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Prodi renuncia a dar un papel más relevante a las regiones en las instituciones de la UE

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, desveló ayer sus planes para crear una nueva forma de gobernar Europa con el fin de remediar el alejamiento de las instituciones comunitarias de los ciudadanos detectado en el rechazo al Tratado de Niza de Irlanda o las multitudinarias manifestaciones antiglobalización.

Prodi aseguró que su Libro Blanco sobre la gobernanza, una palabra que él mismo definió como "la forma de gobernar y regular", permitirá responder a los desafíos de los nuevos tiempos. "No podemos continuar así. El Libro Blanco no es un remedio inmediato, pero es un esfuerzo serio para responder a las preocupaciones de numerosos ciudadanos", manifestó en rueda de prensa.

Tendiendo una mano hacia los "miles de personas" que salieron a las calles de Génova durante el encuentro del G-8 el pasado fin de semana, aseguró que la Comisión "ha recibido el mensaje". Aunque admitió que su propuesta, como todo debate constitucional, no es demasiado "sexy" de cara a los ciudadanos, aseguró que se trata de cuestiones de "vida o muerte".

Apertura, participación, responsabilidad, eficacia y coherencia son los cinco principios sobre los que el presidente del Ejecutivo desarrolla su ideario político.

"Los ciudadanos europeos esperan soluciones eficaces a sus problemas, pero desconfían de nuestras políticas porque no están convencidos de que su voz pueda ser oída", señaló. Para evitar este problema propuso estructurar mejor las relaciones de las instituciones comunitarias con la sociedad civil, de modo que a través de un código de conducta se definan las responsabilidades y se amplíen las obligaciones de rendir cuentas de cara a la ciudadanía.

Papel de las regiones

Por otra parte, el documento de Prodi ha sido revisado a la baja por el resto de los comisarios respecto al papel de las regiones en las instituciones comunitarias. En un principio, los borradores del Libro Blanco incluían ampliar el peso de las organizaciones regionales y representantes de las comunidades autónomas.

Sin embargo, los puntos de vista más centralistas han triunfado para evitar un enfrentamiento con los Gobiernos, de modo que la versión final aboga por un "diálogo sistemático" entre la Comisión y las regiones, en "un estadio precoz del proceso político", sin hacer referencia alguna a aquellas que tienen poderes legislativos o constitucionales.

El presidente, que defendió un "respeto absoluto a la realidad institucional de cada país", aseguró que las definiciones de la "relación tripartita" (Comisión-Estado-región) han sido suprimidas porque no eran competencia de la Comisión. "El Estado nacional dirige el ejercicio triangular; si no está de acuerdo, no lo hace. Lo que se hace dentro de un Estado no es competencia nuestra", añadió.

No obstante, a la luz de la necesidad de un mayor uso de las competencias y de la experiencia práctica de las Administraciones regionales y locales, la solución pasa por mejorar el funcionamiento del Comité de las Regiones y el Comité Económico y Social.

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