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CRâNICA DE MANHATTAN

<I> Ligar la pensión al Nasdaq</I>

Mientras el presidente George Bush celebraba su primera gira europea, en Washington DC empezaron a ponerse los cimientos para lo que el republicano presenta como el "relanzamiento de la Seguridad Social". Dicho en otros términos, la semiprivatización de las pensiones a través de cuentas de inversión individuales. La comisión de los dos grandes partidos encargada de diseñar la reforma celebró el lunes su primera reunión, y lo primero que hizo fue detallar los motivos por los cuales cree necesario el cambio. A saber, el mecanismo de la Seguridad Social dejará de tener superávit en 2016, fecha en la cual tendrá que empezar a vender su reserva de bonos para financiar el pago de pensiones. En 2038, esa reserva se habrá agotado y los ingresos por cotizaciones sociales sólo financiarán un 72% de las pensiones. La solución, según Bush, está en que los trabajadores inviertan en Bolsa parte de sus cotizaciones sociales.

La comisión encargada de diseñar la reforma está compuesta por 16 miembros y todos apoyan la creación de cuentas de inversión individuales. Su copresidente es Richard Parsons, director operativo de AOL Time Warner. Y su tarea es harto complicada. La idea ya fue barajada por el Gobierno de Bill Clinton, pero nunca se avanzó demasiado en ella porque presentaba enormes dificultades técnicas y fue rechazada de plano por las grandes centrales sindicales. Ahora es recuperada por Bush con renovados bríos.

Las casas de Bolsa y las gestoras de fondos, que aspiran a embolsarse millones de dólares en comisiones con estas cuentas individuales, llevan años promoviendo la idea con ayuda de centros de estudios como el Cato Institute (que tiene entre sus estrellas favorables a José Piñera, el ex ministro chileno que privatizó las pensiones durante la dictadura de Augusto Pinochet). Y varias de estas firmas se han agrupado para lanzar la Coalición por la Seguridad Financiera Americana, una asociación dedicada a promover la reforma que contará hoy, como invitado en un almuerzo que celebra en Nueva York, con el secretario del Tesoro, Paul O'Neill.

El argumento básico del frente por la privatización es que los trabajadores tienen derecho a gestionar sus propios recursos de jubilación y que la Bolsa les generará más rendimientos que el sistema público de pensiones.

La idea resulta difícil de promover tras el desplome sufrido por las Bolsas en el último año. Y existe el temor fundado de que sólo los trabajadores con sueldos más altos podrán gozar de servicios de inversión medianamente aceptables. En un país en el quienes menos dinero tienen en el banco son los que más pagan en comisiones, ¿qué gestora va a aceptar las cuentas individuales de los millones de trabajadores que aportan apenas unos cientos de dólares al año a la Seguridad Social? De los 150 millones de trabajadores del país, al menos cinco millones ganan menos de 2.000 dólares al año (unas 390.000 pesetas, poco más de 2.300 euros), con lo cual su contribución a la Seguridad Social es de unos 120 dólares anuales (23.000 peseta) apenas para comprar dos acciones de Microsoft). Y las mayores gestoras de fondos establecen un saldo mínimo de 1.000 dólares (192.000 pesetas o algo más de 1.150 euros) para cuentas individuales.

Además, el Congreso acaba de poner en marcha una investigación para establecer si son ciertas las acusaciones de conflicto de intereses de los departamentos de análisis de las firmas de Wall Street (se les acusa de dar consejos "interesados" a los clientes, provocándoles cuantiosas pérdidas). Con lo cual, el ambiente está bastante enrarecido en el Capitolio. Pero Bush ya ha dejado meridianamente claro que él es un líder que "escucha", pero no ceja en sus empeños. Si no, que pregunten a sus "socios y aliados" de Europa.

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