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Ex ministros del PSOE ven viable un IRPF con tipo único

Los ex ministros de Economía Miguel Boyer y Carlos Solchaga y el ex secretario de Estado de Hacienda José Borrell (también fue ministro de Obras Públicas) consideran compatible el mantenimiento de la progresividad del IRPF con la fijación de un tipo único de gravamen en el tributo.

La propuesta de rebaja del IRPF, aún en fase preliminar, anunciada por el secretario de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, ha abierto un fuerte debate en el seno del primer partido de la oposición.

El modelo, aún no discutido por los órganos del partido, supondría el establecimiento de un tipo único de gravamen, similar al efectivo del impuesto sobre sociedades, la eliminación de gran parte de las deducciones actuales y la equiparación de la tributación entre rentas de trabajo y de capital. El mínimo vital se definiría en función de una "renta básica de ciudadanía" y pasaría a tributar en la cuota del impuesto en vez de en la base imponible, como lo hace ahora.

Una de las principales críticas recibidas, entre ellas, las del vicepresidente económico, Rodrigo Rato, es su supuesta incompatibilidad con el principio de progresividad (que tribute en progresión más quien más gane) del impuesto, garantizada en la Constitución. Esta circunstancia no tiene por qué vulnerarse, a juicio de varios de los ex ministros socialistas que tuvieron responsabilidades en materia fiscal y presupuestaria en anteriores etapas de Gobierno. El ex ministro de Economía Miguel Boyer considera "interesante y razonable" la propuesta, aunque sería deseable que se implantara de forma escalonada, con una reducción de tramos impositivos (ahora seis) gradual en el tiempo.

También estima necesario que ésta se acomode al momento más apropiado del ciclo económico, y una vez que las cuentas públicas cuenten con un margen presupuestario suficiente como para hacer frente a crisis futuras. Considera, por contra, que no deben primarse por igual las rentas de trabajo y las de capital, aconsejando el incentivo al ahorro a largo plazo, en especial, a los planes de pensiones.

El ex ministro de Obras Públicas y ex secretario de Estado de Hacienda José Borrell también cree que es posible mantener la progresividad del impuesto a través de la implantación de un tipo único de gravamen. La clave para conseguirlo se encuentra, en su opinión, en la definición y cálculo del mínimo exento de tributación. Con todo, Borrell considera más acertado un sistema de tramos, para dotar al impuesto de la mayor progresividad posible y evitar una caída importante de la recaudación. "Lo ideal sería, incluso, poner en marcha una fórmula matemática de gravamen, con las características de una función continua, como se hizo en Alemania, en la que cada contribuyente tributase a un tipo marginal propio, derivado de su renta particular", añadió a este periódico.

No obstante, considera que lo más urgente que debe abordarse en la próxima reforma del IRPF es corregir la situación actual en la que las rentas de trabajo soportan la mayor parte de la carga fiscal del impuesto. En este sentido, estima más justo un mayor equilibrio de estas rentas con las de capital. A pesar de estas consideraciones, Borrell, al igual que el sector guerrista del partido, se mostró "profundamente molesto" por la filtración a los medios de comunicación de los primeros estudios que está realizando el área de economía del PSOE, sin que antes hayan sido debatidos por los órganos del partido. "No considero como oficial lo publicado en los medios hasta que lo hayamos debatido antes en el partido, y salga del mismo una propuesta concreta", dijo, señalando que lo importante de todo no es el método utilizado en el diseño del nuevo modelo de IRPF, sino la función de tipos medios resultante, verdadero indicador de la progresividad alcanzada por el impuesto.

Otro ex ministro de Economía, Carlos Solchaga, cree también que la progresividad se puede garantizar mediante la aplicación de un mínimo exento en la cuota. "Es una fórmula distinta pero puede dar los mismos resultados; además, un tipo único simplificaría el tributo, haciéndolo más transparente que con un sistema de desgravaciones. También desestimularía la elusión fiscal de las rentas más altas", dijo. Aún así, Solchaga reconoce que habría que vencer una "fuerte resistencia psicológica" a la eliminación de las deducciones, "en un país acostumbrado a las subvenciones".

 

El sector guerrista pedirá explicaciones

Diputados del antiguo sector guerrista del PSOE y ex responsables económicos de los Gobiernos socialistas piensan pedir explicaciones el próximo martes 29 de mayo en la reunión del grupo parlamentario de su partido sobre la reforma fiscal propuesta por el actual secretario de Política Económica del PSOE, Jordi Sevilla.

Además de Borrell, molesto por su filtración a la prensa, otros miembros del partido han expresado ya sus críticas al establecimiento de un tipo único, por poner en peligro la progresividad. Matilde Fernández ha llegado a calificar de "papelillo" el proyecto anunciado por Sevilla, reprochándole haber cometido "una gran torpeza política que sólo contribuye a sembrar discrepancias en el seno del partido". Fuera del mismo también han llovido las críticas. Aparte del Gobierno, que ha calificado de "aventura fiscal" el giro radical dado por el PSOE, algunos foros como el Instituto de Estudios Económicos tildan de "disparate" igualar el trato fiscal de las rentas del trabajo y del capital. José María Fidalgo, de Comisiones Obreras, lo tacha de "irrealizable", mientras que Cándido Méndez, de UGT, apuntó que "es un salto muy arriesgado".

 

El gravamen mínimo en la UE oscila entre el 4,5% y el 39%

El modelo que está estudiando el PSOE, de rebaja del IRPF mediante la implantación de un tipo único de gravamen, no tiene precedente en la Unión Europea.

Actualmente, en España se cuenta con seis tramos de renta, que se gravan con tipos que oscilan entre el marginal mínimo del 18% y el máximo del 48%. En Europa y el resto de los países desarrollados, el tipo mínimo oscila entre el 4,5% de Holanda y el 39% de Dinamarca. El máximo varía entre el 43,6% de Canadá y el 24% de Irlanda.

En la UE, gran parte de los socios comunitarios se hayan inmersos en un proceso de reforma de sus tributos directos que pasa, en la mayoría de los casos, por una rebaja de impuestos.

Este es el caso alemán, que ha aprobado una fuerte rebaja del IRPF, que hará de forma gradual hasta el año 2005, y que le permitirá reducir el tipo marginal máximo del 55,9% al 44,3%. Las rebajas tributarias emprendidas en los últimos años en el seno de la Unión han recibido fuertes críticas por parte de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo.

Estas dos instituciones advierten a los Gobiernos que deberían haber aprovechado la bonanza del ciclo económico para sanear al máximo sus presupuestos, alcanzando cuanto antes el equilibrio o superávit fiscal, en vez de dedicar el margen para rebajas tributarias.

La rebajas impositivas han llegado también al ámbito societario. El tipo medio sobre sociedades en el conjunto de países de la UE se ha reducido en más de cinco puntos entre 1996 y 2001.

En España el presidente del Gobierno, José María Aznar, anunció una rebaja del impuesto sobre sociedades para el próximo año, que ahora está estudiando retrasar dada la desaceleración económica, que ha obligado al Ejecutivo a rebajar del 3,6% al 3,2% la previsión de crecimiento del PIB.

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