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La oposición alemana exige un vuelco en la política económica

La oposición conservadora alemana, encabezada por la presidenta de la Unión Cristiana Democrática, Angela Merkel, se echó ayer lanza en ristre contra el Gobierno rojiverde al aprobar un programa de choque para reactivar la coyuntura alemana en el que, de entrada, se resalta que "la situación económica en Alemania es un desastre".

Tras esta tremendista sentencia y fuertes acusaciones contra los gobernantes socialdemócratas y verdes -que no "aprovecharon la buena coyuntura del año pasado"- la CDU propone un programa de choque de 10 puntos cuyos principales ejes son la aceleración de la reforma fiscal y la eliminación del impuesto sobre el consumo energético, la llamada ecotasa.

Los conservadores, asimismo, proponen revertir buena parte de las reformas en el mercado laboral introducidas por el Gobierno rojiverde, como aquella destinada a evitar el fraude fiscal de personas que se declaran como autónomas, o aquella otra para incorporar al sistema de Seguridad Social los empleos de muy baja remuneración.

Más allá de sus propuestas de política económica, el programa ideado por Angela Merkel constituye un evidente intento de los conservadores, muy enfrascados últimamente en rencillas internas, para volver a ganar protagonismo frente a un Gobierno que hasta hace poco parecía invencible en las próximas elecciones, en 2002.

"Esto es una política vudú, que no tiene nada que ver con una planificación seria", contraatacó ayer el ministro de Finanzas, Hans Eichel. Según sus cálculos, las propuestas de los conservadores costarían al erario público 85 millardos de marcos (7,2 billones de pesetas) en 2002, mucho más de lo que puede pagar el Estado alemán, que ya de por sí corre peligro de no cumplir con su meta de reducir el déficit fiscal (Angela Merkel, por contra, sostuvo que el programa de choque costaría apenas 43 millardos de marcos).

La idea de acelerar los próximos pasos de la reforma fiscal -que este año supone un alivio de 45,4 millardos de marcos, 3,8 billones de pesetas, para empresas y particulares- ya ha sido rechazada varias veces por el ministro de Finanzas.

De todas formas, el panorama se está complicando para el Gobierno. El deterioro de la coyuntura pone en peligro no sólo la meta oficial de reducir hasta 3,5 millones el número de parados en 2002, sino también de recortar, hasta un máximo del 40% del salario bruto, los costes laborales (desde un 42,3% en 1998). Durante el fin de semana, fuentes del Gobierno ya habían admitido la posibilidad de que las cotizaciones no podrán bajar tanto como estaba previsto.

El Ministerio de Finanzas, entretanto, ayer afirmó en su informe mensual que todo indica que "la coyuntura se seguirá debilitando" en los próximos meses.

En junio, la inflación alemana fue del 3,1%, según la estimación preliminar de la Oficina Federal de Estadísticas conocida ayer.

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