La productividad cae en EE UU por primera vez en seis años
La productividad de los trabajadores estadounidenses cayó un 0,1% en el primer trimestre y los costes laborales crecieron un 5,2%, incrementando con ello el peligro de repunte de la inflación. Sin embargo, los analistas siguen esperando otra bajada de tipos de interés en la reunión que la Reserva Federal celebrará el día 15.
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos presentó ayer un indicador de eficiencia laboral bastante inquietante. La productividad cayó un 0,1% en el primer trimestre, tras subir un 2% en el anterior. Se trata del primer descenso en seis años, y contrasta sensiblemente con la previsión de los analistas, que auguraban un aumento de más del 1%. Los costes laborales unitarios crecieron un 5,2%, el mayor repunte desde finales de 1997.
Crece, pues, el peligro de repunte de la inflación, en un momento en el que empresas e inversores claman por nuevas bajadas de tipos de interés para impulsar el ritmo de crecimiento económico.
El presidente George Bush respondió a estos datos diciendo, a través de su portavoz, Ari Fleisher, que está "muy preocupado por los nuevos signos de debilidad económica". Y aprovechó para volver a pedir al Congreso que apruebe una ley de Presupuestos en la que se incluye la mayor bajada de impuestos en dos décadas. El vicepresidente Dick Cheney dijo en la CNN que sigue habiendo peligro de recesión.
En Wall Street, los analistas reconocieron que la menor eficiencia laboral dificulta la labor de la Reserva Federal, que está aplicando una acelerada bajada de tipos de interés para impulsar el ritmo de crecimiento.
El banco central ha bajado los tipos en cuatro ocasiones en lo que va de año, colocando los interbancarios al 4,5%.
Y los expertos siguen augurando un nuevo recorte para la reunión que el banco central celebrará el próximo día 15 (de hecho, bastantes analistas mantienen la previsión de un recorte de 50 puntos básicos).
Medidas de estímulo
Aunque malo, el declive de productividad no pilla por sorpresa al banco central. El propio Alan Greenspan reconoció en abril que "es probable que la desaceleración económica se vea acompañada por un periodo de debilidad en la productividad".
Y nadie cuestiona que la economía del país sigue necesitando medidas de estímulo. A la prolongada crisis de la industria manufacturera se ha sumado un fuerte descenso en el índice de confianza de los consumidores, que amenaza con ralentizar el consumo privado.
Sobre todo, si continúa la ola de despidos masivos. El pasado viernes se supo que la tasa de paro subió del 4,3% al 4,5% en abril, un mes en el que se produjo la mayor destrucción de empleos en una década (223.000 menos).
Los datos de ayer reavivan las dudas sobre si los aumentos de productividad registrados durante la segunda mitad de los años noventa (con aumentos anuales de casi el 3%) son o no permanentes. Algunos economistas, incluido Greenspan, han indicado que los avances tecnológicos y la supresión de barreras comerciales han transformado de forma radical el tejido productivo y permitirán seguir con aumentos constantes de productividad en el futuro.
Otros creen que la transformación no ha sido tan importante y que los niveles de eficiencia laboral bajarán conforme se reduce el ritmo de crecimiento económico. Ha llegado, pues, el momento de la verdad para ver quiénes tienen razón.
La evolución futura dependerá en buena parte de las inversiones tecnológicas de las compañías. Y la Reserva Federal ha detectado un preocupante declive en las compras de equipamiento de las empresas: 2,1% menos en el primer trimestre del año y 3,3% menos en el anterior.
Si la productividad sigue cayendo, las compañías se verán en una situación muy difícil: subir precios para compensar la menor eficiencia amenazaría la inflación y, además, no será fácil si la demanda sigue languideciendo.