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Consejeros procedentes del BCH tratan de poner fin a la crisis del banco

Dos consejeros incluidos en el cupo del BCH, entre ellos Luis Alberto Salazar-Simpson, están intentando buscar una solución "no traumática" al conflicto del BSCH, según fuentes cercanas a la crisis. Mientras, Amusátegui ha descartado pedir la convocatoria de un consejo extraordinario por falta de apoyos suficientes.

El cese de Luis Abril el pasado 23 de julio no ha hecho más que reactivar una brecha que Emilio Botín había dado por cerrada en el consejo del 26 de junio.

Desde entonces, tanto José María Amusátegui como Emilio Botín tienen declarada la guerra. Dos miembros del consejo contabilizados en el cupo del BCH, entre los que está Luis Alberto Salazar-Simpson, familia indirecta de Rodrigo Rato, han intentado "buscar un procedimiento no traumático" a este conflicto, señalan fuentes cercanas al conflicto. Su objetivo es que los dos copresidentes se sienten para "evitar que la sangre llegue al río". Pero todo parece ya inútil, las posturas están totalmente enfrentadas.

Amusátegui ha puesto en manos de los abogados una batería de argumentos en contra de las decisiones de Botín. Además, ha intentado desde el lunes pasado pedir la convocatoria de un consejo extraordinario para dejar claro que él sigue siendo presidente del banco y puede contar con el apoyo del Banco de España.

Pero se le escapó un detalle, varios consejeros del antiguo BCH no estaban dispuestos a dar la batalla. Los números, así, no le salían. Además, el Banco de España y el Gobierno deciden que debe ser el consejo del banco el que decida, y Botín tiene la mayoría. Ante esta situación decide desechar la convocatoria de un consejo extraordinario. Y, de momento, Botín también, y prefiere esperar a septiembre para su celebración. Aunque también ha puesto en marcha un contraa-taque con el abogado Matías Cortés.

La gran incógnita es ¿cómo se ha llegado a ese grado de virulencia entre un presidente y otro? Fuentes conocedoras del proceso que ha llevado a este conflicto aseguran que el pasado 26 de junio el consejo aprobó un nuevo organigrama, que se esperaba fuese definitivo para los próximos años (salvo prejubilaciones). En ese momento, Emilio Botín dio por cerrada la crisis interna del banco. A partir de ese momento, y tras el periodo vacacional, se pondrían a resolver la nueva composición del consejo, tras la prejubilación de Santiago Foncillas. Las posibilidades son varias: amortizar su plaza, nombrar a consejeros independientes, reducir el consejo tanto por la parte del BCH (Amusátegui, que se prejubilaría en marzo, y Foncillas), como por la parte del Santander (también restar dos puestos). La fecha para aprobar el nuevo consejo: octubre.

Foncillas apuesta por Botín

Estas mismas fuentes aseguran que parte del equipo del BCH, instigados por Amusátegui, no se daba por satisfecho, y más cuando Foncillas había decidido apostar por el equipo de Botín para evitar su salida del consejo (podría seguir en el consejo si era designado en nombre de una persona jurídica). Si esto sucedía, los miembros del consejo por parte del Santander sumarían un consejero más. Es entonces cuando parte del equipo del BCH decide abrir una nueva batalla: la del consejo. El objetivo: Jaime Botín, presidente de Bankinter y vicepresidente del BSCH.

El equipo del BCH nunca ha estado muy conforme con que el presidente de un banco competidor esté sentado en el consejo del BSCH. Es entonces cuando aprovechan para reclamar lo que consideran una incoherencia o falta de ética, ya que aún está pendiente la nueva composición del consejo.

Esta iniciativa provoca un nuevo enfrentamiento en la cúpula del banco. Es en ese momento cuando Jaime Botín pretende forzar una salida de Abril, que es llevada días más tarde (el 23 de julio) y por sorpresa (no figuraba en el orden del día) al consejo de administración.

Esta decisión provoca el encendimiento de los consejeros del BCH, que deciden reu-nirse horas después del consejo en casa de Amusátegui. Sólo falta Foncillas. En esta cena es donde Amusátegui decide poner en marcha una batería de argumentos jurídicos en contra de las decisiones de Botín, por incumplimiento del pacto fusión y de la decisión del consejo del 26 de junio. Para ello contrata al abogado Ramón Hermosilla.

Pero dos consejeros que acuden a esta cena, entre los que se encuentra Luis Alberto Salazar-Simpson, familia indirecta de Rodrigo Rato, intentan buscar una solución "no traumática", aseguran fuentes cercanas a esta crisis. Su objetivo: sentar a Botín y Amusátegui o intentar desactivar el conflicto, ya que Emilio Botín también ha puesto en marcha su artillería, en la que se encuentra la posibilidad de una salida anticipada de Amusátegui.

 

Varios miembros del consejo optan por la abstención

"Ha habido un golpe de mano contra ti en el consejo de administración. Te llamo porque me han encargado que te diga si aceptas poner tu cargo a disposición del banco para no hacer las cosas más difíciles". El encargado de transmitir este mensaje a Luis Abril el pasado lunes 23 de julio, una vez finalizado el consejo del BSCH celebrado en Santander, fue su íntimo amigo, Ángel Corcóstegui, vicepresidente y consejero delegado del banco. "Mi cargo ha estado siempre a disposición de la entidad", contesta Abril desde el aeropuerto de Barajas, donde conoció por sorpresa la decisión del consejo de destituirle de su puesto como director general de comunicación.

Desde entonces, las especulaciones sobre en qué lado está Corcóstegui apuntan a todas las direcciones. Lo que sí parece claro es que varios consejeros del antiguo BCH han decidido mantenerse al margen de este conflicto, según fuentes conocedoras del conflicto. De momento, el equipo del antiguo Santander cuenta con 15 votos seguros, a los que se le habrían podido sumar otros cuatro por abstención.

Otra duda que se plantea es si los representantes en el consejo del Commerzbank y de Société Générale, incluidos en el cupo del BCH, forman parte de los que quieren mantenerse al margen. Fuentes del BCH aseguran que éstos les han garantizado su apoyo incondicional, mientras que el Santander, en cambio, mantiene que han decidido no implicarse.

Mientras, Amusátegui sigue dispuesto a llevar su apelación a los tribunales, aunque todavía no lo ha hecho. Y Botín puede plantear la salida anticipada de Amusátegui al considerar que tiene argumentos suficientes para rebatir cualquier apelación sobre incumplimiento de los pactos de fusión. Es presidente ejecutivo, tiene mayoría en el consejo y todas las decisiones se han aprobado por unanimidad, afirman fuentes cercanas al Santander.

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