El Gobierno acepta la dimisión de Ferreras al frente de la SEPI
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha aceptado la dimisión de Pedro Ferreras como presidente de la SEPI, que éste ha justificado por motivos personales. Según fuentes de Hacienda, no era la primera vez que Ferreras planteaba la dimisión pero, en esta ocasión, le ha sido aceptada. El malestar del Gobierno por el plan de reestructuración de RTVE y los últimos errores de gestión (Iberia y Aerolíneas Argentinas, principalmente) han forzado la salida de Ferreras que en el Ejecutivo sólo contaba con el apoyo del titular de Exteriores, Josep Piqué, también en horas bajas.
Tanto Montoro como el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, se apresuraron ayer a alabar la gestión de Ferreras en la SEPI. El ministro de Hacienda señaló en una entrevista en una emisora de radio que la voluntad de Ferreras era la de "abandonar el cargo tras haber culminado una larga etapa al frente del holding público". Respecto a la sucesión de Ferreras, Montoro dijo que ésta se haría con calma y precisó que antes "se resolverán los asuntos pendientes".
No obstante, los últimos días se ha barajado el nombre del actual presidente de Telefónica Media, Juan José Nieto, como uno de los más firmes candidatos a ocupar la presidencia de la SEPI. Ya en abril del año pasado, cuando Ferreras presentó por primera vez su renuncia coincidiendo con el último cambio de Gobierno, se barajó el nombre de Nieto como alternativa. Ferreras, por su parte, estaría preparando su desembarco en un grupo editorial.
Fuentes consultadas por este periódico aseguran que esa decisión tiene su base en la falta de apoyos que tiene en el Gobierno. Además, Ferreras es uno de los "hombres de Piqué". El actual ministro de Exteriores se trajo desde Barcelona a este abogado del Estado cuando era titular de Industria y después de haber estado relacionado con él en asuntos como la suspensión de pagos de Ercros.
Además, según aducen esas mismas fuentes, el todavía presidente de la SEPI se ha desgastado en las últimas privatizaciones (Iberia y Ence) y en la gestión de Aerolíneas Argentinas.
En el caso de Iberia queda pendiente aún la solución del conflicto de las compensaciones al núcleo estable de accionistas de la compañía que exige 82.000 millones de pesetas a la SEPI en concepto de pérdida de valor en su inversión en la aerolínea.
Ferreras dijo ayer en una entrevista al diario ABC en referencia a este caso de las reclamaciones que la SEPI había preferido no decir nada sobre este particular punto del acuerdo de venta a este grupo de accionistas por que "poner los papeles encima de la mesa y decir que aquí hay algún sinvergüenza hubiera sido muy fácil". Fuentes del Ministerio de Hacienda aseguraron ayer que estas declaraciones fueron hechas por Ferreras a título personal y desde este ministerio no se entró a valorar el contenido de las mismas.
Respecto a la gestión de Aerolíneas Argentinas, desde fuerzas políticas como el PSOE se recuerda que fue el propio Ferreras el que hizo una dejación de la gestión de la compañía a favor de American Airlines (que sólo poseía en el momento de hacerse cargo de la empresa argentina el 10%). Los socialistas critican que Ferreras hiciera esa dejación de funciones en este capítulo.
La crítica fundamental que se hace a Ferreras en este asunto es que entre el mes de octubre de 1999 y el mes de marzo de 2001 haya invertido más de 100.000 millones, sin ser capaz de poner en marcha ni una sola de las iniciativas de reestructuración de la compañía que ya se habían puesto sobre la mesa.
Además de las críticas políticas, consta en los ministerios el malestar de empresas españolas con importantes inversiones en Argentina que han visto cómo su posición en este mercado se volvía cada vez más delicada por el conflicto económico y social abierto por esta crisis.
Comparecencia
Tanto el PSOE como IU han pedido la comparecencia de Ferreras en el Parlamento para dar cuenta de una gestión que califican como "nefasta". Jesús Caldera, el portavoz del PSOE en el Congreso aseguraba ayer que la gestión de Ferreras ha hecho "un enorme daño a los intereses públicos del país".
Según Caldera, es "lamentable que Ferreras abandone el cargo dejando a RTVE con una deuda de 700.000 millones". Fuentes consultadas apuntan al conflicto abierto en televisión como uno de los elementos esenciales que han precipitado la marcha de Ferreras. El propio presidente de la SEPI admitía en la citada entrevista que "a lo mejor el director general de RTVE (Javier González Ferrari) tiene muchas ganas de que yo me vaya".
Según recuerdan los socialistas, las respuestas dadas a las mismas preguntas por Ferreras y González Ferrari el pasado octubre en la comisión de presupuestos eran totalmente distintas. Las discrepancias internas sobre el plan de viabilidad de RTVE se han cristalizado en la falta de discusión sobre un acuerdo que habían quedado para presentar por un lado la SEPI y por otro el propio ente público.
El núcleo estable de Iberia opta por no avivar el conflicto
El núcleo de accionistas estable de Iberia (compuesto por el BBVA, Caja Madrid, El Corte Inglés y Logista) se esforzó ayer en mantener la cabeza fría y no entrar a calificar de forma oficial las declaraciones al diario ABC de Pedro Ferreras, en las que acusaba a los accionistas mayoritarios de la compañía de actuar "con mala fe para impedir la OPV de la aerolínea".
Los accionistas pretendían así "no echar más gasolina al fuego y evitar la polémica en un intento de propiciar un clima de tranquilidad en una compañía tan torturada últimamente como Iberia".
Sin embargo, fuentes conocedoras de las opiniones que ayer manejaban algunos de los máximos responsables de este grupo accionarial aseguraron que las declaraciones de Ferreras causaron un enorme estupor y extrañeza a la vista de que las realiza una persona que asegura haber dimitido del cargo.
Las reflexiones que se fueron suscitando a lo largo del día de ayer, siempre según las fuentes citadas, pasaban desde: "Parece una invitación implícita a que el núcleo estable abra la posibilidad de acudir a los tribunales" (en demanda de los 82.000 millones en compensaciones que exige por las diferencias de precio pagado cuando entró en la empresa y la valoración posterior que arrojó la OPV), hasta: "El Gobierno debería valorar la posibilidad de desautorizar las palabras de Ferreras, porque parecen toda una declaración de guerra al núcleo estable de la empresa".
En todo caso, los accionistas principales de Iberia mantienen en principio el calendario ya fijado de antemano, que no es otro que esperar a que la empresa se tranquilice, analizar en profundidad el contenido de los informes elaborado por los amigables componedores y reunirse después para tomar una decisión común, "y estos planes no deben modificarse por unas declaraciones de este tipo", subrayaron fuentes de los citados accionistas.
Una última oleada de privatizaciones envuelta en polémicas
La última oleada de privatizaciones ha sido accidentada. Las últimas ventas de empresas han dado lugar a ríos de tinta sobre la idoneidad de sus adjudicatarios o los ingresos conseguidos. El Consejo Consultivo de Privatizaciones, un órgano que emite informes no vinculantes sobre la venta de las empresas, ha recogido siempre alguna objeción a los procesos.
Uno de los que más polémica ha levantado por su proximidad en el tiempo y porque aún no está cerrado es el caso de Iberia. Pero hay más.
En la privatización de Ence, el grupo público concedió la mayoría de control a un consorcio de entidades bancarias que partía como favorita, aunque el sistema que se empleó hace poco atractiva una futura oferta por la empresa. La oferta de su rival portuguesa Portucel fue considerada por la propia SEPI como muy atractiva, pero no se le concedió la gestión de la compañía, aunque sí se le dejó abierta la puerta con la firma de un acuerdo industrial.
La privatización de Santa Bárbara, la empresa fabricante de armamento, también estuvo envuelta en polémica. La adjudicación por parte de la SEPI a la compañía estadounidense General Dynamics tardó casi un año en ser ratificada por el Consejo de Ministros. Y es que esa decisión puso en peligro el futuro de la construcción del carro de combate Leopard, cuya tecnología es propiedad del grupo alemán Krauss Maffei, que también optaba a la compra de la empresa de defensa española. La operación se desbloqueó tras largas negociaciones para la protección de la tecnología del grupo germano que no quería que su principal competidor, el fabricante del carro de combate Abrams, tuviese acceso a su vehículo. Posteriormente ha trascendido que la SEPI ha comprometido con General Dynamics elevados contratos por parte de Defensa.
Ferreras decidió la venta de Construcciones Aeronáuticas a la alemana DASA poco antes de que esta compañía optase por unirse a la francesa Aerospatiale para formar el consorcio europeo EADS. El peso de la española en el nuevo grupo quedó mermado por el pacto franco-alemán.