Los socios de Iberia aplazan el pulso con la SEPI por las compensaciones
El núcleo estable de accionistas de Iberia ha optado por no enrarecer más la situación que vive la compañía. Para facilitar un clima de tranquilidad, ha decidido aplazar sus futuras decisiones respecto al contencioso que mantiene con la SEPI por las compensaciones que exige en relación a la diferencia de precio que pagó cuando se hizo con el control de la empresa y la valoración posterior que se fijó para la salida a Bolsa de la aerolínea.
El núcleo estable de Iberia esperará a que la compañía entre en vía de normalización, una vez que Federico Durán dicte su laudo, mañana jueves, para replantearse qué decisión tomar en relación con las compensaciones que exige a la SEPI.
Los accionistas de control de Iberia reclaman la diferencia de precio que pagaron cuando entraron como accionistas de referencia en la empresa y la valoración que se estableció para sacar a Bolsa la aerolínea.
Justo el día en el que el equipo directivo de Iberia tomó la decisión de paralizar la actividad de la empresa por el conflicto que mantenía con los pilotos, los dos amigables componedores que dirimieron durante más de un mes las razones que asistían a una y otra parte en este contencioso rompían la negociación y la SEPI declaraba que no había lugar para la indemnización. El desarrollo de los acontecimientos de los días posteriores y las prioridades del momento impidieron que los representantes del núcleo estable hicieran una valoración de lo sucedido y establecieran una estrategia de sus próximos movimientos.
Ahora, fuentes cercanas a la núcleo estable de accionistas explican que no hay prisa. Cuando el laudo esté sobre la mesa y el conflicto se sosiegue "será el momento oportuno de valorar que decisión tomar y obrar con toda la contundencia que sea necesario". Según la SEPI, el núcleo estable pedía indemnizaciones de 82.000 millones por minusvalías. La SEPI sólo estaba dispuesta a llegar a 20.000 millones.
Por otro lado, ayer el ministro de Fomento, Francisco Álvarez Cascos, dijo que aunque el laudo no convenza ni a Iberia ni a los pilotos, ambos deberán acatarlo. "Las partes han tenido la oportunidad de llegar a acuerdos y, por tanto, no pueden invocar ningún tipo de disgusto", según informa Efe.
Un laudo justo
Cascos precisó que las partes en conflicto han tenido tiempo "de sobra" para el acuerdo y que lo "fundamental" es que el árbitro sea "imparcial", por encima del juicio que merezca su dictamen a la empresa aérea y al sindicato de pilotos.
Según el ministro, el árbitro, "con su probada capacidad" debe decidir "lo más justo" . Insistió en que su departamento no interfirió en la negociación colectiva entre pilotos e Iberia y que su papel se limitó a intervenir "en un momento en el que presuntamente se ponía en peligro la seguridad y con el fin de restablecer la normalidad en los servicios".
"A nadie le puede extrañar que Fomento actúe como debe actuar en defensa del interés general, en defensa de miles de viajeros que iban a quedar