Los consumidores de EEUU desconfían de la recuperación
EE UU no para de recibir malas noticias en el frente económico. Por un lado, el índice de confianza de los consumidores cayó en agosto al nivel más bajo desde abril. Y ello pone en peligro las perspectivas de recuperación económica. Además, el Congreso avisó que seguramente será preciso utilizar dinero de la Seguridad Social para financiar los gastos corrientes.
La amenaza de recesión y el futuro de las pensiones son dos de los temas que más preocupan al ciudadano medio de Estados Unidos. Y el país acaba de recibir malas noticias en am-bos terrenos.
El centro de estudios privado Conference Board anunció ayer que el índice de confianza de los consumidores cayó en agosto a 114,3 puntos -el nivel más bajo desde abril-, debido sobre todo a la preocupación por la avalancha de despidos.
El dato contradijo sensiblemente la previsión de los expertos, que auguraban una subida de cinco puntos. Y fue recibido con pesimismo en Wall Street, porque los inversores temen que la pérdida de confianza frene el consumo privado y hunda al país en una recesión.
El consumo de los particulares representa dos tercios del producto interior bruto de Estados Unidos y es lo que ha servido de pilar al crecimiento en un momento en el que las empresas han congelado sus inversiones.
Sin embargo, los últimos indicadores en este terreno son preocupantes. Las ventas al por menor permanecieron estancadas en junio y julio, y las ventas de viviendas de segunda mano cayeron un 3% el mes pasado.
La Reserva Federal está bajando los tipos de interés de forma acelerada para impulsar la demanda. En lo que va de año ha rebajado el precio del dinero en siete ocasiones, colocando los tipos interbancarios al 3,5%, el nivel más bajo desde 1994.
Pero el sector industrial sigue en recesión, Wall Street no levanta cabeza, la tasa de paro ha subido del 3,9% al 4,5% y las previsiones de crecimiento están siendo revisadas a la baja.
El Departamento de Comercio informó hace semanas de que el PIB creció un 0,7% en el segundo trimestre. Sin embargo, bancos de inversión como Lehman Brothers y Morgan Stanley han avisado que el dato revisado -que se conocerá hoy- seguramente será negativo.
Los expertos coinciden en que la clave para eludir la recesión está en el consumo de los particulares. De ahí que sea tan importante la confianza de los consumidores.
Alexandra Estiot, de BNP Paribas, cree que la confianza puede mejorar en el tercer trimestre, cuando empiecen a notarse con más fuerza los efectos de las bajadas de tipos, el recorte de impuestos y la desaceleración de la inflación. Sin embargo dice que "no puede descartarse" un escenario alternativo mucho más pesimista.
El Gobierno de George Bush tiene todas sus esperanzas depositadas en una bajada de los impuestos que colocará 38.000 millones de dólares en los bolsillos de los ciudadanos este verano (más de 7 billones de pesetas).
Pero un sondeo de Gallup indica que sólo un 17% de los que aún no han recibido el cheque piensa utilizar el dinero en compras (la mayoría prefiere ahorrarlo o saldar deudas pendientes).
Dinero de las pensiones
Está por ver, pues, cuál será el efecto que tendrá la bajada de impuestos sobre el nivel de consumo. Lo que sí parece claro es que dicho recorte impositivo reducirá sensiblemente el superávit presupuestario.
La Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO) acaba de publicar un informe que dice que el Gobierno tendrá que utilizar este año 9.000 millones de dólares de la Seguridad Social para financiar sus gastos, debido a la desaceleración económica y a la bajada de impuestos. Una previsión que contradice la formulada por la Casa Blanca hace unos días.
Si esto ocurre, el presidente Bush y el Congreso estarán incumpliendo su promesa de reservar el dinero de la Seguridad Social para cuando empiece a jubilarse la populosa generación del baby boom (76 millones de ciudadanos nacidos tras la Segunda Guerra Mundial).
El informe de la CBO fue recibido con duras críticas por los congresistas demócratas, que acusan a Bush de provocar una "crisis fiscal alarmante". Pero el presidente Bush insiste en que la bajada de impuestos era necesaria para impulsar la economía.
Al mismo tiempo, el Partido Republicano ha respondido a las críticas inundando las ondas de televisión con anuncios que repiten machaconamente este mensaje.