El Parque Tecnológico de Asturias despega tras bajar el precio del suelo
El Parque Tecnológico de Asturias ha logrado consolidarse tras rebajar los precios de venta del suelo, reducir las condiciones de innovación que se exigen a las empresas para instalarse y dar cabida a la iniciativa privada para que promueva espacio construido.
La implantación de Mivisa, primer productor nacional de envases metálicos; de Autotex Airbag, filial de la firma estadounidense Milliken, y de Ervisa, fabricante aragonés de plásticos, confirma la consolidación del Parque Tecnológico de Asturias, tras haber atravesado una prolongada etapa de ajustes. "Vivimos un boom" resalta Sonia Verde, responsable de promoción del Instituto de Fomento Regional (IFR), entidad encargada de gestionar y comercializar el recinto.
En los últimos dos años se han adjudicado en el recinto 10 parcelas, el doble que entre 1993 y 1998. La inversión inicial ejecutada en estos dos últimos ejercicios supera el 70% de los 4.083 millones de pesetas (24,5 millones de euros) empleados en comprar suelo por las 24 empresas con parcela propia que se han ubicado en el parque desde 1991.
Tan sólo la firma riojana Ervisa ha calculado que destinará en total 10.000 millones de pesetas (60 millones de euros) a poner en marcha una planta de fabricación de productos plásticos termorretráctiles. Y el auge tiene visos de mantenerse, puesto que otras cuatro firmas han reservado parcela en el complejo en el primer trimestre de este ejercicio.
La historia del parque tecnológico asturiano se remonta a comienzos de esta década, cuando el fabricante estadounidense de fibra óptica Corning Glass mostró deseos de instalarse en Asturias, pero no quería un polígono industrial cualquiera. Las peticiones de la multinacional se convirtieron en órdenes para el Principado de Asturias, que promovió en Llanera, a 15 kilómetros de Oviedo, esta tecnópolis.
Corning Glass, finalmente, dio marcha atrás en el proyecto que había ideado para Asturias, pero el parque sí se hizo realidad y comenzó a operar en 1991, tras una inversión de 2.066 millones de pesetas aportados por el Principado, salvo 750 millones de pesetas de fondos comunitarios.
En una primera etapa se adjudicaron nueve parcelas, pero entre los titulares había más instituciones que empresas privadas. Después vinieron años duros. Entre 1993 y 1998 sólo se vendieron cinco parcelas. "La crisis económica se sumó a otros obstáculos como el que sólo se ofrecieran parcelas en venta y a precios altos", admite Sonia Verde, circunstancia que ha obligado al Instituto de Fomento Regional a reestructurar la estrategia de comercialización.
Cambio de criterios
El Instituto de Fomento Regional vendía el metro cuadrado a 8.000 pesetas, "como en cualquier polígono industrial, pero el 40% de la parcela era zona verde", por tanto, optar por el parque tecnológico resultaba mucho más caro. Para salvar este obstáculo, el IFR rebajó el precio a 6.000 pesetas por metro cuadrado. El segundo cambio que se ha imprimido para revitalizar la comercialización del parque ha sido rebajar los criterios de innovación que se exigían a las empresas para poder instalarse en este recinto.
Ambas medidas han propiciado una favorable acogida a la oferta de parcelas. Enseguida han aparecido multinacionales y empresas de ámbito regional de tamaño medio interesadas en operar desde este complejo.
Sin embargo, la oferta aún resultaba insuficiente, ya que dejaba fuera a aquellas empresas que no necesitan mucho espacio para desarrollar su actividad y, además, están interesadas en instalarse rápido, por lo que demandan superficie construida. Ese obstáculo se ha superado con el centro privado de empresas Centroelena, promovido por el grupo CEYD, donde se han instalado una decena de firmas. El Centro de Empresas Europeas de Innovación (CEEI) -también ubicado en el parque- acoge otras 26 sociedades de reciente creación.
Si la química, la microelectrónica, la ingeniería industrial y la consultoría son las actividades que ocupan a la mayor parte de las grandes empresas de la tecnópolis, el CEEI es el espacio en el que han emergido firmas relacionadas con el desarrollo de soluciones informáticas e Internet, impulsadas por emprendedores locales.
En conjunto, en Llanera están activas 50 empresas y un centro tecnológico, así como cuatro entidades públicas y dos asociaciones que emplean en total a 965 personas.