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El gasto en farmacia se dispara un 17%, pese a los ajustes

La factura farmacéutica volvió a dispararse en abril. Con un gasto mensual de 86.118,6 millones de pesetas, la tasa interanual crece un 17%, según datos de la consultora IMS. Factores climatológicos -el brote alérgico- explican, en parte, este repunte; pero farmacéuticos y laboratorios aseguran que esconde también el fracaso de la política de genéricos.

En abril, sólo cuatro meses después de haberse publicado el decreto de precios de referencia, la factura farmacéutica ha vuelto a crecer un 17% (86.118 millones de pesetas, el gasto mensual), una tasa interanual que no se registraba desde octubre del año pasado y que, anteriormente, sólo se había alcanzado en marzo de 1999. Son datos de la consultora IMS, que mide las ventas de la distribución mayorista.

El incremento del número de envases ha sido inferior (6,9%), aunque también ha roto la tendencia de los primeros meses de 2001, cuando el crecimiento del número de unidades era negativo.

El repunte del gasto tiene una primera explicación clínica: las alergias primaverales, que este año han sido más tardías y más intensas, y augurarían un incremento de la factura similar en los meses de mayo y junio.

De ahí, la decisión del Ministerio de Economía de rebajar un 15% el precio de los medicamentos que pertenecen a uno de estos cinco principios activos: atenolol, ciprofloxacino, enalapril, famotidina y omeprazol.

Es verdad que en este conjunto de especialidades había una gran dispersión de precios, pero también es cierto que con la rebaja se logra poner coto al gasto de los próximos meses. La medida entrará en vigor el 15 de junio y afectará a más de un centenar de medicamentos y 400 presentaciones farmacéuticas.

La intervención de Rato en este asunto no sólo ha provocado un gran malestar en el seno de Farmaindustria, la patronal de los laboratorios de marca; a juicio de algunos laboratorios de genéricos, es la puntilla que faltaba para acelerar el descalabro de este incipiente negocio, porque equipara precios de marca y de genéricos, impidiendo el despegue de estos últimos.

Para farmacéuticos y laboratorios, los datos de abril dejan entrever adicionalmente dos fenómenos no coyunturales: primero, que el efecto precios de referencia ya se ha agotado, y segundo, que la política de genéricos no funciona. De ahí, que auguren, a pesar de la rebaja del 15%, un repunte en el mes de agosto.

Los genéricos se estancan

A juicio de estas fuentes, la diferente evolución de las tasas de gasto y número de envases demuestra que se está produciendo un efecto sustitución en el mercado de envases baratos por envases caros, que son los que disparan el gasto mensual y que precisamente la promoción de los genéricos quería evitar.

Desde que comenzó el año 2001, la penetración de los genéricos ha ido disminuyendo mes a mes, tanto en número de envases como en facturación. Recientemente, durante unas jornadas sobre el Futuro de los Genéricos, la anterior subdirectora de Planificación Farmacéutica, Nieves Martín, reconoció que su consumo "se había estancado", después del empujón que supuso la entrada en vigor del decreto de precios de referencia el 1 de diciembre, y destacó que su utilización en atención especializada era testimonial. Martín dijo, sin embargo, que todavía era "pronto" para saber si se trata de un fenómeno estacional o una tendencia firme.

La industria confirma el estancamiento de las ventas en los meses de abril y mayo, aunque los datos de mercado no se han distribuido.

Todo parece indicar que desde el Ministerio de Sanidad se han alentado unas expectativas de negocio que no se corresponden con la realidad.

Lo cierto es que una cuota de mercado del 3,19% es incompatible con la viabilidad financiera de 300 laboratorios de genéricos. Entre marzo de 2000 y marzo de 2001, las empresas de genéricos facturaron 26.179, de los 896.754 millones que facturó el total de la industria farmacéutica, un 2,84% en tasa anual móvil.

 

Todos quieren quedarse con la prescripción

Médicos y farmacéuticos luchan hoy por la prescripción, por decidir qué fármaco consume el paciente. La ley permite a los facultativos recetar un medicamento de tres modos diferentes: como fármaco de marca (Tamín), como especialidad farmacéutica genérica (EFG) de marca (Famotidina Mabo) y como EFG sin marca (Famotidina EFG).

Los tres fármacos son bioequivalentes y sirven para las molestias gastrointestinales y los tres están por debajo del precio de referencia, que es aquel que el Sistema Nacional de Salud está dispuesto a pagar. ¿Qué ocurre? Que muchos farmacéuticos sustituyen el medicamento de la receta por otro genérico, lo que causa confusión en los pacientes y el malestar entre los facultativos, que en los últimos meses han decidido volver al sistema tradicional de prescripción.

Estas sustituciones permiten a los boticarios reducir sus stocks y gastos financieros. La competencia desleal también ha llegado a este negocio. El estancamiento favorece las ventas por debajo del precio legal, con descuentos o regalo de genéricos.

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