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INTERNACIONAL

La deuda y el sida centrarán la reunión de los líderes africanos

Más de 1.500 asistentes se darán cita en Valencia esta semana para celebrar la Asamblea del Banco Africano de Desarrollo. Gobernadores y mandatarios de los 78 Estados miembros pondrán sobre la mesa la situación de un continente, el africano, lastrado por la pobreza, las epidemias y los conflictos bélicos.

Días después de que los asistentes a la III Asamblea de la ONU para los Países Menos Adelantados aprobaran en Bruselas una carta de intenciones para reducir la pobreza a la mitad en 2015, los países más afectados, concentrados en África, discutirán en Valencia la marcha de sus debilitadas economías.

El motivo del encuentro es la reunión anual del Banco Africano de Desarrollo (BAD), un organismo multilateral creado en 1964 para ayudar a los países africanos por medio de la canalización de créditos y donaciones. Con sede en Abidjan (Costa de Marfil), el banco cuenta con 78 Estados miembros, de los que 53 son regionales y los 25 restantes se ubican fuera de África.

Los representantes de las misiones oficiales tendrán sobre la mesa dos arduos e ineludibles temas: la deuda y el sida, principales lastres del continente. De los 41 países más endeudados del mundo, 33 son africanos; mientras que de los 36,1 millones de enfermos del virus del sida de todo el planeta, 25,7 millones viven en África. Todo apunta a que los líderes africanos y sus homólogos de los otros países participantes traten una solución a la enfermedad así como al pago de la deuda.

æpermil;sta es la primera vez que el BAD celebra su asamblea anual fuera de las fronteras africanas y el vicepresidente segundo y gobernador del banco por parte de España, Rodrigo Rato, será el encargado de inaugurarla mañana oficialmente.

El BAD tiene menos peso que sus equivalentes en Asia o en América Latina, porque, según afirman en Oxfam, "el continente africano está fuertemente marcado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional". Su tarea no es fácil. El banco debe canalizar el flujo de recursos externos e internos, promover las inversiones y proveer de asistencia técnica a los países del continente. La dificultad radica en que aproximadamente entre el 40% y el 45% de los 778 millones de habitantes de África viven en la pobreza, y un 30% está dentro de los márgenes de pobreza extrema. Además, el continente está lastrado por los numerosos conflictos bélicos que, según el BAD, absorben el 12% de la ayuda de emergencia internacional.

Las estimaciones apuntan a que para reducir la pobreza, África debería crecer a un ritmo anual de entre el 8% y el 10%, más del doble de la media actual. Según el BAD, para ello estos países deberían ampliar las inversiones a un 30% del PIB, frente al 20% actual, lo que requeriría "aumentar el acceso a las concesiones, así como adoptar políticas que atraigan capital privado del exterior", sostiene el banco. Si en la pasada década el flujo de capital privado en el mundo se multiplicó ocho veces, África atrajo sólo el 2,6% de ello.

 

Desigualdades dentro del continente

Si bien la pobreza se percibe en todo el continente, una línea imaginaria separa el norte (Argelia, Marruecos, Libia, Túnez y Egipto) de la región subsahariana (el resto de los países), donde la situación es especialmente dura. Una esperanza de vida de 50 años, una renta per cápita de 312 dólares (excluida Suráfrica) y un analfabetismo del 42% ofrecen una idea clara del alcance de la pobreza. Aunque creciente, la inversión extranjera en la zona es escasa y dominan los créditos públicos (de los Estados y otras instituciones) y la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).

Según datos de Oxfam, África Subsahariana recibe el 35% de la AOD mundial, un monto que cubre el 4,1% de su PIB. La ayuda se ha reducido en los últimos años. En 1994 la región obtuvo 18.822 millones de dólares (3,6 billones de pesetas) por este concepto, mientras que en 1998 esta cantidad se rebajó hasta los 13.559 millones de dólares.

Además, pesa sobre su economía el hecho de que es aún muy dependiente de las exportaciones de materias primas, que sufren un proceso de caída de precios, lo que origina un crecimiento muy lento de sus ingresos. Por el contrario, las importaciones crecen a un ritmo cinco veces superior, haciendo más necesaria la obtención de divisas y profundizando su desequilibrio financiero.

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