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EXTREMADURA

Los tabaqueros de La Vera echan humo

Sostiene Bruselas que existe una enorme contradicción entre dedicar partidas a desincentivar el consumo del tabaco y subvencionar su producción. Sin embargo, en la comarca cacereña de La Vera, que produce más del 85% del tabaco español, no entienden que para erradicar el hábito se tenga que reducir las ayudas a su "medio de vida hasta hacerlo totalmente inviable". Creen que la gente continuará fumando sin importarle de donde proceda la labor.

Por ello, la declaración el pasado martes del presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, sobre la posible supresión de las ayudas al tabaco en función de "la estrategia de desarrollo sostenible", ha devuelto la resignación a la zona. "Es una idea largamente acariciada por Europa que ahora se justifica en el desvío de dinero para paliar la crisis de las vacas locas", dice Luis Cortés, de la agrupación Iniciativa Rural.

Todos consideran que el tabaco es un cultivo enormemente social porque se produce en zonas deprimidas -regiones objetivo 1 que precisan todo tipo de ayuda-, porque para La Vera supone el medio de vida de 20.000 familias, porque genera más de 1,5 millones de jornales cada año, y lo más importante, porque, según dicen, no tiene alternativa. "Los suelos de esta zona son pobres y arenosos. No admiten otros cultivos con una mínima rentabilidad", afirma Tomás Sánchez Várez, de la Federación de Cultivadores de Tabaco. Sólo gracias a la subvención que recibe este cultivo -480 pesetas por kilo- puede obtenerse una rentabilidad. "Sin esta ayuda, la comarca está abocada a la ruina y a la despoblación", sostiene la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).

Monocultivo

Tampoco hay alternativa para las empresas. Peligraría un primer grupo de sociedades auxiliares (abonos, riegos, fitosanitarios, maquinaria) y un segundo formado por las cooperativas. Higinio Burcio, de la Confederación de Cooperativas Agrarias de España, dice que "al ser un monocultivo de las cooperativas, éstas no tendrían ninguna razón de ser en cuanto fuera inviable la producción tabaquera". En la zona cohabitan seis cooperativas cuyo objetivo es reunir y vender la producción a las cuatro firmas transformadoras: Cetarsa (Compañía Española de Tabaco en Rama), Agroexpansión, World Wide Tobacco y Taes. Asociaciones Agrupadas Tab, con 2.900 socios, 12,5 millones de kilos producidos y una facturación de 6.800 millones de pesetas (40,8 millones de euros), encabeza la relación. Ibertabaco produce 8,7 millones de kilos de tabaco, esto es, 4.785 millones de pesetas, y posee 1.100 socios. Tabaco de Cáceres, Tabacos de Talayuela y Cotabaco poseen cuotas de producción similares, entre cuatro y cinco millones de kilos, y de ventas, entre 2.200 y 2.750 millones cada una. Grutaba genera 2,8 millones de kilos, que suponen 1.500 millones de pesetas, con 400 socios.

Sobre las transformadoras también pende la amenaza. "Si se reduce la prima, no tendremos más remedio que cerrar. No hay alternativa", explica Manuel Bermejo, responsable de Agroexpansión, filial de la estadounidense Dimon. Agroexpansión transforma cada año 6,5 millones de kilos de tabaco que le reportan unas ventas de 3.500 millones anuales. La principal transformadora es Cetarsa, participada en un 20% por la hispanofrancesa Altadis y en un 80% por la Dirección General del Patrimonio. Absorbe la mayoría de la producción de la zona con unos 28 millones de kilos, que le supusieron en 2000 unas ventas de 7.500 millones y un beneficio de 780. World Wide Tobacco -de Standard Commercial- es la tercera operadora. Transforma unos 6,5 millones de kilos de tabaco y sus ventas rondan 1.700 millones. Por último, Taes, participada en un 90% por la norteamericana Universal Leaf Tobacco, transforma 0,8 millones de kilos y sus ventas son inferiores a los 500 millones.

En el fondo, para la UPA, lo que subyace es "el interés de algunos grupos de presión para que el cultivo se importe de países como EE UU".

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