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INTERNACIONAL/ Mæpermil;XICO

Los empresarios presionan al Gobierno de Fox para que devalúe el peso

La fortaleza del peso está perjudicando seriamente a la competitividad de los exportadores mexicanos. Los empresarios temen empezar a perder mercado en EE UU en beneficio de países con monedas depreciadas. Por eso, presionan al Banco Central para que actúe, pero éste insiste en dejar que sea el mercado el que fije la cotización.

Las expectativas generadas por el histórico cambio de Gobierno en México han beneficiado al peso y a la Bolsa, pero han perjudicado seriamente a la competitividad del sector exportador, cuya situación se ve agravada con la coyuntura internacional de caída generalizada de la demanda.

Frente a la crisis cambiaria de Brasil y la recesión económica de Argentina, México ha emergido como una isla de estabilidad en América Latina, atrayendo grandes flujos de dólares que han fortalecido a la moneda mexicana. El peso se ha apreciado más de un 6% en lo que va de año y ya roza las nueve unidades por dólar. Es, de hecho, la moneda con mejor comportamiento frente al dólar.

Los asalariados y todos aquellos que tienen su deuda en dólares disfrutan de la situación, pero muchos empresarios no piensan lo mismo. Las exportaciones mexicanas crecieron un 22% en 2000. Este año se prevé que no crezcan más de un 1%.

Dependencia de EE UU

Las perspectivas de crecimiento en México no son muy halagüeñas, del 6,9% registrado en 2000, este año se espera un crecimiento del orden del 2%-2,5%, según la última previsión del Gobierno publicada el lunes pasado. Buena parte de esta desaceleración tiene que ver con la dependencia crónica de EE UU, cuyo sector manufacturero ha entrado en recesión.

"La conexión es clara, el 90% de las exportaciones mexicanas son manufacturas y el 87% de ellas van a Estados Unidos", explica Pablo Álvarez, analista de Bursamétrica.

Por esta razón, los empresarios le han trasladado al presidente del Ejecutivo, Vicente Fox, la necesidad de presionar al Banco de México (Banxico) para que actúe en el mercado. Fox escucha las demandas de los empresarios, pero se escuda en la independencia de Banxico.

El gobernador del instituto emisor, Guillermo Ortíz, ha salido a la palestra esta semana y ha reiterado que no modificará su política. El gobernador defiende, además, que "ya ha tomado medidas". Su actuación ha consistido en rebajar el corto, el dinero que presta a un tipo de interés penalizado, de 400 a 350 millones de pesos (de 8.500 a 7.500 millones de pesetas).

La medida ha impulsado a la baja los tipos de interés. Los rendimientos reales de los bonos Cetes a 28 días (los que se utilizan como referencia para medir el precio del dinero) se sitúan actualmente por debajo del 4%. Los empresarios consideran que la medida no es suficiente, ya que el peso ha seguido su trayectoria alcista. Pero Banxico ya ha adelantado que no hará movimientos a no ser que la inflación caiga a niveles desconocidos.

Las previsiones cifran el crecimiento del IPC en el 6,5% para el año y todo indica que el objetivo se cumplirá. La autoridad monetaria está atrapada. Fomentar una depreciación del peso, no sólo podría amenazar el objetivo de precios, "también erosionaría los salarios, lo que es insostenible como modelo de desarrollo social", según Carlos Elizondo, director del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

A los problemas de los exportadores se une la incertidumbre sobre la reforma fiscal, necesaria pero impopular. El Gobierno la presentó el 8 de abril, pero es difícil que el Parlamento la apruebe antes de otoño. Los políticos se lo están pensando, no es muy popular aprobar un IVA del 15% sobre medicamentos y alimentos en un país con 45 millones de habitantes (casi la mitad de su población) viviendo en la pobreza. La incertidumbre del cono sur de América comienza a extenderse ahora a México.

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