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La OCDE rebaja el crecimiento de los países del euro del 3,1% al 2,7%

La sombra de la desaceleración de EE UU ya ha llegado a Europa. La OCDE rebajó ayer su previsión de crecimiento para los Doce desde el 3,1% al 2,7% y alertó de la necesidad de acelerar las reformas estructurales para frenar esta tendencia. Los Gobiernos también deberán contribuir

En estos momentos, el principal reto que afrontan los países del euro es tratar de superar con éxito el fuerte impacto del aterrizaje de Estados Unidos, "más fuerte de lo previsto", sobre sus economías.

De hecho, el Banco Mundial anunció ayer una fuerte rebaja de las previsiones de crecimiento para EE UU, desde el 3,2% al 1,2%. Muy por debajo del 2,4% previsto por la Casa Blanca. Para la economía mundial, el banco prevé un crecimiento del 2,2% frente al 3,4% previsto en noviembre.

La Organi-zación para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ya ha rebajado sus previsiones de crecimiento para la zona euro desde el 3,1% estimado en noviembre al 2,7%, aunque señala que la debilidad del euro y la marcada desaceleración de EE UU, "en-tre otros factores, apuntan posiblemente a una continuada desaceleración de la actividad en la zona euro".

Para evitar un deterioro mayor de la situación, la organización demanda a los gobiernos más reformas estructurales, principalmente del mercado laboral, y mayor rigor presupuestario, "no só-lo para impulsar toda la actividad económica y la flexibilidad, sino para aumentar el potencial de crecimiento del área".

En su primer informe sobre la zona euro, la OCDE se muestra bastante crítica con la actuación general de los Estados miembros, tanto por el lado de las reformas como por la consolidación presupuestaria.

La organización reclama medidas sobre el mercado laboral que pasen por una revisión de la legislación sobre protección por desempleo y una mayor diferenciación salarial entre los trabajadores.

Asimismo, la OCDE pide mayores avances en la integración de los mercados regionales, ante la evidencia de fuertes desajustes en su funcionamiento, como las diferencias en los precios de los automóviles o las altas tasas impuestas a las transferencias bancarias entre Estados.

Relajación fiscal

Esta institución también advierte del deterioro de las cuentas públicas este año y critica que, después de los esfuerzos de consolidación fiscal hechos por los Estados ante el examen de acceso a la unión monetaria, ahora el rigor presupuestario se ha relajado.

En este sentido, la OCDE considera que las rebajas fiscales aprobadas por muchos Estados miembros no tendrán en todos los casos el efecto deseado, de impulsar la demanda, sino que añadirán presiones inflacionistas sobre sus economías.

"Para que sean sostenibles a medio plazo, las rebajas fiscales deberían estar acompañadas de un estricto control en el gasto".

A su juicio, todos estos factores condicionan fuertemente las decisiones de política monetaria que pueda adoptar ahora el Banco Central Europeo, aunque las presiones inflacionistas se ha-yan suavizado. Con esta afirmación, la OCDE respalda una por una las cautelas mostradas por el presidente del BCE, Wim Duisenberg, para evitar las presiones en favor de una rebaja de los tipos de interés.

De hecho, la organización considera que durante este tiempo, y más allá de cierta falta de claridad sobre su política, las decisiones del banco sobre los tipos de interés han sido "apropiadas".

En este momento, la OCDE advierte que de mantenerse la relajación fiscal, puede evitar que la política monetaria contribuya al crecimiento o, al menos, mantenga un efecto neutral sobre el mismo.

Aunque por el lado de los precios la institución considera que las presiones han disminuido respecto a sus previsiones de noviembre y que la inflación seguirá reduciéndose a lo largo de este año, también reconoce que no se puede prever la duración de la moderación salarial ni en qué medida se han incorporado a los nuevos convenios el aumento de los precios del pasado año.

Dudas sobre la inflación

Además insiste en que la debilidad del euro introduce presiones inflacionistas por el lado de las importaciones y que el BCE deberá seguir muy de cerca cualquier señal de aceleración de la productividad en la zona euro.

La OCDE ha elaborado sus perspectivas asumiendo, en-tre otros factores, una pequeña rebaja de tipos a mediados de año, pero también lanza una advertencia al BCE: "Si las condiciones externas o domésticas empeoraran y si los riesgos de desaceleración se hicieran más pronunciados, estos factores reducirían las presiones sobre los precios y entonces puede ser necesaria una relajación de la política monetaria".

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