Schröder rebaja la previsión de crecimiento hasta el 1,5%
El canciller alemán, Gerhard Schröder, ha terminado reconociendo que el PIB alemán crecerá entre el 1,5% y el 2%. En una entrevista concedida al semanario Stern, el canciller asume las dificultades que atraviesa el mercado laboral, pero asegura que no incrementará el gasto público para combatir el paro, que en julio se situó en el 9,3%.
El dirigente alemán libera de culpas a su gabinete económico y culpa al petróleo y a la desaceleración económica mundial del mal desempeño de la economía germana: "El Gobierno no es responsable de los problemas económicos externos que nos acosan".
Aunque Schröder insiste en que "no hay por qué pintar todo el panorama de Alemania de negro", lo cierto es que las previsiones han ido cayendo en picado a lo largo del año. A finales de abril, el ministro de Finanzas, Hans Eichel, tuvo que ceder ante la realidad y rebajar la previsión de crecimiento de entre 2,625% y 2,875% a un margen entre el 1,875% y 2,125%, con una media del 2%, que se ha mantenido hasta ahora como proyección oficial, pese a que los analistas privados afirman que el PIB sólo podrá crecer un máximo de un 1,7%.
Con todo, Schröder defendió su política económica y señaló con optimismo que "aún hay una oportunidad" de alcanzar el 2%. El canciller ratificó el compromiso de la austeridad fiscal, cuyo objetivo es equilibrar la balanza presupuestaria para 2006.
En este sentido, Schröder rechazó las presiones de la oposición para que incremente el gasto público destinado a fomentar el empleo y para que aumente las partidas de subsidios para los parados. "No financiaré ningún programa que condicione el futuro de las nuevas generaciones". Los malos resultados de las compañías les están obligando a recortar gastos por la vía más rápida, el despido. Así, el número de parados ha crecido en todos los meses del año. En julio, el índice de desempleo ajustado al calendario siguió en el 9,3%, pero registró 11.000 parados más, situándose el número de desempleados en 3,86 millones. El desestacionalizado creció tres décimas, hasta el 9,2%, 104.300 parados más.
Schröder señaló que "el Gobierno es consciente de las dificultades que atraviesa el mercado laboral" y citó la ley de activación de empleo, que será discutida en otoño en el Parlamento, como muestra del empeño del Ejecutivo para flexibilizar y mejorar las condiciones del mercado.
La gran ambición del canciller es reducir el número de desempleados por debajo de los 3,5 millones para octubre de 2002, cuando se juega el cargo en las elecciones. Sin embargo, Schröder reconoció que, dadas las actuales circunstancias, es muy difícil que se logre ese objetivo. Eso sí, el mandatario aseguró que la cifra estará "definitivamente" por debajo de los 4,3 millones que había cuando él llego a la cancillería en 1998.
Mejora la inflación
La Oficina Federal de Estadística dio ayer una buena noticia a Schröder. Los precios no crecieron en julio y la tasa de inflación acumulada se mantuvo así en el 2,6%. El dato es una revisión de un anuncio previo, que situaba el índice acumulado en el 2,7%. El buen comportamiento del IPC fue gracias la caída de los precios de los carburantes y los alimentos.
Los analistas corrieron ayer a afirmar que la cifra de Alemania es un anuncio de la caída generalizada de la inflación en Europa, con la consiguiente presión al BCE para que baje los tipos de interés, actualmente en el 4,5%. La autoridad monetaria se resiste a bajar los tipos alegando que su cometido principal es vigilar la inflación, no la expansión de la economía. El BCE se reunirá el 30 de agosto y todos esperan que dé un respiro a las debilitadas economías de la zona euro.
Malos augurios del Banco de Inglaterra
"La posibilidad de que el enfriamiento de la economía internacional se agrave o se prolongue aún es un riesgo". Estos son los negros augurios incluidos en el informe trimestral sobre la inflación en el Reino Unido que elabora el Banco de Inglaterra. Estas perspectivas pesimistas explican, en parte, que el banco emisor británico recortara la semana pasada y por sorpresa los tipos de interés en un cuarto de punto, para dejarlos en el 5%.
Es más, según el análisis del Banco de Inglaterra, la desaceleración de la economía mundial causará este año un crecimiento lento de la economía británica, cuya recuperación está prevista para el próximo año. En concreto, tras la recuperación de la economía estadounidense, que, según el informe, ocurrirá a finales de 2001.
Por este motivo, las predicciones del banco rebajan la previsión de crecimiento de la economía del Reino Unido a un 2% este año, medio punto menos que el 2,5% previsto en mayo pasado. Pese a la desaceleración, la entidad confía en que la inflación no supere el 2,5%, el objetivo del Gobierno británico.