El PSOE asegura que mejorar la sanidad cuesta un billón más
El PSOE quiso ayer adelantarse al debate que hoy surgirá en el seno del Consejo Interterritorial de Salud sobre el futuro de la sanidad pública. Consuelo Rumí, secretaria de política social y migratoria, presentó 21 propuestas para mejorar y consolidar el nuevo Sistema Nacional de Salud (SNS), aquel que surgirá tras el traspaso de competencias a las 10 comunidades que aún no gestionan el servicio regional de salud.
Rumí, consciente de las dificultades que ha tenido Celia Villalobos para llevar al Consejo propuestas concretas, de hecho hoy se tendría que haber aprobado el Plan de Estabilidad Farmacéutica y el ministerio ha relegado al punto 11 del día unas simples consideraciones sobre la evolución del gasto en farmacia, se proponía ayer abrir el debate sobre cuáles son los actuales retos sanitarios, pero su oferta resultó tan ambiciosa, que se vio obligada, no sin reparos, a cuantificar económicamente su coste: un billón de pesetas en el conjunto de la legislatura.
La secretaria de política social aseguró que la obtención de estos recursos no es incompatible con una rebaja fiscal y propuso "una gestión más eficaz" como alternativa a la ampliación del crédito presupuestario. Entre otras cosas reclamó para el sistema los 300.000 millones que la industria farmacéutica gasta el año en la promoción de medicamentos.
Lo que Rumí no quiso desvelar es si los gobiernos socialistas apoyarán un modelo de financiación que no garantice la suficiencia económica del nuevo SNS, aunque advirtió que "harán lo posible porque así sea". Mucho más explícita sobre los plazos de ejecución de estas políticas, anunció el compromiso de su partido con cada una de ellas, que "verán las luz si el PSOE gana la próximas elecciones generales". Mientras llega el momento, desveló que la oferta se plasmará en un Libro Blanco, que incorporará las sugerencias de usuarios y profesionales.
Los socialistas opinan que son los profesionales sanitarios los garantes de un SNS "de calidad". Para ellos reclaman, sin cuantificar aún, mejores retribuciones económicas, jornadas de 35 horas, más plantilla y un compromiso ético con el sistema, que obligaría a los médicos a elegir entre trabajar en la sanidad pública o en la privada.
Rumí se refirió a ellos cuando mencionó la necesidad de rebajar la factura de farmacia, pues son "los que deciden cuánto y cómo se gasta".
La secretaria de política social, que intentó huir en todo momento de las descalificaciones personales, criticó que Celia Villalobos, a la que apodó la ministra débil, "sea fuerte con los débiles y débil con los fuertes", en clara alusión a las negociaciones que mantiene con los laboratorios. Y propuso que se frene la política de autorizaciones de fármacos, que triplican el precio de los que ya están en el mercado, sin mejorar su eficacia terapéutica. El PSOE descarta ampliar la lista negativa de medicamentos, medida barajada hace unos meses como alternativa al copago de los pensionistas.