Ruiz-Jarabo asume la presidencia de la SEPI con el reto de reestructurar RTVE
El Consejo de Ministros nombró ayer a Ignacio Ruiz-Jarabo presidente de la SEPI. Le espera la privatización y reordenación de 26 empresas, entre ellas RTVE, una de las que más quebraderos de cabeza dio a su antecesor en el cargo, Pedro Ferreras. El Gobierno también nombró a Salvador Ruiz Gallud como sustituto de Ruiz-Jarabo al frente de la Agencia Tributaria. El nuevo presidente de la SEPI ya ocupó ayer su nuevo despacho.
El talante negociador de Ignacio Ruiz-Jarabo y su gestión al frente de la Agencia Tributaria durante más de dos años y medio han sido algunos de los motivos que han impulsado al Gobierno a nombrarle nuevo presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). El Consejo de Ministros hizo ayer público este nombramiento, al igual que el de Salvador Ruiz Gallaud como su sustituto en la dirección general de la Agencia Tributaria.
Fuentes de la SEPI señalaron que aún no hay fecha prevista para la toma de posesión del nuevo presidente. Sin embargo, Ignacio Ruiz-Jarabo ya estuvo ayer en su nuevo despacho poniéndose al día de sus nuevos cometidos.
Ruiz-Jarabo, un hombre cercano a Rodrigo Rato, accede al cargo con un importante reto por delante: la privatización y reordenación de 26 empresas, entre ellas la patata caliente de RTVE, pendiente de un plan de ajuste que Pedro Ferreras intentó llevar a cabo y que, al no contar con la aprobación del Gobierno, precipitó su dimisión el pasado mes de julio.
El nuevo presidente de la SEPI debe buscar la fórmula de enmendar la deuda de 700.000 millones de pesetas (4.207 millones de euros) que actualmente tiene Radio Televisión Española, al mismo tiempo que diseña un plan de viabilidad que cuente con el visto bueno del Ejecutivo.
Del conjunto de empresas pendientes de privatizar o cambiar de situación, dos de ellas se enmarcan dentro del sector de la comunicación. Una es RTVE, que será probablemente una de las primeras que abordará el nuevo presidente de la SEPI, y la otra es la Agencia Efe, cuyo estudio de viabilidad estaba previsto que se iniciara el próximo mes de septiembre. Efe, que arrastra una importante deuda histórica, obtuvo el año pasado un resultado negativo de 507 millones de pesetas (3,05 millones de euros) y para este año prevé reducir ligeramente sus ingresos (el presupuesto para 2001 es de 14.302 millones de pesetas, 85,96 millones de euros).
Transporte y minería
Otro de los puntos calientes a los que habrá de enfrentarse Ruiz-Jarabo es la remodelación de Trasmediterránea, aunque una de las empresas más ruinosas de la SEPI es la minera Hunosa. De ella, Josep Piqué llegó a decir, cuando se cerró el Plan del Carbón, que "no es una industria", al aludir a las fuertes pérdidas que genera.
En el sector de la minería, la SEPI también cuenta con otras dos empresas pendientes de remodelar, Mayasa (de mercurio) y Presur (dedicada al hierro), así como las energéticas Enusa (produce concentrados de uranio) y Red Eléctrica. No obstante, estas dos últimas corren menos prisa, ya que son de las pocas que aportan beneficios al conjunto del grupo, 648 millones de pesetas (5,10 millones de euros), la primera; y 13.832 millones, la segunda (88,13 millones de euros).
En el paquete que deberá administrar Ruiz-Jarabo también se incluye la empresa de construcción naval y militar Izar, resultante de la fusión de Aesa y Bazán, que este año prevé perder 20.000 millones de pesetas (120,2 millones de euros) como consecuencia del acelerado proceso de saneamiento que lleva a cabo.
A todas ellas hay que añadir la tabacalera Cetarsa, la aseguradora Musini y la concesionaria de autopistas.
Ruiz Gallud, director de la Agencia Tributaria
El último Consejo de Ministros antes del verano ha tenido que poner algo de orden en Hacienda tras los últimos movimientos en la cúpula de organismos como la Dirección General de Tributos y la Agencia Tributaria. El Gobierno aprobó el nombramiento de Ignacio Ruiz-Jarabo como presidente de la SEPI y su sustitución como director de la Agencia por Salvador Ruiz Gallud.
El nuevo director, nació en Torrevieja hace 40 años, está licenciado en Económicas y Derecho y es inspector de Hacienda. Ruiz Gallud era, hasta ahora, el director del Departamento de Organización, Planificación y Relaciones Institucionales de la Agencia. Antes de llegar a este destino, Ruiz Gallud ha sido jefe de la unidad provincial y regional de inspección en Barcelona hasta llegar a ser delegado especial adjunto de Cataluña siete meses en 1997.
Estos nombramientos forman parte de una amplia reestructuración que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha tenido que emprender tras la dimisión de Pedro Ferreras al frente de SEPI y de Enrique Giménez-Reyna, anterior secretario de estado de Hacienda y número dos del ministerio, como consecuencia del caso Gescartera, la agencia de valores presidida por su hermana.
La semana pasada se confirmó en el cargo de nuevo secretario de Estado al entonces director general de Tributos, Estanislao Rodríguez-Ponga. Según algunos medios, para su puesto suena el nombre de Antonio Beteta, secretario general de Política Fiscal, Territorial y Comunitaria.
Un ejecutivo
con talante negociado
Hace poco confesaba en una entrevista que le gusta bailar y que su especialidad es el merengue y la salsa. Ignacio Ruiz-Jarabo va a tener que utilizar buena parte de la agilidad y el estilo que se presume a los bailarines en su nuevo puesto como ejecutivo máximo de la SEPI.
De momento, fuera de la pista, sus allegados le reconocen un talante negociador y un carácter afable.
El sustituto de Ferreras en la SEPI tiene 45 años, es licenciado en Económicas y Empresariales e ingresó en el Cuerpo de Inspectores de Hacienda en 1982.
Su nombre sonó en el Consejo de Ministros por primera vez en 1996. Entonces fue nombrado director general del Catastro y un año más tarde llegó a la dirección del departamento de recaudación de la Agencia Tributaria. Y de ahí a su dirección en 1998, sustituyendo a José Aurelio García Martín. Era un momento difícil.
Iniciaba su andadura el nuevo IRPF y se cerraban varios conflictos internos en la agencia mediando los partidos políticos, algo a lo que se oponía su predecesor, que prefería que los problemas se resolvieran dentro de la agencia. De ese mismo parecer ha sido Ruiz-Jarabo y en su departamento le agradecen la discreción.