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El perfume, el negocio más rentable de los diseñadores

La empresa Adolfo Domínguez ingresó el año pasado en concepto de cesión de marca para la fabricación de perfumes un total de 243 millones de pesetas, según los datos que constan en las cuentas depositadas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Esta cantidad, que en principio parece escasa, es considerada en el sector como relevante, ya que se trata de ingresos libres de polvo y paja.

Para Puig, el fabricante de los perfumes de Adolfo Domínguez (un negocio heredado con la compra de Myrurgia), supone un volumen superior a los 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros), lo que equivaldría a unos 6.200 a 6.500 millones de pesetas en precio venta al público, según fuentes del sector. Puig, que no quiso confirmar esta cifra, debe afrontar no sólo los gastos de producción y distribución, sino también de publicidad, que en el sector de la perfumería ronda entre el 25% y el 30% de la facturación.

El año pasado, la inversión bruta en publicidad para los cinco perfumes de Adolfo Domínguez (Vetiver, Alegría y Agua Fresca, las dos últimas para hombre y mujer), fue de 1.040 millones de pesetas, según Infoadex.

No obstante, el negocio de Adolfo Domínguez es suficientemente atractivo para el grupo perfumero catalán como para haber aumentado su participación en la empresa textil hasta más del 11% y evitar así la OPA que recientemente lanzó Cortefiel.

Pero para Adolfo Domínguez, como para la mayoría de los diseñadores, el principal beneficio de la actividad perfumera llega no tanto por los royalties que percibe como por la notoriedad que adquiere con este negocio. La publicidad y la difusión de la marca es una de las bazas más importantes.

De hecho, "los ingresos por perfumería son los más rentables para un diseñador", aseguran fuentes del sector. Esta línea de negocio es directamente proporcional al glamour de la marca, de modo que cuanto más renombrado es un diseñador, más importancia proporcional tiene su actividad de perfumería. En algunos casos, sobre todo en firmas internacionales, puede llegar a representar más del 50% de la facturación.

Los fabricantes suelen pa-gar un royalty que oscila en-tre el 3,5% y el 7% sobre las ventas, según la implantación que tenga el modisto.

La importancia de la perfumería hace que otros diseñadores, como Jesús del Pozo, Antonio Miró, Francis Montesinos y Devota & Lomba, por ejemplo, hayan firmado acuerdos o entablado conversaciones con diferentes fabricantes para comercializar perfumes bajo su marca. Hasta el actor Antonio Banderas cuenta con una colonia que produce Puig con la marca Diábolo. Incluso Zara vende en sus tiendas su propia fragancia.

La empresa madrileña Perfumes y Diseño tiene acuerdos con Roberto Verino, Armand Basi y Jesús del Pozo para sus distintas gamas de productos de perfumería.

Marcas de lujo

Dentro de la perfumería selectiva, es decir, la que se vende exclusivamente en establecimientos elegidos por el fabricante, el número uno lo ocupa Loewe con una cifra de venta (precio de fabricante) de 4.700 millones de pesetas (28,25 millones de euros), según el ranking del European Forecast Asociation, el único del sector.

El segundo puesto lo ocupa Dior, que factura 4.100 millones de pesetas (24,64 millones de euros), seguido de Armani, con 4.000 millones de pesetas (24,4 millones de euros). Los perfumes de Carolina Herrera, que también produce Puig, facturaron el año pasado 2.609 millones de pesetas (15,68 millones de euros).

El perfume de hombre más vendido en el canal selectivo fue Hugo Boss, con 2.400 millones de pesetas (14,4 millones de euros), mientras que el de mujer fue Lancaster, con 1.038 millones de pesetas (6,24 millones de euros).

Hay que tener en cuenta que marcas como la de Adolfo Domínguez se venden tanto en canales selectivos como de gran consumo.

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