Entrevista con el presidente del CES, Federico Durán
Reconoce estar agotado tras cuatro días de actividad frenética, los cuales se ha pasado "prácticamente sin dormir".
Pero Federico Durán, presidente del Consejo Económico y Social (CES) y árbitro en el conflicto de Iberia con los pilotos del Sepla, mantiene un vigor intacto para defender que, pese a que el contenido del laudo pueda gustar ¿más o menos a las partes, sin duda abre un camino de entendimiento en la compañía que puede asegurar su paz social durante varios años¿.
Pregunta. Usted ha calificado el proceso de elaboración del laudo como un trabajo ímprobo. ¿A qué se refería con ello? ¿A la propia complejidad de los temas con los que se ha encontrado o al hecho de que a ambas partes les separe un odio siciliano?
Respuesta. En realidad me refería a la complejidad de los asuntos. Hay muchas interpretaciones de pactos anteriores y cálculos de todo tipo que hemos tenido que realizar que nos han dificultado enormemente la tarea. Pero eso no significa que no sea consciente de que el conflicto ha generado una tensión evidente entre las partes, que hemos tenido que reconducir mínimamente, suavizándola y acercando posiciones.
P. ¿En algún momento llegó a creer que el acuerdo era posible y que no iba a ser necesario acudir al laudo?
R. Pensé que el acuerdo era deseable, pero nunca me planteé que se pudiera solucionar fácilmente. La situación de partida era muy complicada.
P. ¿Cedieron mucho las partes?
R. Han facilitado mucho mi labor. Sobre todo los pilotos, que flexibilizaron bastante sus peticiones iniciales.
P. ¿Más que la propia compañía?
R. Sí. Iberia nunca quiso ceder, incluso endureció su propuesta inicial e imposibilitó un acuerdo previo. Pero yo ya no entro a valorar si la empresa había llegado al límite de lo que podía ofrecer y ya no tenía margen para flexibilizar su oferta. Pero insisto, los dos colaboraron por igual. Porque, al menos en su relación conmigo, el Sepla no ha dado para nada la imagen que tiene de ser un sindicato inflexible.
P. Pero el Sepla ha dicho que el laudo cierra en falso el conflicto. Además, en paralelo está preparando un recurso contra la decisión del Gobierno de imponer un arbitraje. ¿No abre esta posición el riesgo de que todo este esfuerzo haya sido en vano?
R. No lo creo. Entiendo que el mensaje del Sepla al hablar de cierre en falso se refiere a que, si no hay un cambio de actitud en la empresa, el laudo cierra en falso el problema. El resultado del arbitraje tiene que provocar un cambio en las relaciones laborales en la empresa y tiene que abrir vías de colaboración para que el conflicto se cierre. Y yo tengo la convicción de que ese cambio se va a producir y las dos partes van intentar restablecer relaciones. Además, estoy seguro de que si son capaces de sentarse a hablar, no es descartable que el Sepla retire los recursos.
P. Pero si se presentan y los pilotos lo ganan, todo se derrumba...
R. Tampoco lo creo. Primero lo tendrían que ganar, y, de lograrlo, no veo razón para poner en cuestión el mismo laudo. Si las cosas empiezan a funcionar normalmente y el laudo asienta la paz entre las partes, nadie va a decir: volvamos al pasado.
P. ¿De quién fue la idea de establecer una comisión en la que se dirimieran los enfrentamiento futuros?
R. Yo siempre tuve la idea de que sería bueno cerrar la negociación colectiva a través del laudo y garantizar un periodo de paz laboral con un mecanismo arbitral permanente. No podría decir con exactitud de quién es la paternidad de la idea, lo importante es que las dos partes acogieron muy positivamente la propuesta.
P. El Sepla ha sugerido que sea usted el que ocupe la presidencia de esta comisión. ¿Piensa recoger el guante?
R. Es cierto que me ha sugerido algo al respecto. Les he manifestado mi disponibilidad si lo consideran oportuno, aunque he dado garantías de que si no se ponen de acuerdo nombraré a alguien independiente.
P. ¿Que reacción ha tenido en el Gobierno su decisión?
R. Después del laudo, solamente he hablado con el subsecretario del Ministerio de Fomento y me ha mostrado la misma imparcialidad exquisita que el Gobierno ha tenido durante todo el proceso.
"La paralización de la flota dolió mucho al Sepla"
A pesar del gran talante conciliador del que hace gala, Federico Durán no puede evitar reconocer que las heridas abiertas en Iberia en su enfrentamiento con los pilotos es enorme.
En su opinión, "la paralización de la flota alegando motivos de seguridad ha dolido mucho al Sepla". Esa herida "se tardará mucho en cerrar y explica mucho del enfrentamiento radical de los pilotos para con el equipo directivo de la empresa". Pero enseguida recomienda a ambas partes "que miren al futuro con cordura y revisen sus posiciones para intentar reconducir la situación".
Con la misma rotundidad afirma que tuvo que recomendar a Iberia que retirase de la mesa del arbitraje algunas medidas de productividad que la aerolínea intentó fueran objeto del laudo.
"Pedí que entendieran que por definición un arbitraje no puede sustituir en todo la negociación de las partes en el ámbito de un convenio colectivo". "Por ejemplo", explica, "desde el primer momento dejamos claro que no podíamos entrar en el debate del tercer tripulante en vuelos de largo recorrido inferior a las 10 horas de duración, porque la compañía lo ve como un mero problema de productividad y los pilotos lo entienden como una cuestión básica de seguridad. Para haber podido arbitrar en este punto deberíamos habernos documentado mucho, y no teníamos tiempo material para hacerlo."