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Patronales y sindicatos alemanes piden más trabajadores foráneos

Resistencia conservadora

A ello estarían dispuestos también los democristianos, quienes no sólo podrían intentar bloquear la reforma en la Cámara alta, sino asimismo optar por una campaña electoral de tinte xenófobo, que ya en el pasado les ha dado buenos resultados en las urnas. Ayer, los pronunciamientos conservadores, en efecto, iban en esta dirección, al rechazar la ampliación de la inmigración y recalcar la necesidad de expulsar más expeditamente a aquellos extranjeros que cometan fechorías.

Pesa a que el número de extranjeros que reside en Alemania llegue a 7,3 millones de habitantes, un 8,9% de la población, los conservadores, sólo recientemente están comenzando a acostumbrarse a la idea de que Alemania es ya un "país de inmigrantes", como ayer dejó en claro el Informe Süssmuth.

Aceptar la entrada de profesionales altamente capacitados, en este contexto, es un avance a medias, como ha demostrado la poca resonancia del permiso de trabajo para informáticos creado el año pa-sado.

Alemania -con su embrollado idioma, sus inviernos de mínima luminosidad y su amenazante xenofobia- no es tierra prometida para la elite de la globalización.

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