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Tres empresas pugnan por las comunicaciones de Defensa españolas

El presidente del Gobierno decidirá en los próximos días el futuro del proyecto español de guerra de las galaxias para la presente década, ante la inminencia del fin de la vida útil de las misiones militares de telecomunicaciones y observación de la Tierra de los satélites Hispasat y Helios. Tres multinacionales, Astrium (EADS), Alcatel Espacio y Loral, aportan soluciones distintas para un proyecto en el que se invertirán unos 60.000 millones de pesetas.

España, a través de las misiones militares de comunicaciones incorporadas en los dos primeros satélites de la sociedad Hispasat y de su participación en los ingenios orbitales de observación de la Tierra, Helios, es uno de los cinco países europeos que mantiene operativas misiones de defensa en el espacio.

Estos satélites, el Hispasat 1A y 1B y el Helios 1A y 1B, sin embargo, se cuentan en el final de su vida útil y el Gobierno tomará de modo inmediato las decisiones pertinentes para actualizar y renovar lo que se conoce como su proyecto de guerra de las galaxias. Fuentes conocedoras de la situación estiman que la inversión contemplada por el Gobierno asciende a unos 60.000 millones de pesetas.

En esta perspectiva, existen varias posibles medidas. Para sustituir los servicios militares de telecomunicaciones se plantea, primero, la construcción y el lanzamiento de un satélite exclusivamente militar o, como alternativa, de uno mixto, con el 60% de su carga útil destinada a comunicaciones civiles y el resto para uso militar. En ambas opciones, la empresa a la que el Gobierno encargaría la construcción y explotación de los nuevos satélites sería Hispasat.

De hecho, esta sociedad, participada por Retevisión, Telefónica, BBVA, Inta y CDTI, ya ha solicitado ofertas para la construcción de su quinto satélite (Hispasat 1E) con unas especificaciones muy abiertas.

A la convocatoria se han presentado tres propuestas: la de Astrium (filial de defensa del consorcio europeo EADS), la de Alcatel Espacio y la de la compañía estadounidense Loral. Alcatel apuesta por la construcción de un satélite mixto, militar y civil, argumentando que es la mejor forma de rentabilizar la inversión y dar carga de trabajo a las empresas españolas del sector espacial. Las otras dos empresas ofrecen soluciones exclusivamente militares. En este caso, el Ejército español utilizaría un tercio de la capacidad de comunicaciones del satélite, mientras que el resto se vendería a "fuerzas armadas aliadas".

Hay que recordar que el Ejército español ha venido utilizando desde 1992 los equipos en banda X de los ingenios Hispasat 1A y 1B hasta que en 1996 una tormenta solar dejó inactivos los sistemas militares de uno de los ingenios. Desde entonces, y para asegurar las comunicaciones orbitales de Defensa, se ha utilizado como opción para casos de emergencia la capacidad de un satélite francés Telecom.

Teniendo en cuenta que la muerte de los dos primeros Hispasat está prevista para finales de próximo ejercicio, y que el nuevo satélite no entrará en servicio hasta dentro de dos años, existirá un periodo de meses en el que las comunicaciones militares españolas dependerán de un ingenio francés.

Observación de la Tierra

Para asegurar el mantenimiento de la presencia española en el proyecto del satélite espía de observación de la tierra que sustituirá al Helios 1A y B, el Gobierno español estudia una propuesta del Ministerio de Defensa francés para tomar una participación de aproximadamente un 2,5% en el desarrollo de la segunda generación de estos ingenios.

El precio de esta participación se cifra entre 10 y 12.000 millones de pesetas. Hay que recordar que España ha estado presente con un 7% en la primera fase de este proyecto, lo que le ha dado derecho a recibir y a programar la realización de fotografías de alta resolución que Helios ha realizado de escenarios geográficos conflictivos durante los últimos cinco años.

Por otra parte, el consorcio aeronáutico europeo EADS obtuvo unos ingresos de 1,04 billones de pesetas (6.300 millones de euros) en el primer trimestre de 2001. Los contratos entre enero y marzo de 2001 ascendieron a 3,14 billones de pesetas (18.900 millones de euros), con lo que la cartera de pedidos sumaba 28,2 billones de pesetas (169.700 millones de euros).

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