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Portugal sufre para cumplir sus compromisos fiscales

Lisboa se ha fijado el año 2004 como aspiración para el equilibrio fiscal, acompasando su ritmo a la lenta consolidación prevista por las grandes economías de la zona euro (Alemania y Francia) y con un año de retraso respecto al calendario fijado por Italia. Aun así, Portugal renquea en la consecución de unos objetivos que Bruselas considera poco ambiciosos y de riguroso cumplimiento para evitar un deterioro de la situación presupuestaria.

Si Irlanda fue el primer país en sufrir el año pasado una reprimenda pública de sus socios de la Unión Monetaria por su política presupuestaria expansiva, lo cierto es que las palabras más duras en esa evaluación anual las escuchó el ministro de Finanzas portugués, Joaquim Pina Moura. La Comisión Europea reconoce que su veredicto sobre el programa de estabilidad portugués fue el más severo en este ejercicio de revisión de la política presupuestaria en la zona euro al que los Doce se someten desde el Pacto de Estabilidad y Crecimiento suscrito en 1997. Quizá por ello al ministro irlandés, Charlie McCreevy, una proclamación a viva voz de la independencia de Dublín al tiempo que negociaba las enmiendas necesarias con Bruselas le han bastado para sobrevivir al varapalo. Pina Moura se vio forzado a introducir un recorte en el presupuesto tan severo que ha acabado por costarle la cartera de Finanzas.

Tras la firme llamada de atención de la UE, Pina Moura anunció la drástica reducción en sus planes presupuestarios, así como un plan plurianual que preveía permanentes medidas de ahorro durante los próximos años. "Una decisión nada fácil", aplaudió el comisario de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, "pero necesaria". Portugal había abandonado la senda de consolidación fiscal emprendida en 1995 y que en 1998 le permitió superar el examen para convertirse en socio fundador de la Unión Monetaria. La alerta entre sus socios comunitarios se disparaba este año al analizar el programa de estabilidad presentado por Lisboa para 2001-2004. El programa portugués apuntaba a un exceso en el gasto primario muy por encima de lo exigido por las grandes orientaciones comunitarias. "El Consejo [de Ministros de Economía de la UE] ve con preocupación que este exceso en el gasto constituye ya una característica habitual en anteriores presupuestos", indicaron esta primavera los homólogos de Pina Moura.

El comisario Solbes ha recordado, en concreto, que en 1997 el Gobierno portugués se había comprometido a reducir anualmente el gasto primario un 0,5% del PIB hasta 2000. "En cambio", recordó días antes del cese de Pina Moura, "a pesar del compromiso, lo ha aumentado a más de un 2% del PIB".

Para la Comisión, esta situación resultaba ya insostenible y, aún admitiendo que Portugal debe mantener inversión pública para continuar su proceso de convergencia, ha exigido un control estricto del gasto. En Sanidad o en salarios de funcionarios, por ejemplo, Portugal no sólo no muestra ninguna contención, sino que incluso sus incrementos en el gasto exceden la media comunitaria.

Bruselas empieza a sospechar incluso que la reforma del presupuesto, legado del ministro Pina Moura, puede no ser suficiente ante la desaceleración de la economía, que, inevitablemente, también afecta a Portugal. Lisboa preveía un crecimiento del 3,3% este año, cifra que Bruselas ya consideró irreal esta primavera y la redujo al 2,6%. En estas circunstancias, la Comisión se daría por satisfecha si Portugal cumple el objetivo de déficit para este año (1,1% del PIB) y "prepara un rápido declive del déficit en 2002". Sin esas condiciones, el nuevo ministro tampoco superará el próximo examen comunitario.

 

Un Gobierno en equilibrio inestable

El Gobierno del socialista António Guterres ha destacado en la actual legislatura por los continuos cambios en su composición.

El pasado 30 de junio el jefe del Ejecutivo anunció la sexta remodelación de su Gabinete desde que ganase las últimas elecciones legislativas, celebradas en octubre de 1999. Guterres ha respondido con cambios de ministros al acoso al que se ha visto sometido y que ha tenido su punto de origen en la crisis económica, el aumento del gasto público y los efectos de una leve reforma fiscal.

El mes pasado los ministros sustituidos fueron cinco: los titulares de los Ministerios de Finanzas, Sanidad, Economía, Defensa y Cultura.

Además, las críticas lanzadas por los principales grupos económicos y la banca han sido aprovechadas por los partidos de la oposición, como el Partido Social Demócrata (PSD) y el Partido Popular de Portugal, para cerrar el cerco en torno a Guterres y pedir su cese como primer ministro, argumentando un agotamiento en el Gobierno socialista.

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