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La Bolsa argentina impide el rebote alcista del Ibex

La Bolsa de Buenos Aires, que había estado cerrada el lunes, respondió ayer con un alza del 0,32% a las medidas tomadas por el Gobierno para atajar la crisis, calificadas como una devaluación encubierta. Ello dejó en agua de borrajas el rebote alcista del Ibex, que, pese al desplome del lunes y a la buena apertura de Wall Street, sólo subió el 0,32%.

Muchas miradas estaban puestas en la apertura de los mercados argentinos. No pudieron cotizar el lunes la creación de un tipo de cambio para los exportadores, y la presumible caída no llegó hasta ayer. Rondaba el 5% al cierre de las Bolsas europeas. Superior, por lo visto, a la que esperaban los inversores españoles, pues el Ibex perdió todo su fuelle al abrir Buenos Aires.

Subía la Bolsa alrededor del 1% por la mañana, en un típico rebote alcista tras la caída del 3,68% el lunes. Pero al abrir los mercados en ultramar pesó más la flojera de Argentina que la recuperación del Nasdaq. Así que, tras rondar los números rojos, el Ibex ganó un 0,32%.

El mercado, además, insistió en su castigo a Telefónica, que, tras perder un 7,85% el lunes (la mayor caída en dos años y medio), retrocedió un 0,33%. La gran banca, que también había sufrido el lunes, avanzó alrededor del 1%.

El principal temor del mercado es que lo que se ha denominado devaluación encubierta se torne en una devaluación en toda regla que lleve a la salida masiva de capitales y, en fin, a una crisis financiera como la de 1994 en México, 1997 en Asia o 1998 en Rusia y América Latina. Una crisis que profundice la parálisis económica de Argentina y asome al abismo a sus vecinos. Lógico, pues, que el principal inversor en la zona (España) se resienta.

Reacción en Buenos Aires

El primer movimiento de los mercados indica a las claras que los nervios están a flor de piel. La Bolsa perdía el 4,5% a dos horas del cierre. El precio del bono denominado en dólares había caído un 4% el lunes. También se había disparado el diferencial entre los tipos de interés de la deuda argentina y los de la estadounidense, un indicador del riesgo que percibe el mercado en estos bonos.

Con todo, los descensos no han sido desmesurados. En algunas sesiones de abril y mayo, tanto la Bolsa como los bonos argentinos sufrieron caídas superiores a las de ayer. Y afectaron a la Bolsa española, muy ligada a la evolución de los mercados argentinos. El efecto sobre Telefónica fue mucho menor en los dos movimientos bajistas anteriores. El mal momento del sector en las telecos europeas ha exagerado, según algunos observadores, el retroceso de la teleco.

Mauro Leos, de la agencia de calificación financiera Moody's, comenta que "ya asignamos una perspectiva negativa a Argentina por las posibles dificultades económicas, financieras y fiscales. Lo ocurrido va en línea con estas expectativas". Para este analista, la medida pue-de resultar positiva, aunque no mejore de forma inmediata la situación. El riesgo, dice, está en que el mercado perciba que se avecina una devaluación.

Elena Eyres, de BSCH Gestión, es más optimista. Opina que las medidas han estado bien encaminadas, pues tratan de estimular la economía: "No hay ahora más riesgo de devaluación que hace una semana". Según Eyres, Argentina no tiene la presión de próximos vencimientos de deuda que tenían México en 1994 o Brasil en 1998.

Además, como recuerda Alicia Jiménez, de Self Tra-de, aunque se produzca una devaluación, tampoco se acabaría el mundo. "Brasil ya devaluó en 1998 y no pasó nada. Hay mucha volatilidad, se pasa mal y los valores expuestos a la zona caen, pero es algo con lo hay que contar al invertir en un mercado emergente".

 

El largo plazo, un término olvidado

"En Argentina, lo relevante es el muy corto plazo", comentaba ayer Mauro Leos, analista senior para América Latina de Moody's. La agencia cree que las medidas de Cavallo pueden llegar a ser positivas en el medio plazo, pero por ahora lo más importante es la reacción de los mercados. "Existe un potencial de empeoramiento ligado al comportamiento bursátil", señala.

Más allá de los efectos reales de la medida, los mercados han castigado los activos financieros argentinos por el riesgo de que se desate el pánico. Es lo mismo que ha ocurrido en otras ocasiones durante los últimos meses. Hay miedo al miedo, y por eso sólo manda el corto plazo. Así, en las propias agencias de calificación de deuda reconocen la importancia del sentimiento de mercado.

De todas maneras, hay operadores que reconocen moverse de cara a una futura devaluación del peso. Aunque la medida no sería de hoy para mañana, prefieren curarse en salud.

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