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TRIBUNA

<I>Nuevos tipos de familia y consumo </I>

Las proyecciones demográficas indican que los hogares españoles dependerán cada vez más de servicios externos.

Sin que seamos plenamente conscientes, nuestra realidad social cambia vertiginosamente. Y las modificaciones no sólo han afectado a nuestras modas culturales o normas económicas, sino que han alcanzado de lleno a nuestra célula social, la familia. Y enumero estos cambios sin ningún afán moralizador, sino únicamente descriptivo.

En primer lugar, destacaría la constancia en el número de matrimonios, religiosos o civiles. Durante los últimos 20 años se han celebrado en España algo más de 200.000 enlaces al año, de forma bastante estable. Sin embargo, los divorcios y separaciones legales se incrementan de forma ininterrumpida desde su legalización en 1981, con algo menos de 20.000 sentencias. Estas sentencias se han incrementado hasta 96.500 de 1999, y según las previsiones a las que he tenido acceso continuarán creciendo en el futuro. Es decir, actualmente se separa o divorcia la mitad de las parejas que se casan. El número de matrimonios probablemente disminuirá en el futuro no sólo por los nuevos hábitos sociales, sino por la lógica matemática de la fuerte caída de la natalidad desde 1976. En comparación con nuestro entorno europeo, mantenemos 5,2 matrimonios anuales por mil habitantes, ligeramente superior a los 5,1 de media europea. Sin embargo nuestra tasa de divorcios en 1999, 0,9 por mil, es sensiblemente inferior a la media europea, 1,8.

Primera conclusión, cada vez existirá mayor porcentaje de población divorciada o separada, lo que unido a un incremento en el número de personas que deciden mantenerse solteras sin renunciar a tener un hijo, significa que tendremos un fuerte incremento en las familias monoparentales, que ya son casi 300.000 en España, una cifra relativamente inferior a nuestro entorno europeo, pero con un firme tendencia alcista. Segunda conclusión, el número de personas por familia continuará descendiendo, y resulta previsible esperar que el problema soledad aparezca en la sociedad española del futuro.

Y por último quisiera destacar algo que aunque pueda parecer minoritario en nuestro país, tiene importante peso en Europa: el número hijos habidos fuera del matrimonio, que en la media europea suponen ya el 26% del total de los nacimientos, ascendiendo en algunos países como el Reino Unido al 40%, o incluso a cifras superiores en los países escandinavos, mientras que en España, tan sólo el 14% de los nacimientos son habidos fuera del matrimonio, aunque la tendencia será aproximarnos a la media europea.

Continuará incorporándose la mujer al mercado del trabajo con los consiguientes cambios en la distribución de tareas domésticas. El papel de la abnegada ama de casa, prestadora gratuita de estos servicios, será decreciente en el tiempo. Los hogares serán más dependientes de servicios externos.

Y es importante que en una publicación económica se analicen estas nuevas realidades sociales, porque configurarán los hábitos de consumo, de ahorro y de previsión social en el futuro. A título simplemente enumerativo y sin ánimo exhaustivo, recogeré algunas de estas posibles repercusiones.

La vivienda continuará la tendencia de disminución de la superficie media útil, por el doble motivo de encarecimiento y del menor número de personas que vivirán en la unidad familiar.

La unidad familiar será cada día más consumidora de servicios externos, al trabajar todos sus miembros adultos fuera del hogar. Alimentos precocinados, servicio doméstico, guarderías, seguros médicos y multiasistencia sustituirán servicios que hasta ahora prestaba de manera gratuita el ama de casa. Las empresas que den estos servicios experimentarán una demanda creciente.

Las personas mayores vivirán cada vez más solas en sus hogares, por lo que tendremos que realizar una importante inversión pública y privada para organizar una estructura de atención domiciliaria, centros de día, teleasistencia y residencias de asistidos para satisfacer la creciente deman-da de atención de nuestros mayores. Será un importante sector de crecimiento y de generación de empleo. El seguro de dependencia es todavía una prestación no satisfecha, y sobre el que tendremos que trabajar en el futuro.

La previsible soledad de los hogares hará que se incremente el consumo de productos y servicios de ocio. La comunicación a través de los medios de telecomunicación seguirá incrementándose.

Nuevos tiempos, nuevos tipos de familia, nuevos hábitos de consumo. La demografía y los estudios sociales no afectan sólo a estudiosos y departamentos universitarios, repercuten directamente en la cuenta de resultados de nuestras empresas; conocerlas y estudiarlas permitirá anticipar las nuevas demandas sociales.

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