Alemania afronta la desaceleración y recorta al 2% su previsión de crecimiento
El ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel, decidió ayer cortar por lo sano el encendido debate sobre las perspectivas de la coyuntura alemana y anunció una fuerte revisión a la baja de las previsiones de crecimiento.
Si el Gobierno hasta ayer creía posible alcanzar un crecimiento entre el 2,625% y el 2,875%, ahora pasa a ser entre el 1,875 y el 2,125%, con el 2% como media. En 2002 se deberá alcanzar un 2,25%.
Aconsejado por un grupo interministerial de expertos, Eichel terminó por dar la razón a los analistas de los institutos económicos, la OCDE, la Unión Europea y el FMI, que en las últimas semanas habían reducido uno tras otro sus estimaciones para Alemania.
Por la fortaleza de sus exportaciones, la economía germana tradicionalmente es muy sensible a la desaceleración económica internacional.
Pese al evidente deterioro de la coyuntura -reflejado, por ejemplo, en la continua caída de la confianza empresarial y la disminución de los pedidos industriales desde el extranjero- el canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, hasta ahora se había resistido a una revisión de las metas macroeconómicas y, en vez de ello, había instado por "luchar por cada décima" a la hora de calcular las previsiones.
Schröder volvió a insistir ayer en que "no tiene sentido caer en el pesimismo", mientras su ministro de Finanzas subrayaba que el país ha crecido bastante menos del 2% durante buena parte de los años noventa.
También varios profesionales de los institutos de investigación económica pidieron no dramatizar la situación. Con todo, un 2% de crecimiento sitúa a Alemania -que el año pasado creció un 3%- a la cola de todos los demás países de la Unión Europea y amenaza con desequilibrar el plan de austeridad propugnado por Eichel.
Aunque los expertos del Ministerio de Finanzas resaltaron que de datos mensuales aún no se pueden sacar conclusiones, los ingresos fiscales ya comenzaron a caer considerablemente en marzo. Eichel anunció ayer que pretende evitar un posterior endeudamiento y, si es necesario, procederá a congelar el gasto público. Bruselas recordó el miércoles a Alemania que tiene que esforzarse por cumplir su meta de déficit público, del 1,5%.