Los agricultores acusan a la gran distribución de elevar los precios
El índice de precios al consumo (IPC) creció un 0,4% el último mes y un 4,2% el último año, en parte por la alimentación. Los agricultores culpan a la gran distribución de no trasladar a sus clientes las sucesivas caídas de precios en origen.
Dice la Confederación de Cooperativas Agrarias Españolas que del incremento de las cotizaciones no se puede responsabilizar al sector productor, "ya que las grandes cadenas de distribución están fuera de su alcance como se puede comprobar por el hecho de que, a pesar del hundimiento de precios en origen del vacuno hasta un 50%, el consumidor siguió pagando lo mismo por el kilo de ternera".
Y dice la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG) que "el incremento de precios al consumidor no está originado por el crecimiento de los precios de los productos en origen, sino que se produce en otras fases de la cadena de valor. De hecho, si dependiera de los agricultores y ganaderos los precios de la alimentación no sólo no hubieran crecido, sino que incluso habrían bajado".
Para esta organización la raíz del problema se encuentra en la enorme atomización de la empresa alimentaria, que la debilita y le resta capacidad de presión para enfrentarse a la distribución cada vez más concentrada y poderosa.
Como consecuencia, los precios percibidos por los agricultores han caído dos puntos en los últimos cinco años, mientras que los pertenecientes a los alimentos han dibujado un paisaje totalmente diferente.
Por ejemplo, han experimentado un crecimiento interanual de un 36% en la patata, de un 28,5 en la carne de cerdo, de un 22,2% en la carne de ovino o de un 9% en la fruta. "Si se analiza un indicador y otro, comprobaremos que no son congruentes", explica José Luis Miguel, de COAG.
Desregulación
Además, la escalada de precios alimentarios es impulsada por otros dos motivos: la desregulación de algunos productos y la oscilación de la producción agraria.
Dice un informe de la confederación de las cooperativas con relación al primer punto que "los productos con subidas más acusadas carecen de una regulación del mercado. Es el caso de la patata, que carece de una organización común de mercado que ordene el sector y que evite las crisis cíclicas que sufre".
Por otra parte, "nosotros no hacemos tornillos", dicen las organizaciones agrarias. Las especiales características de la agricultura impiden "que el análisis puntual de la evolución de los precios del grupo de los alimentos dentro del IPC sea válido para la obtención de conclusiones rigurosas", apostilla COAG. Se refiere a que las crisis sanitarias, la climatología, la inestabilidad de los mercados o las directrices de política agraria impiden comportamientos estables de los precios.