Las elecciones locales medirán el apoyo popular a la presidenta de Filipinas
El efecto de la mano dura empleada por la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, para acabar con las protestas que sitiaron el 1 de mayo su residencia oficial del palacio de Malacanang, se reflejará en los resultados de las elecciones legislativas y locales del próximo 14 de mayo. Las urnas revelarán si los filipinos consideran justificada esa dureza y si confirman el apoyo que dice poseer desde que llegó al poder en enero.
La confianza de la inversión exterior en su liderazgo ya comenzó a ponerse a prueba con una economía golpeada por la incertidumbre política, consecuencia del proceso judicial al detenido ex presidente Joseph Estrada, cuyo respaldo popular quedó bien patente el pasado 1 de mayo.
La subida del 4,1% en la Bolsa al día siguiente de que Macapagal decidiera aplastar la revuelta en la que participaron miles de simpatizantes de Estrada estuvo, sin embargo, acompañada del poco volumen de las transacciones y de la venta masiva por parte de los principales corredores extranjeros.
El peso acabó la semana más conflictiva de los 100 días de su presidencia a 50,38 unidades por dólar, afectado por la incertidumbre y las pérdidas registradas por otras monedas de la zona. El volumen cambiado bajó a 81 millones de dólares el viernes, frente a los 149 millones de dólares el día anterior.
El gobernador del Banco Central, Rafael Buenaventura, reconoció que la divisa necesita aligerar la presión de la inestabilidad y destacó que la continuación en abril y por tercer mes consecutivo de la inflación en el 6,7% (el Gobierno fijó el objetivo anual entre el 6% y el 7%) permitiría flexibilizar la política monetaria con la bajada de tipos de interés. Algo que difícilmente se producirá antes de la próxima reunión de la Reserva de EE UU.
Algunos analistas estiman que las elecciones provocarán un aumento de los precios, ya que los candidatos destinan mucho dinero a ganarse los votos de los más desfavorecidos, principalmente con alimentos.
Tras las elecciones, el acuerdo entre Gobierno y oposición será necesario para reactivar la economía e impulsar la recuperación.
La elección de 3.500 cargos legislativos y locales se ha convertido en un verdadero referéndum sobre la gestión de la presidenta. La represión de los manifestantes y sus dirigentes podría originar la disminución del apoyo a su coalición de Gobierno que, de reflejarse significativamente en los resultados, le hará muy difícil seguir gobernando. Y resurgirán las preguntas sobre la constitucionalidad de su toma del poder.
Según algunos analistas, la coalición gubernamental ya descarta una victoria rotunda y confía, en el extremo más optimista, en ganar por la mínima.
Los manifestantes que salieron a la calle el pasado martes no eran los mismos de enero. Los principales apoyos al detenido Estrada, acusado de saqueo de las arcas públicas, delito castigado hasta con la pena de muerte, siguen siendo los más desfavorecidos, que en su día le dieron el poder enfrentándose a la coalición de empresarios, Iglesia y militares.
Fue esa misma coalición la que puso en su lugar a la economista formada en Estados Unidos y que Estrada había elevado a la vicepresidencia. Muchos distinguen ya entre el "poder del pueblo" que acabó con la dictadura de Marcos y el "de las clases medias" que, apoyado por los sectores empresariales de Makati y la Iglesia institucional, la entregó el poder.