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Ofensiva judicial contra firmas de Bolsa de Wall Street

Los bancos de negocios de Wall Street ganaron miles de millones de dólares con las OPV de la última burbuja bursátil. Ahora son acusados de conspiración y fraude por la misma firma de abogados que en los años ochenta consiguió acorralar al inversor Michael Milken, el rey de los bonos basura.

Melvyn Weiss figura en la lista de los 100 abogados más influyentes de EE UU que elabora el National Law Journal como "el mayor litigador contra la industria financiera" del país. Y se ha ganado el título a pulso.

Su despacho ha llevado a los tribunales a cientos de entidades, obligándolas a pagar compensaciones multimillonarias: Prudential tuvo que abonar 2.500 millones a sus mutualistas por irregularidades en su política comercial y los creadores de mercado del Nasdaq más de 1.000 millones por violación de normas antimonopolio.

El caso más destacado de su carrera fue, sin duda, el juicio contra el rey de los bonos basura en los años ochenta "Plantamos cara a Michael Milken y ganamos... Tuvieron que pagar 2.000 millones de dólares", se jacta Weiss.

20 años más tarde, el socio de la firma Milberg, Weiss, Bershad, Hynes & Lerach dice que "existen evidencias significativas de que, durante varios años de mercado alcista, los bancos de inversión aplicaron todo tipo de prácticas irregulares" para aumentar sus ingresos por colocación de OPV. Y piensa demostrarlo ante los tribunales.

Su despacho ha presentado ya decenas de demandas por irregularidades en los procesos de salida a Bolsa de compañías (la mayoría tecnológicas) , y la lista de bancos acusados incluye a la flor y nata de Wall Street: Bear Stearns, BancBoston Robertson Stephens, Crédit Suisse First Boston, Goldman Sachs, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Morgan Stanley Dean Witter y Salomon Smith Barney, entre otros.

Entre 1999 y 2000, los bancos de inversión colocaron OPV por valor de 130.000 millones de dólares, según cálculos de la firma CommScan. Y ganaron miles de millones de dólares sacando al mercado compañías cuyas acciones solían dispararse nada más salir a Bolsa, a pesar de que muchas no tenían ningún horizonte claro de rentabilidad.

Las empresas que lanzaron su OPV en el año 1999 subieron una media del 87% durante el primer día de cotización en Bolsa. Las que lo hicieron en 2000 subieron una media del 71%. Muchas cotizan hoy a un precio muy por debajo del de salida. Según Weiss, tanto las comisiones de los bancos como los repuntes en la cotización nada más lanzarse las OPV tienen truco.

Los bancos, explica el litigador, "entregaron a inversores institucionales importantes paquetes de acciones a cambio de un aumento de sus comisiones o de su volumen de negocio".

Además, hacían prometer a estos inversores la compra de más títulos después de la OPV para impulsar artificialmente el precio de la acción: "Te doy 1.000 acciones a cambio de que luego compres otras 3.000. Yo recibo una comisión mayor y lo arreglamos con un acuerdo verbal que no es desvelado al público".

Todas las OPV cuentan con un colocador líder y varios secundarios. Con lo cual, el abogado cree que los bancos tuvieron que "conspirar" para poner en marcha este mecanismo. "Y eso es precisamente lo que queremos destacar en nuestra última demanda".

El panorama descrito por las querellas es el de una industria financiera en la que un pequeño grupo de jugadores se reparte el negocio sin que exista una competencia real, y se embolsa beneficios irregulares en detrimento del pequeño inversor. Según Weiss, "siempre son las mismas entidades las que se reparten el negocio (de OPV) y a lo largo de los últimos años han terminado entablando relaciones muy estrechas entre ellas".

Otros despachos han presentado querellas similares a las del despacho de Weiss. La lista de OPV bajo sospecha incluye las de compañías como AutoWeb.com, MarketWatch.com y VA Linux. Y la propia Comisión del Mercado de Valores (SEC) ha puesto en marcha una investigación sobre este asunto en colaboración con la Fiscalía de Nueva York.

Posiciones encontradas

Las entidades financieras prefieren no pronunciarse sobre este asunto públicamente. Pero sus argumentos son conocidos por todos de manera oficiosa: las acusaciones no tienen ningún fundamento y el problema es que en EE UU resulta demasiado fácil y barato presentar demandas para intentar conseguir compensaciones millonarias.

Weiss opina exactamente lo contrario: "El problema es que los grandes bancos están demasiado protegidos por unas leyes dictadas por gobernantes conservadores", que, además, "recortan el presupuesto de la SEC (Comisión del Mercado de Valores) para que no pueda cumplir adecuadamente su labor de supervisión". En 1995 el Senado reformó la ley sobre litigación en los mercados de valores para proteger a compañías y firmas de demandas de fraude con poca base jurídica.

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