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Alarma en el Gobierno por el control extranjero sobre las telefónicas

La ofensiva de las multinacionales para incrementar sus participaciones en el capital de las principales telefónicas españolas alarma al Gobierno. Entre las siete más representativas, Telefónica, Auna, Airtel, Uni2, Jazztel, Xfera y BT, cinco cuentan con mayoría foránea y, en conjunto, el 58% de su capital está en manos extranjeras. La preocupación crece ante las negociaciones de Endesa con Telecom Italia, que dejarían a Auna con una mayoría del 55% de capital italiano.

La definitiva toma de la mayoría accionarial de Airtel (el 91%) por Vodafone y las negociaciones que mantienen (o han mantenido semanas atrás) Endesa y Telecom Italia para que la eléctrica le venda su participación en Auna a la operadora (con lo que el capital italiano en este grupo ascendería al 55%) han hecho saltar las alarmas en el Gobierno de José María Aznar.

Cuando aún no han pasado tres años desde que se pusiera en marcha un proceso de liberalización cuyo diseño pretendía mantener en manos españolas la mayoría del capital de las nuevas telefónicas, la aspiración del Ejecutivo ha quedado ya frustrada.

Las cifras son concluyentes si se analiza el capital de las siete empresas más significativas del sector: Telefónica, Auna, Airtel, Uni2, Jazztel, Xfera y BT Telecomunicaciones, cinco de ellas (Telefónica, Xfera, Airtel, Uni2 y BT Telecomunicaciones) cuentan con mayoría accionarial extranjera; tres (Airtel, Uni2 y BT Telecomunicaciones) son gestionadas por empresas foráneas y una (Xfera) tiene una dirección mixta.

Además, si se considera cada compañía o grupo de empresas citadas como una unidad (sin establecer fórmulas de ponderación en función del tamaño de cada una de ellas) el 58% de la suma de sus capitales está en manos de accionistas extranjeros.

Airtel y Auna

La evolución que ha sufrido la composición accionarial de Airtel resulta muy ilustrativa de la situación que, en este sentido, vive el sector español de la telefonía. La segunda empresa nacional de telefonía celular nació con un 30% de capital extranjero. Esta cifra ha dado un vuelco espectacular y en la actualidad la multinacional Vodafone controla el 91% de sus acciones.

Los continuos vaivenes en el capital de Airtel durante los últimos 16% meses han convertido el dominio de la multinacional británica en la única solución razonable. Sin embargo, en sólo tres meses ha quedado patente que las decisiones estratégicas ya no se toman en la sede de Madrid, sino en un pueblo cercano a Londres llamado Newbury, donde Vodafone tiene su cuartel general.

La compleja situación accionarial que atraviesa el grupo Auna ha disparado la preocupación del Gobierno. La actitud claramente vendedora de su principal accionista español, la eléctrica Endesa, puede convertir a Telecom Italia en el socio indiscutible de esta telefónica, que aspira a ser el principal competidor de servicios globales de telefonía del antiguo monopolio español del sector que hoy preside César Alierta.

Las recientes declaraciones de José María Amusátegui, presidente de Unión Fenosa y copresidente del BSCH, muestran la preocupación y el malestar del resto de los socios españoles de Auna (la eléctrica gallega es el tercer accionista con un 17% del capital, mientras el banco cuenta con un 4,5%, aunque se asegura que tiene pactos para hacerse con el 10%).

La posición italiana

José María Amusátegui criticó la venta que planea Endesa, tanto por la posición de dominio que puede alcanzar el grupo italiano, como por el deterioro de la valoración del precio de la operadora, que está provocando los continuos mensajes vendedores.

Fenosa y el BSCH comparten su preocupación ante la posibilidad de que Telecom Italia tome la mayoría del capital de Auna, por lo que ejercerían sus derechos de tanteo (siempre que el precio sea razonable) en caso de que los italianos y Endesa alcancen un acuerdo para la venta.

Telecom Italia, no obstante, tampoco tiene una posición claramente compradora, ya que varias participaciones de Auna no tienen interés para ella.

BT Telecomunicaciones fue durante mucho tiempo uno de los principales motivos de preocupación de Telefónica y del Gobierno; se la consideraba como caballo de Troya de su poderosa matriz para entrar en España. La delicada situación por la que atraviesa BT ha apagado los temores.

 

Telefónica reconoce un 65% de acciones en manos extranjeras

En una reunión con analistas celebrada en verano del año pasado, altos directivos de Telefónica presentaron una transparencia a sus interlocutores en la que se quería dejar patente el "perfil multinacional" de la compañía española. Según ese documento, la composición del capital de Telefónica, por áreas geográficas, es la siguiente: 31,9% de Estados Unidos; 6,4% de Latinoamérica; 34,7% español; 26,6% del resto de Europa, y el 0,4% del resto del mundo. En resumen, el 65% de las acciones de la primera operadora de telecomunicaciones nacional está en manos extranjeras.

Evidentemente la gestión nacional de Telefónica está asegurada por una acción de oro en manos del Gobierno de Madrid. No obstante, la compañía tiene en perspectivas ( y ha realizado diversos intentos con anterioridad) de alcanzar una gran alianza internacional en la que no tendría asegurada la mayoría accionarial ni el control de la gestión en la empresa resultante.

El caso de Jazztel resulta sorprendente, ya que a pesar de contar con una amplia mayoría de capital español, su sede social se ha establecido en el Reino Unido. La operadora que preside Martin Varsavsky se vio obligada a emigrar, ya que la legislación española no le permitió emitir bonos de alto rendimiento, por lo que tuvo hacer su lanzamiento al mercado estadounidense Nasdaq.

Por su parte, Uni2 está cada día más y mejor controlada por la operadora gala France Télécom. Durante tres años y con distintas denominaciones, el empresario español Eugenio Galdón fue el eterno socio del ex monopolio francés.

El cúmulo de fracasos que ha ido cosechando el tándem durante este periodo ha terminado por acabar con la credibilidad de Galdón.

Aunque su empresa Multitel y Ferrovial se mantienen en el capital de Uni2, el dominio francés de la operadora es cada día más evidente.

 

La electrónica y las 'telecos' facturaron 10,8 billones, el 23% más

El sector español de electrónica y telecomunicaciones acumuló unos ingresos de 10,8 billones de pesetas (64.909,30 millones de euros) en 2000, un 23% más que el ejercicio anterior, según los datos de la Asociación Nacional de Industrias Electrónicas y de Telecomunicaciones (Aniel) que presentó ayer su presidente Jesús Banegas.

Esta cantidad equivale, según los cálculos de Aniel, a más del 10% del producto interior bruto (PIB) español. El sector, compuesto por los sectores de componentes y equipos electrónicos, telecomunicaciones, audiovisual, informática, comercio electrónico e Internet, "se ha duplicado en los últimos cuatro años", según Banegas.

De estos 10,8 billones de pesetas (64.909,30 millones de euros), la mayor aportación corresponde a la industria electrónica y las telecomunicaciones, con 6,5 billones de pesetas (39.065,78 millones de euros) y un crecimiento del 23% respecto al año anterior.

El presidente de Aniel incidió en que el sector de las telecomunicaciones en solitario, servicios y equipos, aportó "casi la mitad del hipersector", concretamente 4,77 billones de pesetas (28,668,27 millones de euros), un 25% más que en 1999.

El sector de operadores y proveedores de servicios de telecomunicaciones se incrementó un 27% y aportó 3,7 billones de pesetas (22.237,44 millones de euros).

Los servicios que más crecieron fueron los de valor añadido, con un 43%, y representan ya el 6% de todos los servicios de telecomunicaciones. El mayor porcentaje corresponde a los de portadores y telefonía fija, con un 53%. Los servicios móviles representan un 37% (los de mayor crecimiento), el 6% correspondió a los servicios de valor añadido, el 3% a la transmisión y conmutación de datos, y el 1% restante, a los servicios por cable.

El mercado de equipos de telecomunicaciones creció un 23%, hasta el billón de pesetas (6.010,12 millones de euros), seguido por el de componentes electrónicos, con un 22% y más de 480.000 millones de pesetas (2.884,85 millones de euros).

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