo de transición y convivencia de ambas monedas:

w Definimos este primer escenario como aquel en el que la entidad, desde el inicio del periodo de transición, va a disponer en sus oficinas de la suficiente cantidad de nueva moneda para que todo el flujo de salida de efectivo se pueda realizar obligatoriamente en euros. Asimismo, el flujo de entrada de efectivo en dichas sucursales a partir del 1 de enero de 2002 estará formado por una masa monetaria mixta de pesetas y euros.

En este escenario, todas las operaciones que impliquen manejo de efectivo y de teleproceso, ya sea atendidas por el empleado de banca o con equipos de autoservicio, se anotarán con una única valoración en euros. Será un proceso similar al que se realiza actualmente al operar con otras divisas que previamente se traducen a pesetas.

Por ello, las entidades se enfrentan a una doble tarea: por un lado tienen la obligación de realizar de forma gratuita las operaciones de cambio de pesetas por euros exigidas por cualquier ciudadano, sea cliente de la entidad o no. Por otro, tienen que atender todas las operaciones cotidianas susceptibles de producir un flujo mixto de entrada de efectivo. Estas últimas tendrán que ser previamente procesadas por un sistema de cambio que transforme las pesetas en euros (bien a nivel físico o sólo documentalmente). Esta operación se tendrá que ejecutar tanto en los puestos dedicados al canje como en el resto, como preparación previa a la operación de teleproceso. Necesariamente este proceso tiene que ser realizado por un empleado o por el propio usuario en los puestos de autoservicio de ingresos.

w En el segundo escenario, nos encontramos con que, a diferencia del caso anterior, los flujos de salida de efectivo son mixtos, con cantidades tanto en pesetas como en euros. La peseta disminuirá progresivamente su presencia en estos flujos de salida hasta que se alcance la normalización plena. Por otro lado, el flujo de entrada de efectivo también resultará mixto en pesetas y en euros.

Al igual que en el escenario anterior, todas las operaciones de clientes se procesan únicamente en euros.

En este escenario y durante el plazo que medie hasta alcanzar la normalización plena, cualquier operación también requiere un cambio previo de las cantidades de entrada en efectivo. Por su parte, el flujo de salida de efectivo requerirá asimismo un previo cambio inverso, que se realizará desde el valor en euros traduciéndolos a pesetas. Este proceso y el flujo de salida mixto se mantendrían hasta el momento en que se obtenga el nivel necesario de encaje (existencias disponibles) en euros.

Las soluciones de automatización para tratamiento del efectivo, tanto los equipos para autoservicio como los equipos para ayuda al empleado de caja, pueden contribuir muy favorablemente a la transición al euro, pues pueden incorporar todas las facilidades requeridas durante el periodo de convivencia de las monedas, incluyéndose entre ellas el cambio automático de pesetas por euros como un soporte más, físico y lógico, como una parte de sus funciones de ingresos y pagos.

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