El sector hortofrutícola busca medio billón para reactivar la exportación
El mercado exterior de las frutas y hortalizas producidas en España lleva cuatro años sin levantar cabeza, y los datos del primer trimestre de 2001, que registran una caída del 3,4%, confirman que este será el quinto ejercicio que sufre un estancamiento de las ventas. La saturación de los mercados europeos de productos de terceros países es el problema, que sólo se resolverá modernizando las explotaciones, concentrando la oferta e innovando, medidas que cuestan medio billón de pesetas, según la patronal Fepex.
Desde 1997 las exportaciones españolas de frutas y hortalizas muestran gráficas completamente rectas. Crecen ligeramente en valor, pero las cantidades no difieren un año de otro. Los productos procedentes de terceros países como Chile o Marruecos saturan el mercado comunitario, y lo hacen, además, cuando más daño proporcionan a España: las cosechas del Estado norteafricano, por ejemplo, coinciden en el tiempo con las españolas y no con las de otros países europeos productores que sacan sus frutas y hortalizas en temporadas en las que nadie les hace sombra.
Y esto no es todo: la lesa actitud que el Gobierno comunitario manifiesta con las reiterados incumplimientos de los acuerdos firmados con Marruecos en materia de exportación hortofrutícola exaspera a los productores españoles, quienes sostienen que "nuevas concesiones de la Unión Europea a este país supondrían un grave perjuicio para las producciones españolas y además tampoco benefician al conjunto de la sociedad marroquí, sino exclusivamente a los grandes grupos exportadores ligados a la oligarquía".
Quien sostiene este aserto, la Federación de Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex), que representa al sector, ha estudiado las posibles soluciones que requiere la dinamización de las exportaciones y ha llegado a varias conclusiones, todas resumidas en "la necesidad de afrontar una reestructuración del sector de frutas y hortalizas basada en tres aspectos básicos: la investigación, la concentración de la oferta y la modernización de las explotaciones".
Todo ello, según las cuentas que ha echado Fepex, costaría unos 500.000 millones de pesetas que deberían cofinanciar los propios productores, junto con las Administraciones autonómicas, estatal y comunitaria. En juego está el futuro del gigante de la agricultura española: un sector que vende 1,8 billones de pesetas en los mercados exteriores y nacionales y genera 500.000 puestos de trabajo directos.
Las principales regiones productoras (Murcia, Canarias, Valencia, Andalucía y Aragón, responsables del 91% de las frutas y hortalizas que se cultivan en España) se reunieron hace unos días en Almería para diseñar la estrategia que debe desembocar en la vuelta a las cifras de exportaciones que el sector exhibía antes de 1997, ejercicio que marcó el punto de inflexión de las ventas en los mercados internacionales.
El primer paso era mostrar los datos. El segundo, elaborar un calendario de encuentros con las autoridades para lograr las adhesiones econó-mi-cas y legislativas que requiere el plan y que se inicia con una entrevista en el Mi-nis-terio de Agricultura. El ter-cero lo determinará la respuesta de los mandatarios.
De momento, la pretensión es potenciar la investigación para lograr elementos varietales más eficientes, concentrar la oferta para incrementar el poder negociador ante los grandes canales de comercialización y modernizar las explotaciones mediante el fomento de la innovación tecnológica.
La fruta pierde las vitaminas
Los que reflejan las exportaciones no son los únicos indicadores negativos del sector hortofrutícola español. El consumo interno de frutas cayó un 20% en los últimos años, dato que no ayuda a tranquilizar a los productores, preocupados por la caída de las ventas en el exterior. Además, los jóvenes no se están incorporando al relevo generacional, lo que disipa la esperanza de una recuperación a medio plazo. Los nuevos hábitos alimentarios de los españoles no colocan la fruta en el nivel que ha ocupado siempre, pues ha sido relegada por los nuevos postres fruto de la investigación y la continua innovación de empresas multinacionales que han desplazado sin contemplaciones el lugar que ocupaba la fruta en nuestra dieta mediterránea.
Los productores españoles, sin embargo, han continuado inmersos en su tradicional sistema de comercialización y su inexistente capacidad de innovación. Con estos mimbres poco han podido competir con los nuevos productos.
No ha sido buena noticia tampoco para el sector la resolución de la organización de mercado de frutas y hortalizas, que no ha contemplado las demandas que elevaron los agricultores tendentes a incrementar los fondos operativos y las ayudas al sector.
La exportación de frutas y hortalizas en 2000 finalizó con unas ventas en los mercados exteriores (la UE concentra el 90% de los destinos) de 951.888 millones, valor de los 8,6 millones de toneladas que fueron enviadas. Y ya en el primer trimestre de 2001 se produce una caída del 3,4% de las ventas.