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Blair convoca elecciones una vez controlados los focos de fiebre aftosa

El primer ministro británico, Tony Blair, convocó ayer elecciones generales en el Reino Unido para el 7 de junio.

El jefe del Gobierno británico hizo este esperado anuncio desde un colegio de niñas situado en un barrio deprimido del sur de Londres, en lugar de hacerlo, como manda la tradición, frente a la puerta de su despacho oficial, el número 10 de Downing Street.

Tony Blair quiso así su-brayar que la educación volverá a ser el lema electoral de su partido, como ya lo fue durante la campaña que lo llevó a una aplastante victoria el 2 de mayo de 1997, cuando consiguió 177 diputados más que el resto de todos los partidos juntos en la Cámara de los Comunes.

Ayer defendió los logros de su Gobierno en materia de empleo, Seguridad Social y transporte, así como a la hora de cumplir su promesa de devolver la autonomía perdida a Escocia, a Gales y al municipio de Londres.

Aunque confiado en la tendencia de los sondeos de opinión, Blair advirtió de posible complacencia entre los electores: "Cada voto en estos comicios cuenta.

No debemos asumir el apoyo de nadie... Esta es la fuerza de nuestra democracia". El primer ministro acudió a última hora de la mañana al Palacio de Buckingham para pedir a la reina Isabel II de Inglaterra que disuelva el Parlamento, ya que es la soberana quien dispone de esta prerrogativa constitucional. Un comunicado de Downing Street informó más tarde que el Parlamento se disolverá el lunes, día 14, y volverá a reunirse el 13 de junio, seis días después de las elecciones generales. Sin embargo, la ceremonia oficial de apertura del Parlamento, a cargo de la propia reina Isabel II, no será hasta el próximo 20 de junio.

Blair tenía previsto que las legislativas se celebraran junto a las municipales el 3 de mayo, pero decidió aplazar unas y otras hasta el 7 de junio debido a la crisis creada por la epidemia de fiebre aftosa que, si bien no ha terminado, ya está, aparentemente, bajo control.

Si el primer ministro se juega en estas elecciones la mayoría en la Cámara de los Comunes, el líder de los conservadores, William Hague, tiene sobre el tapete su propio futuro político.

Como mínimo, Hague debe reducir significativamente la abrumadora presencia laborista en el Parlamento si quiere aspirar a seguir siendo el líder de la oposición.

Porque si no consigue acortar distancias, tendría que pensar en dos posibilidades: dimitir o afrontar un desafío interno a su propio liderazgo por parte de algún político bien colocado para sucederle, como el brillante Michael Portillo, actual portavoz de Economía de los conservadores.

Por lo que se refiere al tercer partido del Reino Unido, el liberal-demócrata, dirigido por Charles Kennedy, aspira, como mínimo, a mantener sus 46 diputados en los Comunes, uno de los mejores resultados de su historia.

Cinco Días Londres

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