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Vodafone registra las primeras pérdidas por su política de crecimiento

Vodafone incurrió el año pasado en las primeras pérdidas anuales de su historia, fruto de la fuerte política de crecimiento con adquisiciones. El líder mundial del móvil tuvo unos números rojos de 2,6 billones de pesetas (13.800 millones de dólares) en el ejercicio fiscal que termina a 31 de marzo por los costes relacionados con los 37 billones invertidos en compras, muchos de ellos en Mannesmann.

Los resultados operativos sí mostraron fortaleza. Vodafone tuvo un Ebitda (flujo de caja operativo) de 1,9 billones de pesetas, lo que implica un alza del 28%. Los ingresos crecieron a una tasa similar, hasta situarse en 5,88 billones.

El deterioro de los márgenes, sin embargo, ha llevado a Vodafone a cambiar de estrategia. A partir de ahora pondrá fin a su política de crecimiento con adquisiciones y se dedicará a consolidar un imperio con presencia en 29 países y 83 millones de clientes, según explicó ayer su presidente, Chris Gent.

Vodafone también advirtió a sus accionistas que el 5% de su capital que está en manos de otras compañías podría ser vendido a finales de junio. Buena parte de estas acciones son propiedad de los socios españoles de Airtel.

El último año de Vodafone ha sido prolijo en compras. Las pérdidas anuales incluyen 3,3 billones de pesetas en amortización de fondo de comercio, comparados con 467.500 millones del ejercicio anterior. La operadora celular ha desembolsado también 3,6 billones en la compra de licencias de tercera generación en Europa y ayer añadió que necesitará otros 2,75 billones de inversión en los próximos cinco años para desplegar las redes.

Estas inversiones servirán, según Vodafone, para incrementar los ingresos por cliente y maximizar los resultados, así que otro de sus objetivos es centrarse en el desarrollo de la tecnología de tercera generación.

Baja deuda

A pesar de estos precedentes, Vodafone es la operadora con menos deuda entre las seis mayores de Europa. Su endeudamiento permaneció en 1,84 billones de pesetas a finales de año, el 5,4% de su capitalización bursátil. Además, el líder mundial del móvil prometió mantener las buenas clasificaciones de deuda que tiene.

Esta situación ha sido posible porque, junto con la política de compras, también ha habido una de desinversiones, que ha dado 9,1 billones de pesetas a la compañía en el último año. Entre ellas destaca la venta de Orange y de las empresas industriales y de telefonía fija de Mannesmann.

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